Frases como «Si eres una Puta te trataré como a una Puta» no se cuestionan y sí están normalizadas. Son estereotipos y prejuicios utilizados, prácticamente por hombres, de manera despectiva. Es una forma de sentir superioridad y creer que se puede tratar a una mujer como un simple objeto, despojo; por no ser tal cómo ellos deciden que han de ser las mujeres.
¿Por qué la autocrítica, cuestionar el propio comportamiento, cuesta tanto a ciertas personas? La frase del título, se la leí a un varón que pretendía dar lecciones sobre la mejor forma de ligar con chiscas y qué trato es el que han de recibir las mujeres.
Quisiera aclarar que: «Generalizar no es lo malo. El problema aparece cuando uno se ofende por sentirse dentro de esa generalización.»
Información útil para entender conceptos, ideas, situaciones.
El Capitalismo aparece como sistema económico en el siglo XVI en Inglaterra en sustitución del feudalismo. Es la economía basada, fundamentalmente, en la agricultura y en el comercio que se transforma con la llegada de la Primera Revolución Industrial a finales del siglo XVIII. Se caracteriza por la explotación del entorno y, sobretodo, por la explotación de la fuerza del trabajo humano que es considerado como una mercancía más. Es un sistema que genera grandes desigualdades económicas. Es patriarcal y establece una serie de reglas, normas machistas que ejercen una gran presión sobre la mujer. Dota a los hombres de un estatus y unos privilegios de los que las mujeres carecen. El trabajo asalariado contribuyó a la mercantilización del propio cuerpo, favoreciendo las primeras formas de explotación sexual a las mujeres y niñas más desfavorecidas económicamente. La prostitución como institución patriarcal, es cuestión de género, clase y ha mantenido siempre un fuerte vínculo capitalista.
Para mantener la prostitución, se la pretende seguir contemplando como «la profesión más antigua del mundo», para justificar que es un “trabajo” más. Cuando, en realidad, es la forma más antigua de dominación y sometimiento sexual hacia las féminas. Las mujeres que la ejercen pasan a ser un colectivo muy vulnerable y estigmatizado. Son sometidas, cosificadas, explotadas, infravaloradas, utilizadas como «el opio del varón». Los usuarios, por el hecho de pagar, se creen con derecho a tratar a las que ejercen la prostitución como se les antoje en todo momento. Este tipo de «labor» provoca, a esas mujeres, problemas en genitales, mucha inestabilidad emocional, con el peligro de salir con la salud mental y física seriamente dañada.
El sector de la prostitución mueve muchísimo dinero que no tributa. Hay quien afirma, obviando realidades, que se ha de legalizar por considerar que es un trabajo como otro cualquiera. Argumentan que es para proteger al colectivo de abusos y agresiones, ¿en cuántos trabajos se pueden producir agresiones y abusos como en la prostitución?
La mayoría social trabaja para poder vivir. O, peor, tan sólo para sobrevivir. Las mujeres que se han de dedicar a la prostitución, se merecen respeto y un buen trato. Pero siempre el que paga manda.
«Si eres una Puta te trataré como una Puta». No, no hay mujeres Putas. Hay mujeres que por condiciones materiales se ven obligadas a ejercer la prostitución. No, no se puede utilizar la excusa de llamar Puta a una mujer para maltratarla, humillarla, someterla, agredirla…
Cada día hay más mujeres con conciencia de los problemas que acarrea su condición. Son muchos los inconvenientes que conlleva el hecho de ser mujer: «estar oprimida, explotadas, sometida, infravaloradas, cosificadas, violentada; ser objeto de agresiones verbales, físicas, psicológicas.» Ellas pretenden que se comprenda que las mujeres no han de ser “tratadas”. Más bien, han de ser escuchadas con respeto, tenidas en cuenta para poder ocupar en la sociedad el espacio que les corresponde. Para una buena y correcta convivencia en la que nadie se crea con derecho a abusar o excederse con otra persona. Son las que han valorado que, por muchas concesiones y reformas que se consigan, este sistema impide que cambien las condiciones reales de las mujeres. Por eso pretenden romper con la estructura y modelo del capitalismo y el patriarcado. Lo que las coloca en el foco de muchas las críticas. Se las tacha de extremistas, locas, histéricas, Putas; entre otros calificativos que no procuran alabar, favorecer, y sí infravalorar, aparta, desacreditar, difamar, denigrar… Así no valoran sus reivindicaciones, ni sus argumentaciones.
Estas mujeres están por la lucha contra las opresiones. Pretenden mejorar las circunstancias de colectivos de mujeres y menores muy sometidos, subyugados. Quieren la abolición de la prostitución, no su prohibición, y los vientres de alquiler. Esto provoca grandes conflictos con el sistema actual. No pretenden actuar como el opresor. No buscan venganza. Tampoco van a permitir que se las avasalle, utilice, como se ha hecho a lo largo de la historia, ni se las elimine de su propia lucha.
Las mujeres que no se acomodan y aceptan un sistema de abusos, unas normas no escritas, pero sí impuestas, no son ni actúan como «Putas«.
Mary Wollstonecraft, filósofa y escritora del siglo XVIII: «Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas».
Por Dalila (@dalila_sin)
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Me parece muy acertado haber abarcado tu artículo desde una óptica estructural del sistema capitalista.