1 3000 1 120 http://mujeresenlucha.es 960 0
site-mobile-logo
site-logo

EL CULPABLE SOLO ERES TÚ-Una entrevista sobre el maltrato

Hoy es 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Un día importante, un día para recordar que millones de mujeres en todo el planeta sufren a diario todo tipo de violencias, maltratos y agresiones. Solo en este país, los feminicidios alcanzan cifras que, si fueran en otro sector poblacional, causarían una rebelión social. Sin embargo, la sociedad se encuentra sedada con respecto a las víctimas del maltrato y del machismo. Estamos comprobando como la insensibilidad social alcanza cotas de que asustan. La gran mayoría de las personas, pueden hacer un comentario o dos, sentirse mal durante breves instantes, pero nada más. Después se sigue con la vida porque solo es una mujer más a la que su pareja o ex pareja, padre, novio, hermano, vecino o desconocido, ha decidido quitarle la vida. O violarla. Ya no valen las manifestaciones, ni los reclamos de las feministas y las mujeres en general. Se demuestran inútiles las políticas institucionales, judiciales y policiales. Hay que convertir la violencia contra las mujeres en una prioridad gubernamental. Somos ciudadanas libres y como tales exigimos respuestas, reclamamos justicia y ser escuchadas en los foros públicos. No podemos seguir sumando asesinadas a la estadística y quedarnos impasibles.

Desde Mujeres en Lucha, hemos querido profundizar más en esta profunda lacra social y hemos hablado con Laura (nombre ficticio por protección), psicóloga con amplia experiencia en tratar a las víctimas del machismo. Con ella queremos desvelar algunas de las lagunas que todavía tenemos como sociedad, para conocer un poco más tanto al maltratador como las consecuencias del maltrato. Dejamos muy claro desde el primer momento que todas las redactoras y editoras de esta publicación, estaremos incondicionalmente del lado de las víctimas y no vamos, en ningún caso, a culpar a ninguna mujer que haya pasado o esté pasando por una situación tan traumática como es el maltrato físico y emocional. Nosotras sí os creemos.

Hola Laura, ante todo muchas gracias por compartir este momento con nosotras y ayudarnos a aclarar las dudas que todavía puedan existir en torno a la violencia contra las mujeres

Gracias a vosotras por la oportunidad.

Esta pregunta puede resultar difícil de entender, aunque cuando se habla de violencia machista se hace alusión a ello ¿existe un “perfil” de mujer maltratada? ¿Existen mujeres qué, sin ser conscientes de ello, al menos en un inicio, se ven abocadas a relaciones donde son maltratadas?

Cualquier mujer puede ser una mujer maltratada, no importa la edad, la clase social, el nivel educativo. Cualquiera.

Sí es cierto que tener una red familiar y social de ayuda, independencia económica y otros factores puede ayudar a prevenir o facilitar salir más rápido de una relación de maltrato.

De lo que sí podemos hablar es de mujeres que tardan más en identificar el maltrato y cuando lo hacen, les resulta más difícil salir de él. Recordemos que el maltratador no comienza desde el primer día a maltratar brutalmente a su víctima, sino que va tejiendo una especie de red: primero son comentarios, que a veces disfrazan de preocupación, después pequeños insultos y control gradual, así hasta que van minando por completo la autoestima y la seguridad de la mujer y el maltrato se hace sistemático. Pues bien, hay mujeres cuya autoestima está perjudicada y a la que se les hace más difícil detectar los primeros signos de maltrato porque de alguna forma sus mecanismos de autocuidado y autodefensa no están funcionando bien. Por tanto, viven esas primeras etapas en un estado de culpa y confusión: intuyen que algo no va bien, pero sienten culpa que les impide diferenciar claramente al único culpable, el hombre maltratador. Esto provoca que la relación de maltrato pueda consolidarse y sea más complicado salir de ellas.

Otras mujeres, más fuertes emocionalmente en ese momento de su vida, identifican mejor esos primeros signos de maltrato y se alejan sin que el maltratador pueda tejer la red en torno a ellas.

¿Desde tu experiencia profesional el “esto no me puede pasar a mí” esa negación a ser víctima de violencia machista es más común de lo que la sociedad piensa? ¿Llegamos las mujeres a sufrir vergüenza previamente?

Por supuesto. Vergüenza y culpa. Vivimos en una sociedad que culpa constantemente a las mujeres de lo que les pasa por culpa de los hombres.

La mujer maltratada no sólo se enfrenta al maltrato, sino también al cuestionamiento de éste y a la responsabilidad que tiene en él.

