No nos dio tiempo a superar la resaca electoral. Pedro Sánchez no nos dejó tiempo ni para eso cuando ya estaba convocando elecciones. Pero tiempo para la indignación ante unos resultados más que esperados ni ha sobrado ni ha faltado. La rabia de las mujeres no nos da ni un poquito de tregua esta semana.
Por alguna lógica social, razón o motivo que desconozco los miles de manifestantes por la sanidad pública que han salido en dos ocasiones parando la Castellana acudieron a votar el domingo por la sanidad privada. O se quedaron en casa, sin salir a mojarse. Ni por la lluvia, ni por el futuro de este paisa.
Lo mismo ha pasado con las mujeres, y con sus derechos. Que quienes ponen en su foto de perfil un lazo rosa, un #8M con su eslogan correspondiente y se hacen la foto en la mani parece ser que vota también por la sanidad privada. Votar a favor de recortes en la sanidad pública implica menos escuelas infantiles, aumento de tasas de comedores escolares, más inversión a la educación concertada o becas para rentas de 100.000 euros. O recurrir el derecho de las mujeres al aborto, por ejemplo.
Pero votar a esta izquierda que se presentaba no era votar feminismo si estamos de acuerdo con que #FeminismoNoVotaTraidores
El feminismo pasó de moda. Ya no se pugna por ponerse la medallita al partido más feminista. Ahora, lo que se lleva es otra cosa: lo inclusivo, lo diverso, lo de “todo lo que se te ocurra que suene progre y moderno”. Pero lo feminista como corriente filosófica, movimiento político y social, seguir lo que marca la agenda…todo esto está demodé. ¿A quién le interesa? Entre quienes jamás quisieron pasar por el aro de lo que implantar políticas feministas conlleva y quienes simplemente lo instrumentalizaron, quedamos la minoría que sale a las calles pero que logrado echar a Podemos de la Asamblea y el Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo. Las feministas que seguimos haciendo pedagogía, las mujeres que van al cierre de campaña a pedir explicaciones sobre las mujeres asesinadas y que son expulsadas y acusadas de tránsfobas. ¿Pero qué tiene que ver?
Sin feminismo no hay voto feminista. Lejos de hacer autocrítica, las miradas se giran inquisitivas hacia nosotras, pobres, que no tenemos criterio para elegir papeleta. Pero es sumamente fácil saber quienes no nos tienen en cuenta: leyes que hacen oídos sordos al CGPJ, representantes que no se reúnen con las mujeres, o cargos que no saben definir qué es una mujer y que se refieren a miles de mujeres como “basura tránsfoba”. No nos habéis escuchado, nos habéis expulsado y por eso, no tenéis nuestro voto. Antes que electores, somos mujeres.
El Partido Feminista ha anunciado que concurre a las generales. Es la única opción feminista que se presenta a las elecciones, no se trata de una posibilidad. Es hora de trabajar en la lucha de los derechos de todas. Es lo que tenemos y es la realidad. Dejar egos y diferencias para aunar fuerzas puede ser la clave que marque la diferencia en menos de dos meses. Confiemos en nosotras, en nuestro trabajo, en nuestro legado. ¿Vamos a seguir creyendo en falsas promesas que no resultan ser lo que eran cuando llegan al poder? Para que los cambios lleguen suele ser necesario cambiar la forma de actuar y tener en cuenta esta opción electoral es requisito indispensable si queremos de verdad una sociedad feminista.
Solo las mujeres salvarán a las mujeres.
Y con este panorama político, se olvidaron de lo personal. De las mujeres que siguen siendo asesinadas y de los niños y niñas que siguen convirtiéndose en huérfanos. La noticia de una niña de 3 años que ha pasado horas junto al cadáver de su madre ha pasado casi desapercibida cuando las mujeres, esas a quienes pedís el voto, no pueden quitársela de la cabeza. Y por ella, y por todas, mañana hay concentraciones en la mayoría de las ciudades. Por el fin de la violencia contra las mujeres, por unas políticas feministas que pongan nuestras vidas como prioridad.
¿A quien han votado las mujeres? No busquen en la prensa. Twitter os va a dar información más completa sobre esto. Soledad Murillo, , ya lo ha asumido: han perdido el voto de las mujeres. Y este voto es como la confianza, una vez perdida, cuesta y mucho recuperarla. Nos han subestimado y ya han conocido las consecuencias. El reloj está en marcha…
La revolución será feminista o no será.
Por Ana M (@anizmoreno_)
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