En las sociedades actuales, estar delgada es sinónimo de belleza y de tener una vida saludable, aunque la realidad sea, muchas veces, diferente a lo establecido. Estos cuerpos idealizados entre los que nos hemos criado han legitimado una opresión hacia las personas gordas y con cuerpos que se salen de lo establecido, de lo que se considera «normal» y les incita constantemente a conseguir estar como ellas.
En tiempos de coronavirus, son muchas las personas que han decidido hacer ejercicio en casa para mantener su rutina física o para empezar ese reto que se habían marcado como propósito de fin de año. Pero, ¿cuál es el verdadero objetivo de empezar a practicar deporte? Como dice Flavita Banana, una de las ventajas de la pandemia es empezar a ver qué cosas hacíamos por cuidado propio y que otras hacíamos por cumplir con lo establecido. Y, con el tiempo que ha pasado, ya podemos sacar alguna que otra conclusión.
La gordofobia, la presión social y el bullying constante que padecen, sobre todo las mujeres, es una marca que cuesta hacer desaparecer. Pesamos la comida, controlamos nuestros caprichos, pasamos hambre. Todo, por miedo a engordar. ¿Por qué? Por la promoción de la delgadez extrema que nos inculcan desde pequeñas, la necesidad de estar siempre perfectas. Anuncios de televisión, el tallaje de las marcas de ropa, los productos de belleza e incluso los asientos del transporte público. La sociedad está pensada para personas delgadas, donde tu misma acabas siendo tu opresora por querer llegar a ese objetivo prácticamente inalcanzable y por acabar frustrándote. Esta sociedad construye cuerpos más válidos que otros, y es una norma muy difícil de romper.
Intentamos creer que decidimos hacer ejercicios por nosotras mismas y por nuestra salud, y en algunos casos es así, pero en otros tu prioridad siempre acaba siendo tu físico. Cueste lo que cueste. Porque esta necesidad por empezar a cuidarte y hacer deporte es colectiva, porque muchas de esas personas tienen un objetivo común: un cuerpo aceptable. Y eso se convierte en una decisión por imposición, y no una elección libre.
Un tweet de la influencer Paula Gonu ha desatado bastante polémica por dar a entender que se necesita seguir una dieta para tener un cuerpo «ideal» en verano: «Oye si van a cerrar las playas que lo digan ya y sigo comiendo tranquila». Aunque sean comentarios sin malas intenciones, son estas las ideas que provocan ansiedad y consecuencias graves para personas que están lidiando con su cuerpo y su autoestima.
Hasta que no consigamos normalizar todo tipo de cuerpos y entendamos que hay tantos cuerpos como personas no seremos capaces de convivir en paz sin presiones estéticas imposibles, que solo nos limitan y nos hacen sentir inferiores, poco atractivas e inseguras.
Que la prioridad seamos nosotras, que el deporte se convierta en nuestro aliado y que la sociedad no sea nuestra enemiga.
Por Ariadna España (@Ariespaso)
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