Ayer, 25 de Noviembre, se celebraba el día de la eliminación de la violencia de género y no sabemos si por una alineación de los astros también murió Maradona. Durante todo el día la lucha feminista estuvo presente en las redes hasta que la noticia de la muerte del argentino acaparó todos los focos. El morbo acabó desbancando la reivindicación.
-¡Di no a la Violencia de…espera que ha muerto Maradona!- Podríamos concebirlo como una humillación en toda regla para las mujeres y, ante todo, para las víctimas de violencia de género. Es algo normal que el morbo acapare la atención, lo que no resulta tan normal, o no debería, es que un “supuesto” maltratador como Maradona se sitúe por delante de la lucha contra la violencia de género.
¿Se puede separar al autor de su obra? ¿Se podría separar al futbolista del hombre que tiene varias denuncias por violencia de género y ha sido asociado a una red de pederastas? En mi opinión no. Maradona siempre formará parte de la historia y de la cultura del fútbol, pero resulta cuanto menos hipócrita venerar a un grandioso futbolista mientras que a la salida de los partidos se dedicaba a pegar palizas a sus parejas en combinación con una fiesta blanca. Una cosa es ensalzar sus regates y otra muy diferente referirnos a él como el dios.
Estamos alabando a Maradona mientras clamamos que la solución a las violaciones y los asesinatos machistas es la prisión permanente revisable e incluso algunos hablan de pena de muerte. ¡Qué gran lección! Eso sí, si el agresor es un hombre famoso, privilegiado y encima futbolista lo dejamos para más tarde. Aquellos que usan el falso argumento de que a los inmigrantes se les juzga con mayor piedad porque son un grupo vulnerable son los mismos que caen rendidos ante el fútbol aunque les escupa en la cara.
No es algo novedoso, así se ha escrito toda la historia. A la mujer se le pone en jaque constantemente y ante la duda, tú la culpable. No obstante, el hombre es inocente hasta que se demuestre diez veces lo contrario. No lo digo yo, lo dijo uno de los jueces del caso de la Manada que aun viendo como la víctima era violada por turnos afirmó que los gritos eran de placer y no de sufrimiento. Deleznable.
Maradona acudió a multitud de platós de televisión para dar su versión sobre las acusaciones. En uno de ellos se refirió a su ex novia diciendo “yo no soy un pegador, pero era para arrancarle la cabeza a Rocío Oliva”. Afirmaba que no era un maltratador mientras se publicaban multitud de vídeos donde se observaba un trato vejatorio hacia su mujer. Se difundieron además unas fotos con chicas desnudas que parecían ser menores, además, el grupo Anonymous lo asoció con una red de pederastia ligada a Epstein, el violador que tenía a los menores secuestrados en una isla.
Imaginaos por un momento que el 11M, en el día de recuerdo a las víctimas de dicho atentado, muere un cantante yihadista muy famoso y las redes comienzan a llenarse de mensajes de cariño y admiración porque hay que separar al cantante del yihadista. Y si crees que este ejemplo no tiene nada que ver con la violencia de género escuchemos a las 1074 familias que han perdido a sus hijas, madres, hermanas o nietas por el simple hecho de ser mujeres. Qué mínimo que respetar su dolor durante el 25N.
El 8 de Marzo no nos preguntemos qué podemos hacer mientras el 25N nos compramos una camiseta de Maradona.
Por Carmen Esteban @carmenestebann
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