Incluso a una mujer que han violado por la calle, la sociedad le hace sentir culpable y lo vemos todos los días. La revictimización es continua.

La sensación de “fracaso”, de no haber gestionado bien la propia vida y haber caído en una relación de maltrato, pesa mucho a la hora de reconocerlo ante una misma y mucho más ante la sociedad.

¿Es posible que la mujer maltratada pueda llegar a asumir que se merece ese trato vejatorio como parte de su relación de pareja? ¿O qué es culpable de su destino?

Sí, y esto conecta con lo que he comentado antes de la autoestima. Hay mujeres que han vivido un constante vapuleo de sus emociones desde niñas.  No necesariamente maltrato físico, pero sí, una sensación de no poder ser validadas incondicionalmente como ellas quieran ser, sino que se les han pedido directa o indirectamente determinadas actitudes o comportamientos para ser aceptadas. En la infancia, han aprendido que para que las quieran/acepten tienen que ser buenas, obedientes… (en cada caso lo que sea) y que si ellas son o hacen lo que realmente quieren son juzgadas o no queridas. Cuando un ser humano no es aceptado incondicionalmente en la infancia, la autoestima se ve afectada. Por tanto, estas mujeres a veces llegan a una relación con un hombre que empieza a hacerles reproches y ellas los integran y viven con culpa porque no se validan solas, necesitan una validación externa. Estas mujeres se quieren o aceptan a sí mismas si los demás las quieren o aceptan. Por eso tardan en reconocer al maltratador, porque suelen culparse de todo aquello que falla en una relación.

Es un verdadero drama con el que el maltratador sabe jugar a la perfección, culpándolas y recompensándolas de vez en cuando cuándo “son buenas”.

¿Cuáles pueden ser las razones, incluso sabiendo y asumiendo que se está sufriendo una relación de maltrato, para no llegar a abandonar la relación conociendo las consecuencias? Quizá no es la palabra correcta, pero ¿pueden existir cierto grado de dependencia mutua entre maltratador y víctima?

En primer lugar, cuando una relación de maltrato está consolidada el maltratador se ha ocupado de hacer muy dependiente a su víctima a todos los niveles. Por otro lado, la tristeza, el miedo y el bloqueo se han instalado en la vida de esa mujer lo que la impide incluso poder tomar decisiones con eficacia y, por otro, el maltratador es la causa de todos sus males, pero también de las pocas alegrías que tiene (los buenos momentos de tranquilidad) porque ya se ha ocupado él de cerrar todas las puertas de esparcimiento a su víctima.

La víctima se ve tan aislada, tan desesperada y con tan poca esperanza que muchas veces no es que no desearía irse, volar, escapar, sino que no se siente con fuerzas.

Sin olvidar el sentimiento de culpa que el maltratador alimenta en ella cada día.

Nunca vamos a juzgar a una mujer víctima de maltrato, ¿cuáles son según tu experiencia las causas por las que, llegado el momento, la mujer retira o no interpone una denuncia por violencia machista?

Muchas veces el miedo y otras la compasión y la culpa. No podemos olvidar todo el trabajo que el maltratador ha realizado en las emociones de esa mujer.

¿Cuáles son las secuelas psicológicas que sufren las mujeres víctimas de maltrato? ¿Son todas superables o alguna de ellas llega a formar parte indefinidamente de la vida de la víctima?

La víctima de maltrato tiene que pasar por terapia. Los trastornos de ansiedad incluso de estrés post traumático no son infrecuentes. También pueden presentar depresión.

El maltrato en la etapa adulta puede superarse con terapia. No se olvidará, pero sí podrá pasar a ser un capítulo duro de la vida y se podrá seguir avanzando.

El trabajar la autoestima, la auto aceptación y eliminar la culpa y el miedo se hace imprescindible.

¿Es el maltrato una forma de amor enfermo?

El maltrato no es amor. El maltrato es odio.

Cuando el maltratador pide perdón y le dice a la víctima lo mucho que la ama no se plantea en ningún momento que, dado que su “amor” hace daño a su víctima debería alejarse de ella, sino que le pide a la víctima que le ayude, que le cuide, que no le enfade, que le soporte. El maltratador no ama, pide que su víctima le soporte. No le importa cómo ella pueda sentirse.

Desde luego que no es amor. Es narcisismo.

¿Tienen los maltratadores rasgos comunes? ¿Podríamos hablar de la existencia de la personalidad maltratadora?

Los maltratadores tienen rasgos comunes y el primero es la falta de control de impulsos.

