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El orgasmo es nuestro

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¿Sabías que el 91% de los hombres experimentaron un orgasmo durante su último encuentro sexual frente al 64% de las mujeres?, según informa un estudio de Center for Sexual Health Promotion de la Universidad de Indiana.

Además, según este mismo centro, el 47% de las mujeres respondieron que necesitan estimular el clítoris para alcanzar el orgasmo, mientras que un 36% aseguró que, aunque no es necesario estimularlo para tener un orgasmo, sí mejora la experiencia.

¿Sabías que en España el 22,5% de las mujeres españolas no llega al orgasmo nunca o casi nunca durante las relaciones entre hombres y mujeres?

Pero sin embargo, un estudio presentado por AsapSCIENCE indica que el orgasmo también varía dependiendo del tipo de relación sexual, es decir, si es una pareja heterosexual o bien una pareja homosexual. En este sentido, el estudio destaca que, aunque en el caso de los hombres no se muestran diferencias significativas, en el caso de las mujeres que mantienen relaciones sexuales con otra mujer experimentan un clímax un 12% más largo en comparación con las relaciones heterosexuales. Este hecho se debe, según el estudio, a la duración de las relaciones sexuales, que aumenta considerablemente en el caso de las relaciones entre mujeres debido a que no son relaciones tan “genitalizadas”.

El orgasmo femenino está rodeado de controversia, como toda nuestra sexualidad.

A día de hoy todavía dura una de los eternos debates que más daño hace a nuestra sexualidad, como es el hecho de dividir nuestros orgasmos en dos categorías: el vaginal y el clitoriano. Esta distinción que seguimos sufriendo en nuestros tiempo, se la debemos, cómo era de esperar, a un hombre, en concreto, al señor Sigmund Freud, que se atrevió a decir: “el orgasmo por clítoris es adolescente, y una vez terminada la pubertad, cuando se consuma el coito con los hombres, las mujeres deberían transferir el centro de su orgasmo a la vagina». Y se quedó tan ancho.

¿Cuántas veces te has sentido rara por pensar que algo le pasa a tus orgasmos que no son “normales”? ¿Cuántas veces has dudado hasta de tu sexualidad pensando que no eras capaz de “llegar al orgasmo”?

¿Cuántas veces tus relaciones sexuales han terminado cuando tu compañero ha tenido un orgasmo y tú aún ni si quiera estás excitada?

¿Cuántas veces has reclamado tus orgasmos, pidiendo lo que te gusta, o indicando cómo alcanzarlo, pero no te has sentido ni escuchada ni respetada?

¿Cuántas veces te has sentido mal por tener orgasmos tú sola masturbándote pero en pareja ser incapaz de sentir uno?

¿Cuántas veces has oído que la mujer es “más lenta” para conseguir un orgasmo?

¿Y cuántas veces te has sentido mal por no tener un orgasmo en un coito? Como si esta técnica fuera la única posibilidad para tener placer o como si necesitáramos un pene para disfrutar…

Bueno, pues tranquila, porque no te pasa a ti sola, ni te pasa nada raro, ni es tu culpa. Se llama patriarcado, y ha sido y es, el encargado de anular y limitar la sexualidad femenina.

Pero el orgasmo es tuyo amiga, y solo tuyo. Y tú eres la responsable de sentirlo, vivir, provocarlo y abandonarte a él. Sola y en compañía. Con tu vagina, tu clítoris, tus pies o tus orejas. El orgasmo lo podemos sentir cómo y dónde nos dé la gana.

Porque el único órgano donde se produce realmente el orgasmo es el CEREBRO.

Cuando hablamos de orgasmo, estamos hablando de un reflejo nervioso que se produce como respuesta a la estimulación generada en la fase de excitación. Es decir, nos podemos excitar cómo y dónde queramos, ya que tenemos un cuerpo entero destinado al placer.

 

 

Pero el orgasmo como tal, solo se produce en nuestra maravillosa mente, por eso es tan importante desmitificar y eliminar de nuestros pensamientos todas las creencias que acompañan a nuestra sexualidad.

Lo único que necesitamos para rendirnos al máximo placer es estar relajadas y excitadas, sintonizadas y conectadas con nuestra sexualidad, es decir, conocernos y escucharnos. Saber lo que nos gusta y lo que no, experimentar, probar, descubrirnos…en definitiva, ser egoísta y lo que considero que es más importante: saber ABANDONARSE.

Dejarte llevar y permitir que el reflejo se dé. Dar rienda suelta al placer.

Nada más.

 

Por Laura Moreno Jiménez-Bravo

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1 Comentario
  • 9 enero, 2021 en 14:41
    Ana R

    La “controversia” respecto al orgasmo vaginal/clitoriano es gratuita e interesada.

    La respuesta fisiológica que corresponde al orgasmo, identificada por Masters y Johnson, que es la misma en hombres y mujeres (liberación súbita de tensión y vasocongestión pélvica y contracciones rítimicas de la musculatura pélvica) nunca se ha observado, medido o registrado en un laboratorio estimulando el interior de la vagina. Sólo se ha observado, medido y registrado estimulando el clítoris.

    Los estudios que apoyan o hipotetizan sobre la existencia del “orgasmo vaginal, del punto G, uterino…” se basan en testimonios subjetivos de las participantes en el estudio, no en datos físicos objetivos.

    La frase “El orgasmo lo podemos sentir cómo y dónde nos dé la gana” está cargada de buena voluntad, pero no nos hace ningún favor a las mujeres. Sugiere que existen diversas estimulaciones para que se dé un orgasmo, cuando sólo se ha podido observar de forma objetiva en un laboratorio mediante la estimulación del clítoris.

    A un hombre nunca se le animaría a relajarse, dejarse llevar, descubrir lo que más le gusta… para llegar al orgasmo. Todo el mundo sabe qué estimulación necesita un hombre para llegar al orgasmo. ¿Por qué tanta complejidad en el caso de las mujeres? ¿A quién beneficia?

    Mantener la noción de “diversidad de orgasmos” femeninos (no comprobada científicamente) nos aleja de la “igualdad orgásmica” entre hombres y mujeres.

    https://sciencesexandtheladies.blogspot.com/2012/10/yeah-you-heard-me-vaginal-stimulation.html