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Los Bundys de a pie

https://www.youtube.com/watch?v=1NWfys7q4x4

 

Ted Bundy fue uno de los primeros «psicópatas» de la Historia.

No es que antes no hubieran existido, es que antes, en los años anteriores a su caso, no se sabía lo que era un psicópata. No existía esa denominación, al igual que la de asesino en serie.

Pero no os voy a hablar sobre la historia de la criminología. 

Ted Bundy realizó esta declaración un día antes de morir, como dice el vídeo, en la última entrevista que concedió.

Ted Bundy, asesino confeso de 30 mujeres, murió con el secreto de a cuántas más quitó la vida.

Ted Bundy, antes de matarlas, las violaba y las torturaba, incluso una vez muertas las volvía a violar.

Tampoco os voy a hablar sobre psicópatas.

Ni siquiera sobre asesinos.

Todo eso viene después.

Ted Bundy en estas declaraciones habla del daño que le ha hecho a él, por extensión a sus víctimas, y a otros miles, millones de hombres más, por extensión a miles y millones de mujeres, el consumo de pornografía.

Ted Bundy,  asesinado en la silla eléctrica un día después de esa declaración,  o confesión, hace en ella uno de los análisis más racionales, objetivos y claros de a lo que conduce el consumo de pornografía. 

Ted Bundy se refiere a la pornografía que él consumió de pequeño, años 30 y 40, en su adolescencia, años 50, hasta su madurez y ejecución, años 60 y 70. 

Ted Bundy no conocía, y lógicamente no podía ni imaginar, cómo sería la pornografía en el siglo XXI.

Aunque os he dejado el enlace al vídeo y tenéis estas declaraciones en la serie documental de Netflix, «Conversations with a killer: The Ted Bundy Tapes», quiero comenzar con la transcripción de esa confesión.

«- Ted, how did it happen? Take me back. What are the antecedents of the behavior that we’ve seen? So much grief, so much sorrow, so much… pain for so many people! Where did it start, how did this moment come about?

– …That’s the … question in the hour and one that not only … People more intelligent than I are working on for years and one that I have been working on for years and trying to understand … it … (laugh) Is there enough time to explain it all ? … I don’t know … I think understand what happened to me … To the extent that I … I can see how certain feelings and ideas have developed in me to a point that I began to act out on them. Some very violent and very destructive feelings …

– Well … Let’s go back then to those roots … First of all, you, as I understand it, were raised in what you consider to be a healthy home…

– …Absolutely…

– You were not physically abused, you were not sexually abused, you were not emotionally

abused….

– No, in no way. I … and that’s part of the tragedy of this whole situation. Because … I grew up in a wonderful home with two … dedicated and loving parents, as one of five brothers and sisters. A home … where we, as children, were the focus of my parent’s lives. We regularly attended church… Two Christian parents … they did not drink, they did not smoke, there was no gambling, there was no physical abuse or fighting in the home. I’m not saying this was … “Leave it to Beaver” [American television situation comedy, from 1957 to 1963].

– One perfect home…

– No, I don’t believe that such a home exists, but it was a fine, solid Christian home. And nobody, hum … I hope no one will try to take the easy way out, and try to blame or otherwise accuse my family of contributing to this … Because, I know, and I’m trying to tell you as honestly as I know how, what happened. And I think this is a message that we can get across.

But as a young boy, (and I mean boy of 12 or 13, certainly), I encountered, outside the home again, i … the local grocery store and the local drug stores, the softcore pornography, (or what people call “softcore»)  …As I think as I’ve explained you last night, that this … anecdote that as young boys we explore the backdoors and… the sideways and byways of their neighborhoods, and often times the people would dump … the garbage and whatever they’re cleaning out their house and from time to time, we come across pornographic books of a harder nature than … a more graphic, you might say, a more explicit nature of what we would encounter, let’s say, in your local grocery store. And this also included such things as, let’s say … detective magazines…

– Those included violence.

– Yes, yes. And this is something that I want to emphasize, this is the … the most damaging … kinds of pornography , (and again I’m talking from personal experience … hard, real, personal experience),  so the most damaging kinds of pornography, are those that involves violence and sexual violence. Because the wedding of those two forces , (as I know only too well), brings about behavior that is just … Hum… just… too terrible to describe.

– Walk me through that. What was going on in your mind at that time?