También suelen utilizar la proyección como mecanismo de defensa, es decir, como no son capaces de asumir sus propias carencias, las vuelcan en los demás. Para que se entienda, es como si todo lo que rechazan de sí mismos dejaran de verlo y lo volcasen en su víctima.

Pero, desde otro punto de vista, un maltratador puede ser universitario o analfabeto, rico o pobre, guapo o feo, simpático o antipático. Desde fuera no podemos saber si un hombre es un maltratador por indicadores externos.

¿Se puede ser maltratador sin haber sido víctima o haber crecido en un ambiente violento previamente?

Sí, aunque con matices. El matiz está en la línea de lo legal vs saludable. El maltratador no tiene por qué haber sido un niño maltratado o haber crecido en un entorno marginal, sin embargo, el maltratador no ha desarrollado una personalidad que le haya permitido poseer una autoestima alta, una tolerancia a la frustración madura y una gestión de conflictos adulta y todo esto sí se ha producido en la infancia. Otra cosa es que se haya identificado bien en su momento.

¿Influye la sociedad, a través de los medios de comunicación, la prensa, el cine o cualquier soporte, en fomentar el maltrato en las relaciones de pareja? ¿Puede la pornografía llevar a pensar a los hombres que las mujeres desean ser tratadas con violencia?

Por supuesto que sí. Somos una especie social en la que la aceptación grupal tiene un peso importantísimo en la legitimación de las conductas. Si la sociedad normaliza las relaciones desiguales, la violencia sexual, la violencia verbal y la física, si no la condena rotundamente cada vez que tiene oportunidad, poco a poco se va haciendo cotidiana y deja de ser vista como algo terrible o perjudicial.

Por no hablar del papel tradicional que ha ocupado la mujer en la historia, un papel de subordinación y obediencia completa y del que, aunque afortunadamente se está saliendo, aún quedan muchos vestigios.

Respecto a la pornografía, los hombres a día de hoy se inician desde niños y antes de tener su primera experiencia sexual, la mayoría de ellos han visto ya múltiples escenas en las que la mujer es sometida a una violencia inusitada. Esto, junto a la poca educación sexual y conocimiento real del placer femenino, genera una bomba de relojería en las relaciones sexuales de los jóvenes.

¿Es necesaria la formación en maltrato y violencia contra las mujeres en los centros escolares? ¿La educación puede ser el fin de la violencia?

Es necesaria, por supuesto. Pero no es suficiente.

La escuela tiene que mostrar a los niños el modelo de sociedad deseable, un modelo que muestre que el respeto, el diálogo y la igualdad entre niños y niñas es la base para la vida adulta. Un modelo que no tolere la violencia en ninguna de sus vertientes. Un modelo que recompense la solidaridad y el auxilio a quién lo necesita. En mi opinión no sería necesaria una materia sino mostrar este modelo de manera continua en las materias, por ejemplo, en las asignaturas explicando el gran número de mujeres borradas a lo largo de la historia, en las clases, vigilando que las niñas participen igual que los niños, en los patios, no permitiendo que los niños acaparen los recreos, etc…

Es en casa donde se dará la clave para que el maltrato no se produzca en la edad adulta y ¿cómo? Educando en empatía, en igualdad, en gestionar las frustraciones, en aceptar a cada niño y a cada niña tal y como es sin predeterminar los comportamientos de cada uno. Ni las niñas tienen que ser más obedientes, ni los niños tienen que aguantar las lágrimas e insultar, por poner ejemplos. Más vale un niño que llore por algo que no consigue, a un niño al que se le impida llorar haciéndole sentir culpable, pero al que no se corrija si pega una patada debido a la frustración.

Es complicado, pero con empatía por nuestras niñas y niños, todo resultará más sencillo.

Muchas gracias por tus palabras Laura, esperamos desde aquí que juntas (y juntos) acabemos con esta forma de terrorismo que causa más vidas de las que nadie llega a comprender.

Gracias, un abrazo

Hermanas, el día será duro como lo son los otros 364 del año. Habrá comentarios políticos compungidos, declaraciones institucionales cargadas de emoción. Incluso puede que la ministra suba un video a su Tik Tok para deleite de sus followers. Pero a nosotras todo esto no nos vale ya. Todo esto no nos hace ni cosquillas. Nosotras exigimos. Tenemos demasiadas muertas, nos faltan muchas mujeres, como para permitir que sigamos siendo una simple estadística.

Artículo previo
¿Qué actitudes y a...
libros, cultura, series, mujeres, feminismo, arte, autoras, actrices
Artículo siguiente
¿Qué hemos leído ...