La sociedad cambia con el tiempo y el machismo, como no es tonto, se ajusta a la perfección a dichos cambios para seguir perpetuándose.
El patriarcado se ha ido ajustando a cada época de la historia, pero siempre con un mismo objetivo: subyugarnos.
Nos han inculcado el miedo y la cultura del silencio: hemos sido quemadas por brujas, no hemos podido tener independencia económica, la violencia física hacia las mujeres se ha normalizado como quien le daba una patada a una piedra, no hemos podido decidir sobre nuestra vida… siempre hemos sido menos.
Ahora que las mujeres alzan la voz en masa y que el miedo empieza a disiparse poco a poco, el machismo vuelve a mutar de nuevo para continuar con su opresión ¿y qué es lo que ha hecho? Sencillo: sumarse a nuestro movimiento pero desde su propia perspectiva, vendiéndonos sus intereses como la liberación de las mujeres.
Por eso ahora podemos prostituirnos y alquilar nuestros vientres porque “somos libres de hacer con nuestro cuerpo lo que queramos”. Sí, seríamos libres si no viviésemos en una sociedad patriarcal y capitalista pero por desgracia no es así. Además (y es algo que se dice muy poco y habría que gritarlo todos los días) el feminismo es una lucha colectiva, no individual. ¿Cómo puede decir el “feminismo” que eres “libre” de hacer lo quieras con tu cuerpo si, a cambio de esa “libertad” hay miles de mujeres víctimas de trata? ¿Dónde está la lucha colectiva?
Esto mismo puede extrapolarse a muchos comportamientos cotidianos como la liberación que supone para una mujer mostrar su cuerpo desnudo en fotografías. Sí, es cierto que el cuerpo de la mujer ha sido “pecado” y sí, es cierto que puedes enseñar tu cuerpo como quieras y a quien quieras pero… ¿os habéis dado cuenta de que los únicos cuerpos que el patriarcado quiere que enseñemos sean cuerpos normativos con posturas en las que se nos vea el culo, las tetas y todo lo demás sin importar que estemos hechas un ocho? ¿Eso no os hace reflexionar sobre los porqués?
Sí, el machismo está vivo, es astuto y tiene mucho dinero, por eso hay que andar con mil ojos y no comprar sus discursos ya que, si lo hacemos, seguiremos viviendo oprimidas, eso sí, siendo “muy feministas todas”.
Por Ale de la Fuente (@Relatofeminista)
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