– Okay, before we go any further, it is important to me that people… believe what I’m saying, and to tell you that I’m not blaming pornography. I’m not saying it caused me to go out and do certain things. I take full responsibility for whatever I’ve done and all the things that I’ve done. That’s not the question here. The question… and the issue is how this kind of literature contributed and helped mold and shape the kinds of violent behavior.

– It fueled your fantasies.

Fueled … Well, in the beginning, it fuels this kind of … thought process. Then, at a certain time, it is instrumental in crystallizing it, making it into something which is… almost a separate entity inside. And that points you at the verge, I was at the verge of acting out on this kind of fantasy».

(La transcripción completa aquí: https://www.academia.edu/4921305/A_Transcript_of_Ted_Bundys_Final_Interview)

 

En su momento, se apresuraron a decir que, como psicópata de manual, Bundy intentaba echar balones fuera y disuadir a las masas de su inocencia, (una de las características del psicópata).

Incluso todo un juez federal se escandaliza: «¡Cómo puede echar la culpa a la pornografía! ¡Qué tontería!», (lo podéis ver en el documental de Netflix). 

Claro, cómo puede echar la culpa de esos crímenes tan atroces y de ese comportamiento tan perturbado a algo tan didáctico y sano como el porno. Solo a un demente se le podía ocurrir tal cosa.

Ted demostró, una vez más, su superioridad intelectual frente a sus ejecutores: deja bien claro que no culpa a nadie más que a él mismo, pero ha buscado en su interior y ha encontrado causas, incluso se permite advertir.

No hace falta llegar a ser él, simplemente, recuerda: esta «literatura» puede crear y moldear un comportamiento violento, no solo sexual, pero siempre hacia la mujer. 

Es demencial que Ted Bundy no solo haga un análisis certero, sino que precognice lo que está por llegar.

Como demencial es que, hoy en día, nadie haya llegado a este análisis, no ya profesionales, sino cualquier hombre, cuando se habla de violaciones, maltratos y abusos hacia las mujeres.

Muy al contrario, 45 años después, todos son como ese juez que, echándose las manos a la cabeza, dice: «¡Ese es un psicópata! Eso no viene del porno, que no intente buscar excusas ni culpables más que su mente enferma».

Pero ahí está, mucho antes de llegar a tocar a una mujer, un chico de 12 o 13 años, (o más pequeño incluso), ya no tiene que rebuscar en la basura de los vecinos, con sentarse delante del ordenador en su propia casa, o con teclear en su móvil o tablet, tiene ante sí todo la pornografía del mundo, ¡gratis y sin barreras!

Si en el año 74 la pornografía se diferenciaba en «softcore», (suave),  y «hardcore», (dura), con los años esa línea se ha vuelto muy difusa. El ser humano siempre quiere más e ir más allá, en todos los ámbitos, y este no iba ser menos.

Lo que entonces era «softcore»,  hoy ya no es ni pornografía. Y el «hardcore» cada vez parecía más «softcore»  al repetirse tanto y tanto: «renovarse o morir», el hombre se cansa enseguida de ver lo mismo, necesita un pasito más cada vez, otro más y otro…

Así, en 2019, una mujer es follada por el culo por 4 o 5 hombres a la vez.

Las violaciones tienen que ser cada vez más auténticas.

Los desgarros se deben ver y se tiene que apreciar el dolor.

Los récords de mamadas o polvos cuantos más bestias y numerosos más aplaudidos: 50, 60, 70 hombres… 

Los vídeos caseros, directamente robados, llegan a ser vistos por millones.

Y ahí tenemos a esos chicos, que por vergüenza y tabú, no preguntan absolutamente nada, aprendiendo lo que es el sexo con una guía tan completa como PornHub.

Hay una horrible diferencia entre Ted Bundy, (el psicópata, enfermo, el asesino y torturador), y los hombres del siglo XXI:

Para Ted el porno comenzaba alimentando el lado oscuro de la fantasía y, después, convertía y conducía al filo, al comportamiento violento extremo. Sacaba lo peor de él, le daba forma. Era un catalizador. La violencia estaba en él y era contra la mujer. El psicópata era consciente de que hacía daño, de que infringía dolor a un ser humano, de que causaba víctimas. Se sabía culpable de algo aterrador, aunque no lo paraba, pero sabía quién era el verdugo, el depredador y quién la presa, la víctima. Incluso cuando intentaba exculparse, no hablaba de denuncias falsas de las mujeres o sus familias, no, dirigía sus iras hacia la justicia americana por apuntarle como chivo expiatorio ante su inutilidad. 

