¿Qué es el género? Según el diccionario de la RAE, el género es: “Grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo, entendido este desde un punto de vista sociocultural en lugar de exclusivamente biológico”. Es decir, es la forma de clasificar a los seres humanos desde el punto de vista de una cultura. El género es el conjunto de roles, estereotipos y prejuicios a los que son sometidos los seres humanos en una cultura concreta y un momento histórico determinado.
Una mujer afgana soporta un rol que la obliga a vivir bajo la completa tutela de los hombres que han decidido encerrarla en una cárcel de tela. Una mujer somalí entiende que es natural practicar la ablación del clítoris de sus hijas porque a ella se lo hicieron. Una europea tendrá la oportunidad de tener un trabajo remunerado, aunque sepa que sus compañeros varones ganan más que ella. Todos estos ejemplos son distintos tipos de sociedades que imponen a las mujeres distintos roles. Unos mucho más crueles que otros, pero, al fin y al cabo, son imposiciones que, en la mayoría de los casos, las mujeres aceptan por seguridad o incluso pensando equivocadamente que son decisiones que han tomado ellas. Sin embargo, todas las protagonistas tienen algo en común. Son mujeres. Con diferencias aparentes, pero mujeres, al fin y al cabo.
¿Qué es sentirse una mujer? No podemos responder a eso de una forma clara y contundente porque no tenemos que sentirnos mujeres, lo somos. Una mujer es básicamente la hembra de la especie humana. Los hombres son los machos de la especie humana y tampoco han de tener que explicar por qué se sienten hombres. Lo son.
Lo que nos hace iguales, no es nuestro comportamiento, nuestra forma de vestir, de peinarnos o dónde y cómo vivimos. Somos iguales porque todas somos mujeres. Tenemos una anatomía y una biología igual. Vivimos los mismos procesos vitales y somos susceptibles de padecer enfermedades que están determinantemente unidas a nuestra biología natural.
Otra cosa muy diferente a ser mujer es ser femenina. La feminidad está cargada de estereotipos que no todas las mujeres cumplen. O no desean cumplir. Las mujeres no somos por naturaleza sensibles, candorosas, entregadas, cuidadoras, generosas, amantes de la decoración, madres, cocineras, expertas en tareas domésticas, sufridoras, reinas del maquillaje, etc. Todo eso y mucho más está impuesto. Se nos ha obligado a aceptar que es así como debemos mostrarnos, al igual que a esconder nuestra forma natural de ser. Tampoco todas somos sexualmente compatibles con los hombres, aunque nuestro cuerpo esté adaptado para la reproducción mamífera ya que la inclinación sexual es algo que solo decide una misma.
Donde quiero llegar es que la feminidad es una construcción. No es natural en las mujeres. Es el concepto que una sociedad tiene de nosotras y nos empuja con más o menos violencia a ajustarnos a esas normas no escritas pero que todo el mundo espera que cumplamos. No aceptar ese rol es marcar una diferencia que será duramente cuestionada por nuestros semejantes. Se te va a pasar el arroz, arréglate un poco que menuda cara tienes, seguro que estás con la regla, siéntate como una señorita, no hables tan alto, tíñete el pelo que se te ven canas, pareces un marimacho, son frases que a todas alguien nos ha dicho alguna vez en nuestra vida. Porque tenemos que cumplir lo dictado y si no lo hacemos, estamos fuera, marcadas para ser despreciada por los dueños del género.
Hace unos meses la FELGTB, concretamente por el día de Internacional de la Visibilidad Trans, lanzó una campaña donde en un video aparecía lo que a todas luces es un hombre, Alex, declarándose madre de cuatro hijes. Después de esta declaración, explicaba la diversidad de las personas trans y las maneras de expresarse como tales. En el video también se expresaba la necesidad que tiene las personas trans de ser aceptadas por la “identidad sentida” y hay una frase muy significativa que dice: “es legítimo ser mujer incluso sin hacer el tránsito”.
Una importantísima cantidad de ciudadanos de este país vive completamente al margen de estas cuestiones. Llevan una existencia normal y no se preocupan por estos temas creyendo que no les afectan porque no forman parte de ese colectivo. Sin embargo, desde el Ministerio de Igualdad se quiere aprobar una ley para el reconocimiento jurídico de eso que decía Alex en el video. Esa ley pretende convertir en derecho la identidad sentida. Quiere legitimar que cualquiera, por solo sentirlo, sea una mujer o un hombre, aunque biológicamente no lo sea. Hace un par de párrafos hablábamos de que no podemos explicar qué es sentirse una mujer. Lo que sí podemos decir es qué nos ocurre cuando somos mujeres.
Las feministas estamos preocupadas por la aprobación de esta ley porque va a incidir negativamente en la vida de las mujeres y los logros conseguidos. Puede cambiar el deporte femenino, las prisiones, las listas paritarias, los puestos de responsabilidad en las empresas e incluso los accesos a las plazas públicas por oposición, pues se espera destinar plazas para personas trans. Solo con su identidad sentida, tendrán la oportunidad de modificar su status jurídico y registral, sin tener que aportar para su demostración, nada más que su palabra. La declaración de otras excepcionalidades a la norma sí que se tienen que demostrar, está parecer ser que no.
Esther Díaz Pedroche, conocida feminista y profesora de Filosofía, movió junto con un grupo de mujeres feministas, este video por Twitter para hacerlo visible. Para que todo el mundo conociera realmente a qué se refieren con la legitimidad de sentir que son mujeres. Acosos en las redes o insultos fueron las muchas reacciones a esta iniciativa que no inventó nada, solo expuso un video que ya estaba publicado por sus autores. Fuimos muchas las que seguimos la idea que partió desde el más profundo respeto y que en ningún caso vulneró los derechos de las personas que aparecían en el video. Los nuestros, quizá sí que lo fueron.
Desde el feminismo entendemos que una persona trans, como él, por ejemplo, debería acudir a los medios de comunicación y decirle al resto de ciudadanos de este país por qué se auto define como madre de cuatro hijes, siendo un hombre biológico que físicamente es imposible que haya parido no ya cuatro sino un hije. Qué es lo que siente para que pueda identificarse como una mujer. De esta forma, desde la televisión, por ejemplo, donde se ha realizado debates intensos sobre otras cuestiones sociales de gran calado, las y los ciudadanas/os, conocerían las modificaciones que pueden afectarles como seres sociales si se acepta que la realidad que explica Alex se convierte en ley.
La pregunta sería saber si después de que se conozcan las razones por las que Alex se declara mujer son lícitas, están basadas en pruebas científicas contrastables, son aceptadas como algo legislable o simplemente se basan en sentimientos, aptitudes y actitudes que se presuponen erróneamente como definición de ser mujer. Aspectos que están dentro del género y que no tienen ningún vínculo con ser una mujer real. Desde el feminismo se hace pedagogía a diario, pero nuestro alcance es limitado. Necesitamos que este tema que tanto preocupa a la mitad de la población porque conocemos las implicaciones que ha causado en otros países, sea tratado con el rigor que merece. Los medios de comunicación han de hacerse eco, no solo de una parte del problema sino de todas. En qué se basa una persona para declararse trans, qué se hace cuando se sabe, qué implicaciones médicas conlleva y que piensan los especialistas, en qué afecta a los menores, qué ocurre con las personas que descubren que no lo eran cuando han hecho la transición, qué intereses económicos hay detrás, etc. El oscurantismo del ministerio tiene que desaparecer ya que, en democracia, no se debe aprobar una ley tan vinculante sin aclarar realmente si es necesaria.
Desde este artículo reclamo lo mismo que nuestra compañera y las demás feministas. Queremos ese debate televisado. Necesitamos que la ciudadanía conozca todos los aspectos que se ven envueltos en la aprobación de esa ley. Que la gente se implique en algo que va a afectar a su vida, sabiendo bien si es legítimo o no. Si son realidades o son estereotipos a los que se les ha dado condición de realidad pero que no tienen una base científica donde sujetarse. Enseñar al mundo de una vez por todas que no puede definirse qué es sentirse mujer. Lo único legítimo es serlo.
Por Belén Moreno @belentejuelas
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