Hoy, 30 de julio de 2018, y para recordarnos que no se trata de un día cualquiera, sino que es el Día Internacional contra la Trata, tenemos para desayunar – y para indigestarnos – un almuerzo de números alarmantes sobre esta esclavitud del siglo XXI en el informe que ha elaborado la Fiscalía de Extranjería. En base a los cerca de 600 registros en cuanto a investigaciones sobre trata de seres humanos desde 2012 en nuestro país.
La conclusión del mismo es que, la cifra más reveladora es la de que el 86% de víctimas de trata está relacionada con la explotación sexual. No olvidemos que el 90% de mujeres que se prostituye en nuestras calles o en los clubes de alterne son víctimas de esta explotación. No cabe ninguna duda de que la prostitución es uno de los negocios que más dinero genera en España y en el mundo. Sólo en nuestro país les renta a los proxenetas más de 5 millones de euros al día. Cualquiera podría decir, y estaría en lo cierto, que resulta más rentable para el traficante, hacerlo con mujeres que con cocaína y, no estaría mintiendo.
Pero la trata de personas, a diferencia del tráfico de drogas, es considerada un delito internacional de lesa humanidad y, desde este ámbito, el internacional, se han aprobado y dictaminado directivas, resoluciones, protocolos… que, si acaso, han supuesto alguna modificación en el código penal español. Y ahora que lo podemos ver bajo el prisma objetivo de los números, podemos decir que, a todas luces las pocas medidas adoptadas son insuficientes. A lo que podemos añadir que, casi la mitad de las investigaciones se acaban archivando. En muchas ocasiones, las víctimas no acuden a declarar, pues le tiene más miedo a la justicia que a sus explotadores.
Así, la clandestinidad y la invisibilidad acaban con la vida y los sueños de miles de mujeres, víctimas de la trata, para las cuales, España es uno de los principales países de paso y de destino. Un estado que no puede garantizarles sus derechos humanos y constitucionales y que no cuenta con una protección real y efectiva para ellas.
Por eso, algunas iniciativas de ordenanzas municipales para sancionar a proxenetas y clientes de la prostitución, como la que se quiere impulsar en Madrid antes de que finalice 2018, pueden tener un efecto positivo, aunque menor. Sin olvidar que no está exento de debate entre las posiciones abolicionistas y reguladoras. No hay más que ver el ejemplo de Barcelona, donde finalmente se tumbó una iniciativa similar. Pero en cualquier caso, esto es una legislación menor. Una pequeña tirita sobre una herida que desangra nuestro cuerpo social.
Y mientras tanto, las luces de neón de los clubes que se extienden por doquier a lo ancho y largo de las carreteras de España – y del mundo – siguen escondiendo la realidad de palizas, violaciones, amenazas, sometimientos de terror, abortos forzosos…recientemente, en Alicante, fue rescatada una víctima nigeriana que fue violada en numerosas ocasiones y obligada a abortar hasta cinco veces.
De esta manera tan repugnante, captores, secuestradores, proxenetas crean su forma de vida. Una vida sostenida en la esclavitud de las mujeres. Así estos hombres se encumbran, llegan a lo más alto, llevan vidas de puro lujo.
Mientras que las vidas de Ana, Lucía, María, Elena… y tantas mujeres, se van por el desagüe al fondo de las cloacas más asquerosas.
Por Lourdes Pastor (@Lulespastor )
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