Herencia colonialista
Cuando a finales del siglo XIX las potencias europeas se repartieron el continente y se comenzaron a delimitar las fronteras, el único objetivo fue amasar el mayor número de riquezas y de recursos para sus respectivos países. Ese reparto y expolio de países se mantuvo hasta el fin de la II Guerra Mundial, cuando comienza la lucha por la independencia de las colonias. La visión colonial de África, la concepción que se tuvo en aquella época fue realmente discriminatoria hasta el punto de considerar a los hombres del continente solo como mano de obra esclava, con escasas o nulas dotes de mando y liderazgo,… obviamente la concepción era la supremacía del hombre blanco sobre el hombre negro. Si esto lo pensaban del hombre qué no pensarían de las mujeres africanas. A los hombres, con el tiempo, les fueron concediendo de ciertos derechos, como educación, propiedad privada, inclusión en la política local o de su comunidad y hasta le fue permitido casarse libremente. Algo que en ningún caso le proporcionaron a la mujer africana, que jamás ha alcanzado ninguno de estos derechos.
Si, por otra parte, tenemos en cuenta que la prostitución es un término europeo que nombra la transacción de sexo por dinero, con todas las connotaciones sociales, religiosas y económicas que este pueda tener, también se puede decir entonces que este concepto de prostitución no era conocido en África hasta que llegó con la colonización. Pese a que, desde un punto de vista estrictamente antropológico, se podía dar el intercambio de sexo por bienes, lo que se llama prostitución por supervivencia, el concepto tal como lo entendemos ahora y tal como se desarrolla actualmente es consecuencia directa de la política europea en África, de sus legajos culturales, de sus imposiciones religiosas o de sus intercambios económicos. La precaria economía de muchos países, la pobreza extrema, las grandes desigualdades económicas y sociales, las guerras, la explotación de personas, el turismo sexual de las grandes metrópolis y la deficiente sanidad junto con los significados y usos propios de la mentalidad europea que han encontrado hueco en la mentalidad africana, han hecho que esa mirada a la prostitución sea todavía más que en otros lugares un estigma social y un intento por parte de las mujeres de, simplemente, sobrevivir.
El conflicto de factores sociales y económicos modernos frente a zonas rurales incomunicadas, ancladas en formas de vida ante colonial, provoca una desigualdad social completamente estructurada, muy distinta entre ciudades y zonas periféricas, entre religiones, cristianas o musulmanas y aboca a las mujeres a un mundo marcado por la hegemonía brutal de las peores formas de patriarcado. Es como si en África se hubieran unido las formas más brutales de supremacía masculina.
Pobreza
En África la mayoría de hogares están encabezados por mujeres, lo que convierte la pobreza en esencialmente femenina y la relaciona con la discriminación por sexo, algo que repercute directamente en las condiciones de vida de la mayoría de mujeres. A pesar de este dato, las mujeres africanas mantienen el 90% de la economía (no oficial) producen el 80% de los alimentos y sostienen al 40% de las familias aunque solo poseen el 5% de las tierras.
África es el continente más pobre del mundo en el que viven un 33% de todos los pobres a nivel mundial y, económicamente, tan solo cubre el 1’6% del PIB global.
Más de la mitad de muertes infantiles ocurren allí. Aproximadamente el 62% de su población vive en chabolas y solo el 16% de la población tiene acceso al agua potable. Los diez primeros países pobres del mundo son africanos. Una mujer africana tiene 180 posibilidades más de morir durante su embarazo que una mujer de otro continente. La esperanza de vida es más baja entre las mujeres a nivel mundial, y en concreto Zimbabue tiene una esperanza de tan solo 34 años. El 62% de los nacimientos se producen en aéreas rurales sin asistencia médica y hay alrededor de 560 muertes de mujeres por cada 100.000 nacimientos.
Actualmente hay contabilizados en África unos 25 conflictos armados y guerras que se enquistan en el tiempo. En Sudán del Sur, llevan en guerra desde su independencia de la colonia británica. En este ambiente, las mujeres y niñas pobres viven bajo múltiples formas de discriminación y tienen un mayor riesgo de sufrir cualquier tipo de violencia.
