El día 25 de noviembre se estableció como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer por un motivo concreto. El asesinato de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, tres activistas dominicanas a las que le arrebataron sus vidas el 25 de noviembre de 1960, durante la dictadura de Rafael Trujillo Molina. Por eso, se fijó este día, primero acordado en 1981 por el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. Y, unos años más tarde, en 1993, por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, que formalizó este día como el día internacional contra la violencia de género, junto con una primera Declaración sobre la erradicación de la violencia contra la mujer.
La ONU define la violencia contra las mujeres como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.
La violencia machista se manifiesta de diferentes maneras, según lo clasifica la ONU: violencia por un compañero sentimental (ya sea violencia física, maltrato psicológico, violación conyugal, feminicidio), violencia sexual y acoso (insinuaciones no deseadas, actos sexuales forzados, violación, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero, acoso cibernético), trata de seres humanos (esclavitud, explotación sexual), mutilación genital y matrimonio infantil.
La violencia de género no nace de la nada. Es una cadena que comienza por la violencia psicológica, con los desprecios, la anulación, las prohibiciones y las primeras agresiones físicas. Es posible que antes de llegar a este punto se hayan dado comentarios, actitudes o comportamientos casi imperceptibles, fruto de una sociedad machista.
Pero, realmente, ¿dónde se inician estos comportamientos machistas?
La Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género protege a las víctimas de manera que deben estar asistidas desde el inicio con ayuda psicológica y/o económica. Sin embargo, es posible que esto no sea suficiente, no solo para ayudar a las víctimas, sino para erradicar por completo esta lacra social que es la violencia machista.
La educación es el principal problema de donde surgen todos los comportamientos machistas y sexistas. Una educación que elimine, en primer lugar, los tópicos falsos con los que se pretende desprestigiar al movimiento feminista que lucha por la liberación de la mujer, como puede ser la supuesta abundancia de denuncias falsas por parte de las mujeres, hecho que en realidad supone un 0,01%, con lo cual, no es noticia. Partiendo de esta base, debe continuar con otros actores que están directamente implicados con la mejora de este gran problema social, como son los jueces, médicos, fuerzas de seguridad, asistentes sociales, etc., y que rara vez cuentan con una adecuada formación en la materia.
Aunque se ha avanzado en cuanto a los derechos de la mujer, aún queda mucho camino por recorrer pues, con fecha de este año son 1.074 mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas desde el 2003, según el Ministerio de Igualdad.
Y no, no es justo que esas mujeres hayan sido asesinadas solo por ser mujeres y por todo lo que conlleva seguir viviendo bajo este sistema patriarcal que contra el que trabajamos de manera constante por derrumbar.
Por eso, hoy y cada uno de los días, estamos con cada una de vosotras. Por las que habéis pasado por ello, por las que lo estáis pasando y las que, por desgracia, van a sufrirlo, ya sean ellas mismas, o sus primas, hermanas, madres, amigas, conocidas…
Mónica y su hija Ciara, Olga, Judith, Liliana, María Concepción, Manuela, Rosa, Lorena, Clara, Ana María, Alina, María del Mar, Manuela S., Concepción, Mónica, Miren y su hija Paula, Karina, E.G.P., Annick, Josefa A., María Belén, Madalina, Gloria, Carolina, Lillemor, Teresa, A.P.L, Alina Erica, Rosalía F.M., Nancy Paola, Yesica Daniela G., Saloua, Eugenia C., Susana C., Li Na…
Estamos todas en esto.
#NiUnaMás
Por Sofía Furse (@sofiafurse)
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