Vosotras, vuestros hijxs, vuestros familiares y amigxs que os han apoyado y lo siguen y seguirán haciendo, no tenéis la culpa.
Sé que salen eruditos del derecho y de la justicia, de la violencia de género y de la psicología cada vez que se comete un nuevo crimen en el que una mujer es asesinada por su pareja o ex pareja, cada vez que alguien, que alguna mujer se arma de valor y denuncia una agresión sexual. Sí, lo sabemos. Estamos cansadas de ver como estáis tan educadxs en el machismo que incluso nos hacéis las responsables últimas de cada atrocidad. ¿Hasta cuándo?
Jessica fue asesinada en la puerta del colegio de su hijo, delante del mismo, de alumnxs, de niñxs, de padres, de profesores, a plena luz del día. Acribillada a tiros. Cinco disparos son los que consideró su asesino que eran suficientes. Cinco tiros decidió su expareja que bastaban para acabar con su vida y dejar huérfano al hijo de ambos. Y no, un maltratador no puede ser un buen padre. La noticia caló hondo en mi cabeza, pero más en mi alma. ¿Cómo se digiere tal brutalidad? Cada vez los autores de este terrorismo machista actúan de una manera más cruel. Por eso, he creído oportuno hacer una aclaración para que no volváis a cometer los mismos errores. Hablo de vosotrxs, los que señaláis a la víctima y la catalogáis de culpable.
“Artículo 27 del Código Penal: Son responsables criminalmente de los delitos los autores y los cómplices.
Artículo 28 del Código Penal: Son autores quienes realizan el hecho por sí solos, conjuntamente o por medio del otro del que se sirven como instrumento (…)
Artículo 29 del Código Penal: Son cómplices los que, no hallándose comprendidos en el artículo anterior, cooperan a la ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneos.”
Esto es lo que establece nuestra legislación sobre a quién se puede considerar responsable de cometer un delito. Los responsables de los mismos son sus autores y sus cómplices. Por ello, me gustaría que toda la sociedad, que todxs nosotrxs tengamos muy claro que una víctima nunca, nunca va a ser culpable.
Me gustaría no tener que leer ni escuchar más eso de “la culpa la tiene ella, por aguantar”, “es tonta, no puedes dejarte dominar por un hombre” o “es que si no denuncias pasa eso”. Sé que estáis más que acostumbradxs a tener que escuchar esto, a que se nos torture y recaiga en nosotras el peso de la responsabilidad. ¿De verdad estáis insinuando que la responsable de su propio asesinato es ella misma? Pero ¿con qué legitimidad os creéis para juzgar y sentenciar a víctimas y verdugos? No lo sé; pero, quizás, habéis hecho un ejercicio de empatía; y, como se dice coloquialmente, os habéis puesto en los zapatos de esas mujeres que sufren o han sufrido maltrato por parte de su pareja o ex pareja y habéis visto claramente que sí, que la culpa la tienen ellas por no denunciar. Porque una mujer víctima de violencia de género sabe desde el primer momento que lo es, seguro que se califica a sí misma como víctima, por supuesto que en la primera bofetada se planta ante su agresor le dice que ni una más y sale directa a comisaría, a poner la denuncia. Y allí, en comisaría, termina todo. Ella recupera su libertad y él ya no le hará más daño. ¿Verdad que es así como lo veis? Debe ser, porque si no es de esta manera no logro entender como tenéis la osadía de hacer semejantes pronunciamientos.
Me aterrorizan estos atrevimientos, los crímenes y la pasividad ante las injusticias. Pero si hay algo que me genere temor es el hecho de que la cultura del patriarcado llegue hasta nosotras, hasta el punto de dominarnos, hasta el punto de que haya una, una única mujer en nuestro planeta que se sienta culpable de la violencia, sea del tipo que sea, que está sufriendo. A ti, quiero decirte y que no olvides: que no tienes la culpa. En absoluto. No tienes la culpa de los primeros gritos porque la cena no esté lista cuando él llega de trabajar o de que la ropa, tu ropa, que hayas elegido ese día no le parezca la apropiada. No tienes la culpa de que no le guste que hables con ciertas personas, la culpa la tiene él de su inseguridad, de sus celos, de querer poseerte como si fueras un objeto. No tienes la culpa de que tu sueldo sea mayor que el suyo y esto le haga sentir tan inferior que tenga que valerse de su fuerza física para alimentar su ego masculino. No tienes la culpa de que tus hijos hayan llegado tarde a casa o hayan suspendido, también son sus hijos y también es su padre. Que no, que no es tu culpa. Tampoco lo es cuando su agresividad empieza a crecer y ocurre algo más. Ni cuando aceptas sus disculpas y confías en su arrepentimiento y te aferras a la esperanza de que todo va a cambiar porque tienes motivos suficientes para seguir con él. Porque es lo mejor. Porque, si le dejas, ¿dónde vas a ir? ¿Qué va a pensar la gente, tu familia, tus hijxs, tus amigos? Con todo lo que se ve en televisión hoy en día.