El clima es otro de los factores que hunden a África en la pobreza. Las altas temperaturas, las zonas desérticas, la falta de agua…solo en África hay nueve desiertos entre ellos los dos más grandes del mundo, el Sahara y el Kalahari. Zonas que antes poseían agua, incluso en las zonas de los lagos como El Chad, se han ido desertizando y secando. La sequía que se contrapone a temporadas de lluvias torrenciales, contribuyen a reducir los, ya de por sí, escasos recursos. La orografía y el clima africanos, empeorando día a día por el cambio climático, es una condición de la que no puede escapar y que la condena a la pobreza.
La mirada occidental no sirve. El feminismo occidental de mujeres blancas está lejos de poder dar respuesta a todas las demandas de las mujeres negras que sufren una explotación y discriminación que nosotras, pese a estudiar y leer las cifras, apenas llegamos a imaginar. El ecofeminismo y las plataformas de feminismo africano son más necesarias que nunca porque dan respuesta a problemas intrínsecos del continente africano y van más allá dando argumentos legítimos también a las hijas de la diáspora africana asentadas en todas partes del planeta y que se enfrentan a conflictos a los que nosotras jamás nos enfrentaremos. El feminismo occidental debe dejar atrás la mirada colonial y blanca con la que mira a África, replantearse sus propios privilegios, empujar y apoyar su lucha sin maternalismos y sin imponer idearios que allí, simplemente no pueden dar la respuesta correcta y necesaria.
Mutilación genital femenina
Es imposible hablar de África y no hablar de la mutilación genital femenina.
En la mayoría de países es una regla no escrita que se suscribe dentro del bagaje cultural y religioso además de sostener estructuras de poder y autoridad del patriarcado. Está asociada a modelos de feminidad que tienen que ver con la pureza, el sometimiento y la virginidad.
Obviamente esta aberración está considerada como una violación de los Derechos Humanos que tanto la OMS como la ONU y múltiples ONG´s internacionales quieren tratar de erradicar.
En treinta países de África y de oriente medio es una práctica habitual, pero también en algunos de Asia y América, en donde se realiza a las niñas indígenas o en inmigrantes. Se calcula que hay en el mundo 200 millones de mujeres y niñas que han sido sometidas a algún tipo de mutilación en sus genitales, hay 3 millones de niñas en riesgo de sufrirlo anualmente, en África existen 92 millones de mujeres y niñas que han sufrido esta mutilación y en España el número de mujeres y niñas en riesgo de sufrirla es de 18.000. En Somalia la sufren un 98% de las niñas, en Guinea un 97%, en Egipto y Djibouni un 93%, en Sierra Leona un 88%…
Las consecuencias son brutales e innumerables: hemorragias, infecciones, llagas, sepsis, quistes, tétanos, lesiones de todo tipo en los genitales. En la edad adulta provoca esterilidad, falta de deseo sexual, necesidad de nuevas intervenciones quirúrgicas, problemas urinarios y menstruales, cistitis continuas, amenorreas, dismenorreas, dolor durante y después del coito, problemas en el parto, alta mortandad en los bebes y en las madres, estrés postraumático, depresión, ansiedad, fobias…
Existen varias formas de mutilación: la clitoredictomía o Sunna: consiste en la amputación parcial o total del clítoris. La ablación intermedia: eliminación total del clítoris. La escisión o circuncisión: corte del clítoris y del labio menor. La infibulación o circuncisión faraónica: la más dolorosa y mortal, se practica sin anestesia de ningún tipo, obviamente, y consiste en la eliminación del clítoris, los labios mayores y menores y un cosido casi total de la vagina dejando solo una pequeña abertura para la sangre menstrual o la orina.
