Vas a la compra y lo ves. Ya está ahí y no puedes escapar. Los turrones, el cava, las gambas cuyas cabezas ahora, por recomendación de Sanidad, no puedes chupar; y los villancicos que suenan por megafonía están aquí otra vez. Y con todo ello, también llegan las cenas y comidas de navidad. Empresa, familia y amigos. Y a ver, a quien no le gusta comer y beber y juntarse para compartir momentos fuera de la rutina, que es Navidad y hay que relajarse un poco. Pero no todo es tan idílico como parece en los anuncios. Hay quienes ni en Navidad se dejan el machismo en el armario. Hay quienes, se empeñan en llevarlo consigo y mostrarlo como si de el mejor espíritu navideño se tratara.
Por eso, nos hemos propuesto daros unos pequeños truquitos para sobrellevar mejor esas cenas en las que quizás te cueste no atragantarte con según qué comentarios:
- Contar hasta 10. Sí, tiremos del viejo truco que recomienda la psicología y probemos si esta vez nos sirve de algo. Ya sabes, que llegas a la mesa y alguien suelta aquello de “es que las feministas de ahora no son como las de antes…” puedes apelar a tu espíritu navideño y contar hasta 10 o 20. Si no te queda paciencia puedes optar por decirle a Manolo (inserte nombre que corresponda) que, por favor, te explique cómo eran las feministas de antes que seguro que él, que no ha puesto ni la mesa ni sabe el menú de esa noche porque estaba ocupadísimo hablando con sus cuñados sobre la liga, conoce al dedillo.
- Hacer caso a tu madre. Ay, las madres. La figura tan sacrificada de las madres. Y las abuelas. No será que mi madre no me ha dicho veces que no hiciera caso a comentarios machistas. Así que, podemos hacer caso a nuestras madres y pasar del tema. También podemos encerrarnos con ellas en la cocina, que seguro que han sido las artífices de la cena del día, y mientras las ayudamos desahogarnos del enfado de tener que aguantar esas cosas en la mesa que, a fin de cuentas, ellas nos van a escuchar por 15489 vez. ¡Gracias por tanto mamá!
- Contestar educadamente. Sí, porque las feministas otra cosa no, pero educadas estamos un rato. Y leídas también. Así que podemos optar por contestar con educación, argumentos y humor. –Que si hay que ver como nos ponemos con los de Vox, si son los que más nos quieren proteger…”Mira, tito, puedes votar a quien quieras pero unos señores que quieren legislar sobre si quiero o no, y cuando debo ser madre, pues creo que protegerme, poquito. ¿Y un poco más de agua no quieres?”
- Contestar no tan educadamente. A ver, que hay veces que oye, podemos emplear un tono más sarcástico, que por una vez al año pues tampoco vamos a montar un drama. Que si es fin de año y lo primero que te dice tu padre es que si vas a salir con eso a la calle, que luego pasan cosas, que vas muy fresca…pues yo le diría que tiene razón, que cogeré una bufanda para salir a la calle y que espero que lo que pase sea de todo menos miedo. Y le daría un beso antes de irme y recordarle que estamos divinas con cualquier trapito.
- Ir contenta a la cena. Seguro que en vuestro pueblo o barrio también se lleva eso de salir de tardeo, ¿no? ¿Por qué no lo probamos? Podemos quedar, en plan aquelarre feminista para echar a los machirulos al caldero y subirnos a cenar ya sin hambre. O también podemos salir a tomar el aperitivo, una cervecita o lo que queráis, echar un rato con la familia que sí elegimos, reírnos y despedirnos deseándonos fuerza para aguantar estoicamente en la cenita. (Este es mi favorito).
- La música. Poned villancicos. Y acuérdate de tener el mando del volumen cerca. Puedes graduarlo según vaya variando la conversación. Política, religión y feminismo requieren un nivel 8-10. Si es fútbol podemos dejarlo en 3-6.
- Ponte en el lugar del otro. O de la otra. Que, a ver, todas sabemos lo que es la empatía. Practiquemos la sororidad, venga. Que la que se ha casado con ese señoro ha sido tu prima, que no sabemos que habrá visto, pero tú solo le aguantas unas cuantas noches. “Manolo, querido, que el robot de cocina no es un regalo para mi prima. Hazte la cena solo”. ¿Qué te apetece decirlo? Pues sí. Pero mejor díselo a tu prima, una de estas tardes con un café.
- El amor. Sí, ya sabéis que el amor todo lo puede. No, no quería decir eso. No quiero engañar a nadie y menos en Navidad. El amor va a salir. Porque eres feminista y estas soltera. Porque nadie te quiere con ese carácter. Todo el día trabajando y sino, en manifestaciones. ¿Tampoco te depilas? No, no me voy a depilar para tener pelos de los que tirarme como vuelva a oír un pero ¿no tienes ningún amigo especial? ¿Hijos no quieres tener? Yo a tu edad… Eso, hablemos de eso sí. Podéis acabar la noche hablando de otros temas. Cualquiera menos dar explicaciones sobre lo que la sociedad espera que hagas a tu edad y no has hecho. Quizás sea buen momento para hablar sobre la última de Scorsese.
- Un digestivo. Esto es cuestión de gustos. Puedes optar por una infu de hierbas o por un gin tonic. Lo que mejor te venga en ese momento. Ojo, que hay quien aún ve mal que una mujer se tome un whisky. En ese caso, te recomendamos dos para esas cenas indigestas. ¡Gestiona la pesadez de las comidas y familiares de una manera sencilla!
- Y el brindis. Si has conseguido llegar a este punto sin levantarte de la mesa para que te diera el aire porque te estaba agobiando el tufillo a machismo rancio lo tienes hecho. Piensa en todas las compañeras que estarán como tú. Podéis levantar la copa para brindar, sonreír pensando en lo que hemos conseguido otro año más, y brindar por una Navidad más feminista. Pero ojo, si lo dices en voz alta y te miran raro, ¡ya es cosa tuya!
Desde Mujeres en lucha esperamos que no se os cuele un poco de patriarcado en los menús y que ni os hagan falta estos consejos.
!!Os deseamos unas muy felices fiestas!!
Por Ana M. ( @anizmoreno_ )
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