Para los hombres de hoy, señores de a pie, (no hace falta irse a una cárcel de máxima seguridad), tu vecino, tu colega, tu primo, tu pareja… La pornografía es el reflejo de lo que el sexo debe ser, de las maneras que un hombre puede y tiene que llevar a cabo para llegar al placer. La violencia no está en ellos. La violencia está en el sexo y sin ella, no hay placer. Por lo que la mujer es simple y llanamente un instrumento. No dejan víctimas. No son culpables. Incluso las intercambian: las culpables son las mujeres: ellas provocan, calientan, mienten… a unos hombres que son  sus víctimas, de su propia naturaleza y de un sistema antinatural que no les apoya, muy al contrario, condena su fisiología masculina.

Entre los consumidores, antiguos alumnos, de la pornografía también hay policías, abogados, fiscales, jueces, políticos…

Si una vez hablé del poder económico de la pornografía, hoy clamo por el poder social de la misma. Todos esos que deberían apuntar hacia una de las más poderosas causas de la violencia contra la mujer, creen que es algo totalmente normal e incluso entrañable que los chicos vean porno: «Nos hemos encontrado que todos los culpables por violación y abusos veían porno, incluso grabaron sus vídeos, pero eso no quiere decir que todos los consumidores sean unos psicópatas asesinos y violadores».

No, claro que no, pero todos sus consumidores tienen una idea equivocada de lo que es el sexo. Todos sus consumidores no ven disfrutar a una mujer ni una sola vez,  o creen que disfruta con algo totalmente demencial, (como un bukake con 10). Todos esos que no son violadores, ni asesinos, quizá alguna vez pongan la cara de su pareja contra la pared o contra el colchón y aprieten, o le tapen la boca porque esos no son gemidos de placer, o la convenzan para hacer algo doloroso porque a él le causa placer. 

Quizá todos esos que son solo aficionados piensen que una chica que lleva la mini muy corta y el top muy pequeño está «buscando guerra», sobre todo si está sola por la noche. O puede que entre amigos comenten la pasada que sería follarse a una entre cuatro, cinco o seis y «dejarla destrozada». 

Es curioso que en los programas y series se intente evitar, incluso se haya prohibido, que la gente fume. O se avise de que ciertas escenas no se pueden intentar en casa, son muy peligrosas. O haya películas con una advertencia de violencia e imágenes extremadamente duras.

En el porno no hay absolutamente nada de eso, incluso se llevan las manos a la cabeza: «No somos tontos, sabemos que es ficción». Entonces no entiendo por qué en los otros ejemplos que he mencionado sí hay que resaltarlo.

¿Por qué se censuran y se revisan películas, videojuegos, e incluso discos, que dicen haber visto autores de matanzas, asesinos en serie, o terroristas?

¿Por qué se evita hablar del suicidio en los medios por el llamado «efecto llamada»?

¿Por qué se prohíben las armas si somos conscientes y sabemos que podemos matar con ellas, «no somos tontos»?

¿Por qué cuando un violador y asesino declaró que lo había visto en una película porno solo quedó en mera anécdota del caso?

¿Por qué nadie en su sano juicio ve una correlación entre que todas las manadas y violadores graben sus «hazañas» y las compartan, y la pornografía?

¿Por qué nadie tampoco se lleva las manos a la cabeza cuando los vídeos más buscados de la red son los de esas violaciones  y otros abusos reales?

¿Por qué nadie se pregunta qué le pasa si se excita viendo a una mujer sufrir?

¿Por qué lloran y se indignan cuando ven a nazis en los campos de concentración violando a mujeres en una película de Spielberg, pero luego hay versiones del nazismo y sus salvajadas en el cine porno?

¿Por qué las películas sobre adictos al alcohol, drogas, juego, incluso al sexo, son duros y desgarradores testimonios y la que habla de un adicto al porno es una comedia?

¿Por qué un psicópata como Ted Bundy es el único que ha reconocido abiertamente el daño que hace la pornografía?

¿Por qué si le doy la razón,  yo también soy una psicópata, nazi con manía persecutoria?

¿Por qué me da tanto miedo estar de acuerdo con un monstruo?

¿Por qué no se dan cuenta?

 

Por @chopitosmum

 

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