Obviamente luchar contra este tipo de lacra y de barbarie es algo a lo que se ha comprometido la sociedad occidental y para ello difunde mucha información sobre el tema y hasta ha puesto un día mundial contra la mutilación genital femenina, el 6 de febrero, sin embargo, como nos suele ocurrir muchas veces, desde nuestro primer mundo manifestamos lo “muy civilizados” que somos pero nos quedamos cortos en los métodos de lucha o simplemente volvemos a hacerlo con esa mirada colonialista y blanca que nos aturde y nos impide ver la enorme estructura de violencia que tiene todo este tejido social. Mujeres que se niegan a que esto sea erradicado por considerarlo parte de su cultura religiosa, otras que cobran de cada niña a la que le realizan la ablación como único modo de sustento, padres que lo imponen como un método de seguridad para poder casar a su hija en el futuro… las razones son muchas y muy variadas e impiden que esto tenga una solución a corto plazo. Como siempre hago, apelo a que sean las mujeres africanas las que luchen desde su realidad y desde sus propios países a que esto pueda ser erradicado y no a convertirlo en una “lucha de moda” en países occidentales siempre dispuestos a tutelar y aconsejar desde esa mirada paternalista occidental. Nosotras, como feministas debemos apoyar a nuestras compañeras siempre, pero hay cosas que deben realizar ellas, que son conocedoras de la realidad a la que se enfrentan y por tanto sabrán mejor que nadie la forma en que pueden luchar para cambiarla. Vuelvo a poner en valor el feminismo africano del que nosotras debemos aprender y a quienes debemos secundar en sus luchas.
Vuelvo a la afirmación de que hablar de prostitución en África es hablar de la vulneración total y sistemática de los derechos humanos y si en cualquier lugar del mundo las cifras y los datos que se ven en los estudios son sobrecogedores, en África son tan terribles que, a mí personalmente, me rompen todos los esquemas y todas las ideas preconcebidas que pudiera tener. Trato de analizar la coyuntura social en que la mujer africana se ha movido siempre, desde la esclavitud, la migración, la pobreza, la religión fundamentalista de cualquier índole posible, las guerras que asolan todos los países en un momento u otro de su historia, la lucha continua por simplemente sobrevivir y creo que el mundo tiene una enorme deuda con África, una deuda imposible de saldar y por la cual no podemos hacer ningún tipo de juicio de valor sobre la forma en que las mujeres africanas tratan de sobrevivir. Pienso en la lucha de estas mujeres, sin victimismos, y solo siento una grandísima admiración por lo que están consiguiendo pese a la enorme lucha que aún les queda por delante. Creo que las feministas europeas debemos dejar de mirarnos el ombligo y empezar a apoyar las luchas legítimas de las mujeres africanas, desde su propia mirada y desde su propio sentir. Creo que se nos está olvidando que el feminismo debe ser interseccional y universal y necesitamos un correctivo para poder ayudarles a ayudar. Volver el rostro a África es una obligación ineludible no solo para el feminismo sino para cualquier ser humano.
Fuentes y artículos relacionados.
https://www.elmundo.es/internacional/2016/03/18/56eb096eca4741e7018b460d.html
https://es.globalvoices.org/2008/07/29/marruecos-la-realidad-de-la-prostitucion/
http://www.eurosur.org/ai/18/mujer1833.htm
https://porfinenafrica.com/2010/07/sobre-sida-homosexualidad-y-prostitucion-en-senegal/
http://africaenelmundo.blogspot.com/2009/06/explotacion-de-personas.html
https://prostitu.blogia.com/2010/072701-prostitucion-en-africa.php
http://www.un.org/es/sections/where-we-work/africa/
http://www.africafundacion.org/spip.php?article17241
http://concurso.cnice.mec.es/cnice2006/material003/Trabajos/MujerA.pdf
https://www.20minutos.es/noticia/2332653/0/africa/expolio/conflictos/
https://www.mujeresporafrica.es/content/mujer-desigualdad-y-pobreza
https://mansunides.org/es/observatorio/pobreza-en-africa
https://afrofeminas.com/2015/11/16/corrientes-del-feminismo-africano/
https://www.elmundo.es/espana/2014/04/05/533f511cca4741b1708b4596.html
Por @ninapenyap
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