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Sarah

Sarah fue asesinada como otras muchas mujeres en todo el mundo. Según los datos publicados, solo en el Reino Unido, 118 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 2020. En España, 83 según Feminicidios.net, la web que lleva el verdadero conteo de los crímenes machistas de este país.

El comportamiento de la policía británica ha sido desproporcionada y humillante en cuanto al trato recibido por sus agentes, sobre el grupo de mujeres que convocó una vigilia en memoria de Sarah.

Una mujer sola no puede andar por la calle a las nueve y media de la noche. No puede ir tranquila de un punto a otro de la ciudad sin esperar ser atacada por algún hombre. Disfrutar de un paseo con la libertad que tiene cualquier ciudadano. La sociedad machista sigue dando recomendaciones a las mujeres para que eviten ciertos sitios, ciertas horas y ciertos comportamientos. No tendríamos que tener asumido que andar por las aceras puede suponer un peligro para nuestra seguridad. El machismo se esconde detrás de todas las esquinas esperando a una mujer para quitarle la vida.

El desalojo de las mujeres concentradas ha hecho indignarse a parlamentarios y al Primer Ministro, incluso la Duquesa de Cambridge, Kate Middleton, acudió al parque donde se realizaba la concentración, sola, sin séquito ni vigilancia. Caminó por las calles por donde Sarah fue secuestrada y posteriormente asesinada, en una muestra de solidaridad y sororidad con la joven y el resto de mujeres de su país.

Su presunto asesino, un policía de 48 años que ya había sido sospechoso de exhibicionismo en un local público, será juzgado por un crimen atroz, cometido a una desconocida por el hecho de ser mujer. Se investiga las irregularidades que pudo cometer la policía contra su exhibicionismo porque no está claro que se aplicase la ley tal y como se debería haber hecho.

Estamos en pandemia y se prohíben muchas cosas por la seguridad sanitaria, pero otras se dejan hacer sin miramientos. De hecho, entre las normas del Covid en el Reino Unido no se incluye la prohibición de las manifestaciones. Aun así, todas hemos visto a los policías arrastrando chicas para terminar con una vigilia, con mascarilla y sentadas pacíficamente que solo mostraba las luces de los móviles enfocando al cielo y lanzaban al aire desgarradores gritos exigiendo justicia.

Scotland Yard se ha visto reflejada. Se han mostrado inflexibles a la hora de multar a las convocadas, tras una sentencia judicial que las daba la razón, de arrastrarlas o de echarlas de la calle a empujones, tirándolas al suelo. ¿Es por qué el criminal es uno de ellos? ¿Compañerismo, corporativismo machista que defiende al agresor antes que a la víctima? ¿O es simplemente porque como mujeres deben aceptar su destino y dejarse de quejas? ¿Qué veían los agentes al empujar a las mujeres que, indignadas reclamaban justicia para Sarah y todas las demás? ¿Veían a personas tan criminales como el asesino?

La sociedad nos odia. Nos trata como a seres inferiores que no deben demostrar su indignación e impotencia sino mantenerse calladitas, con la cabeza gacha y aceptando que la violencia y el asesinato es algo que está en nuestras vidas, una más de las miles de situaciones insoportables que nos tenemos que tragar. Se buena, quédate en casa, no salgas, no bailes, no bebas, no te relaciones, no camines de noche (en marzo en Londres anochece a las seis de la tarde), huye, escapa, escóndete, protégete…todo eso en vez de enseñar a los hombres que no se viola, no se mata, no se acosa, no se secuestra, no se asusta a una mujer. La víctima siempre culpable de lo que le suceda. En un robo, a los robados no se los trata como a culpables. En un asesinato machista, la mujer siempre puede serlo. En la mente de millones de personas asalta la duda de “qué habrá hecho o qué estaría haciendo”. Debe ser que nos exponemos voluntariamente a ser agredidas.

Los avances del feminismo no son nada si las leyes no van de su lado. Nuestras reclamaciones de sociedades más justas e igualitarias caen en saco roto si no van acompañadas de sanciones ejemplarizantes y de educación firme y constante. No somos el sexo débil y por lo tanto no necesitamos que se nos considere como personitas especiales que necesitan un trato distinto. Somos la mitad de la población del planeta y necesitamos legislaciones que nos otorguen esa categoría. Nuestra vida es tan importante como la de cualquiera. Y nuestras protestas cuando descubrimos que no es así, son más legitimas que todas las demás. Es nuestra existencia la que está en juego.

El Reino Unido tiene leyes de identificación de género. Cualquiera puede proclamarse mujer y serlo judicialmente hablando. Pero a las que matan es a las mujeres. A las que no se tienen que declarar nada porque lo son. Las asesinadas de Europa, América, Asía, África y Oceanía son mujeres. Son niñas. Son seres humanos a los que un hombre o un grupo de hombres, deciden sin contar con ellas, que sus vidas les pertenecen y pueden hacer con ella lo que les plazca.

Basta ya de asesinatos, basta de represión sobre las mujeres. Cada vez que alguien, aunque sea sutilmente, duda ante un crimen de este calibre; cada vez que un policía, juez o legislador duda de nosotras, está siendo cómplice del criminal. La violencia no tiene SEXO dicen siempre. MENTIRA. Si lo tiene y siempre las víctimas somos las mismas. LAS MUJERES. Sin apellidos, ni categorías, ni distinciones. Nos matan por ser mujeres y nos quieren calladas por lo mismo.

Por Belén Moreno  @belentejuelas

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