Se considera autor al que comete el hecho tipificado en el Código Penal como delito y ese no es otro que el asesino, que la pareja o ex pareja. Pero quiero hablar de los cómplices. De quienes lo vieron y no hicieron nada por evitarlo. De quienes son conscientes del problema y miran hacia otro lado. De los que entienden la violencia de género como un problema de pareja. De los que ven en la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género un arma de ataque en manos de la mujer que nos da el poder de arruinarle la vida a los hombres. De los que la catalogan de fascista. Quiero creer que no soy la única a la que se revuele el cuerpo cuando piensa en todo esto.
El machismo mata. No estamos ante un problema puntual. Hablamos de terrorismo machista. España tiene experiencia, desafortunadamente, en este ámbito. España supo luchar contra el terrorismo de la organización ETA. ¿No lo va a hacer ahora? No me duele que, cuando se cometen crímenes como el de Jessica, el ex Presidente del Gobierno Mariano Rajoy se limite a hacer un simple RT en su cuenta oficial al tweet de la, por aquel entonces, ministra de sanidad, Dolors Montserrat. No puedo decir que me duele porque dolor no es la palabra. Decepción o bochorno se asemejan más a lo que siento. Quizás nuestras vidas no merezcan ya ni 280 caracteres. Lo entiendo. Estamos en época de crisis -económica, de identidad, de unidad española- pero no de crisis machista, parece que nunca es buen momento y siempre hay algo que anteponer a las más de 800 mujeres (cifras oficiales) que han sido asesinadas por violencia de género, por el machismo, víctimas del patriarcado desde que tenemos datos (2003). Cómplice es el gobierno que anuncia un pacto de estado con honores que no aplica porque no pone ni dinero para llevarlo a cabo ni fecha para ejecutarlo; pero que sí nos muestra con ello su tolerancia a la violencia y falta de voluntad política. Y así, difícilmente, vamos a poder solventar este problema.
Cómplices son los medios de comunicación que dejan para el final de los informativos el “ha aparecido muerta presuntamente a manos de su marido…”. Que no. Que no muere y tampoco pierde la vida. Que se la quitan. Que es un asesinato y, cuando se hace a la vista de todo aquel que pasa por la calle, no es presunto. El periodismo es cómplice de manipular los hechos y de restarle importancia. Son asesinatos machistas y ese debería de ser el titular.
Cómplice es la sociedad que mira hacia otro lado cuando ve que esa bronca entre pareja ha terminado en una agresión machista. Lo es cuando no cree un testimonio de malos tratos.
Cómplice es el sistema judicial cuando falla, cuando deja en libertad a agresores reincidentes o con un alto índice de probabilidad, cuando no pone la protección necesaria a la mujer. Cómplices son los agentes encargados de evaluar el nivel de riesgo con nula formación en feminismo y violencia de género.
La culpa es de quien decide recortar en igualdad y no utilizar dispositivos de protección eficaces como la conocida pulsera que avisa cuando el agresor está cerca porque, estamos en crisis y hay que ser austeros.
Nosotras no. Nosotras tendremos la culpa de incomodar al gobierno, de luchar por desterrar el patriarcado como modelo dominante en la sociedad y de educar en igualdad. Seremos responsables de muchos cambios sociales, pero no toleraremos, bajo ningún concepto, que nos quieran responsabilizar de un asesinato machista.
Más de ochocientos feminicidios hasta el día de hoy. Pero no son un número. Son Matilde, Antonia, Blanca Virginia, Cristina, Carmen, Rosa, Susana, Eliana, Encarnación, Irina, Ana Belén, Fadwa, Mª Carmen, Catalina, Noelia, Pilar, Raquel, Laura y muchas más, y lxs hijxs que dejaron, que no fueron culpables sino víctimas del fracaso de la sociedad. Son más de ochocientas historias.
Ojalá no nos sobraran motivos para luchar por un mundo mejor, por un mundo donde una mujer puede vivir libre, sin miedo. Ojalá no tuviéramos razones para salir a la calle a gritar para que se nos escuche el día 25 de noviembre y todos los que no son 25. Ojalá no hubiera necesitado escribir esto que sale de muy adentro. Desde donde se juntan la rabia y la tristeza, la impotencia y las ganas de luchar, las lágrimas reprimidas y la esperanza. Esperanza, sí. Porque esto va a cambiar, tiene que hacerlo. #NiUnaMenos
“Estas son las únicas víctimas que llevan asociada la culpabilidad. Ninguna otra víctima de violencia se siente avergonzada de haber sido robada, atracada.” Miguel Lorente, experto en violencia de género.
Ana L.Moreno @anizmoreno_
Puedes ayudarnos con 1 euro al mes para pagar los gastos del mantenimiento web uniéndote a nuestro grupo de Teaming aquí: