La Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, 1/2004, está dedicada a ‘’prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género, y prestar asistencia a las mujeres, a sus hijos menores y menores sujetos a su tutela[…]’’
En la actualidad, tras el largo historial de sucesos violentos que han sufrido las mujeres a lo largo de la historia, es innegable la importancia que cobra dicha ley y su utilidad; aunque durante mi periodo académico como promotora de igualdad no dejo de perseguirme con la misma pregunta: ¿Por qué una ley que, específicamente, ampara al colectivo de mujeres víctimas da tanto temor su uso? ¿Por qué aquello que nos protege como mujeres sigue siendo la pared donde rebota el problema y no el clavo que lo desinfla?
El 35% de las mujeres han sido víctimas de violencia física y/o sexual a nivel mundial. En España, en el año 2002 se produjeron 30.199 denuncias de mujeres por maltrato de su pareja, mientras que en 2008 las cifras ascendían a 142.125 denuncias, suponiendo un incremento del 12’5% respecto a 2007, y unas 400 denuncias diarias. La población mayormente afectada fueron mujeres en edades comprendidas entre los 25 y 34 años.
Hablamos de mujeres, porque los menores ya van implícitos en ellas. Ser mujer en situación de violencia de género significa sufrir por doble: por ella y por sus hijos. Cuando ella ya no sobrevive, ¿dónde queda el menor?
Entre el 30% y el 60% de casos de violencia de género solapan al maltrato infantil. En España, según el CGPJ, desde 2003 hasta 2019, 765 niños quedaron huérfanos como consecuencia de esta violencia.
El 6% de los maltratadores reinciden al terminar su condena. En 2020, 3 de cada 10 condenas han sido absueltas.
Aunque por cada año las cifras son inferiores, nunca hay que pasar por alto aquellas denuncias que nunca pudieron realizarse. Hay que recordar a las mujeres que sufren diariamente esta lacra y que su situación es totalmente desconocida, las sin nombre, que temen por su vida si reaccionan.
La ley nos ampara, los datos, poco a poco, son más optimistas, pero me pregunto sobre la utilidad de tanta información sin saber qué hay de nuestra sociedad. Qué hay con Mónica Linde, Nancy Paola, María Belén, Ana Avelina, Miren, y el resto de las 30 mujeres olvidadas de este año. Qué hay de su imagen en los periódicos, noticias televisivas o la radio, tan amiga de las noticias escondidas. Sus nombres solo son recordados bajo las premisas de una manifestación, bajo los discursos informales y no los diplomáticos. Se suelta la bomba y nos explota la información en la mente, vemos chispas de dolor que nos acaban cegando y para el que nos colocamos venda y ya no vemos herida.
Ya no existe, porque el dolor no es nuestro.
Como futura promotora de igualdad, mi finalidad es la prevención de la violencia de género, informar y sensibilizar sobre ello. Como futura promotora de igualdad, como persona y, sobretodo, como mujer, mi finalidad es dar voz a todas aquellas 37 mujeres que en 2020 ya no la poseen.
Nuestra finalidad, como sociedad, es darnos cuenta que no es una ley la que nos protege, sino que, en conjunto, somos nuestro propio escudo. Y no hablo únicamente para las mujeres, también hablo para los hombres. Hoy llamo a esta gran unidad para que el peán (grito de guerra jónico) sea más alto que nunca. Porque hoy quiero proclamar la voz de quienes me leen y escuchan, para dárselas a Concepción, Mª del Mar, a Manuela, y a todas aquellas mujeres que ya no están. Ellas no nos pueden escuchar, pero nosotras y nosotros sí podemos hacerlas oír.
El amor no duele, las sin nombre tienen nombre, apellidos y una familia que sostener mientras agarran su corazón entre sus manos porque no saben hasta cuánto más podrán soportar. Las sin nombre son ellas, tú, yo, todas nosotras.
Las que por ahora no son conocidas, las que ya lo son y las que quedan por conocer. Todas tienen voz, todas la tenemos y nunca debemos olvidarlas.
Por ellas y por nosotras, por todo lo que nos queda por recorrer y frenar en esta continua línea de violencia injustificada.
Por mí y por todas mis compañeras.
“Para muchos, permanecer a salvo consiste en cerrar puertas y ventanas, y evitar los lugares peligrosos. Para otros no hay escapatoria, porque la amenaza de la violencia está detrás de esas puertas, oculta a los ojos de los demás.” (Gro Harlem Brundtland, Directora General de la Organización Mundial de la Salud, 2002)
Por Irene Sauceda
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
– https://www.separadasydivorciadas.org/2020-mujeres-parejas/ – http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1695-
61412014000100022
– http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1695-
61412014000100022
– https://www.europapress.es/epsocial/igualdad/noticia-denuncias-violencia genero-cayeron-146-segundo-trimestre-2020-confinamiento
20201002113725.html
– https://cadenaser.com/ser/2019/02/14/tribunales/1550173136_478137.html – https://www.elmundo.es/espana/2020/06/17/5ee9ebdffc6c8344748b4583.html –
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