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UN PEREGRINAJE DE RECLAMACIÓN EN EL 12 DE OCTUBRE

La Revo, Casa Okupada Autogestionada y Feminista de Sevilla, organizó el pasado 12 de octubre una contra-celebración para protestar por esta festividad que conmemora la colonización de América.

Se invitó a un colectivo de mujeres indígenas procedentes de Turtle Island (EE. UU), quienes han llevado a cabo un peregrinaje de Córdoba a Huelva, “The Truth & Reclamation Pilgrimage”, con la idea de emprender un camino de sanación espiritual, al tiempo que exigir a la Iglesia Católica y al Gobierno de España una disculpa pública por la colonización, así como la eliminación de los monumentos a Colón en Madrid, Barcelona y Sevilla.
Eligieron Córdoba como lugar de inicio el Día del Pueblo Indígena (10 de octubre), pues fue allí donde la Corona y la Iglesia se pusieron de acuerdo para financiar el viaje de Colón, mientras que Huelva, ciudad de la que este partió por primera vez para conquistar América, ha sido su destino el Día de los Muertos.

Durante el camino, son numerosas las anécdotas de lo que les iba sucediendo. Un día de madrugada, mientras dejaban atrás un pueblito donde habían pasado la noche, los niños de aquel lugar exaltados y curiosos las acompañaban y les preguntaban acerca de la pintura de sus caras, su tronco ritual decorado con plumas y pañuelos de colores, sus vestimentas. Según ellas, en general la gente que se han ido encontrando en el camino ha sido generosa, ha mostrado curiosidad y las ha apoyado bastante.

En Sevilla, y todas vestidas de blanco, entraron en la Giralda para llevarle en mano al arzobispo una carta invitándole a una charla con ellas, así como pidiéndole que diera muestras de perdón públicamente por la colonización de América. En las puertas de las oficinas del arzobispo una representante del mismo les dijo que este se encontraba ausente, pero les dio la bienvenida a Sevilla y las invitó a que permanecieran en la Catedral. Sorprendentemente, poco después, un hombre en la Catedral las instigó de mala manera a que se marcharan; ellas respondieron que solo querían rezar, pero el señor (cada vez más enfadado), las echó del lugar bajo el pretexto de que su presencia era violenta y bajo la amenaza de que llamaría a la policía. Como ellas se negaban a marcharse, este decidió apagar todas las luces y echar a todos los visitantes. El grupo permaneció en las puertas de la Giralda entonando un canto de rezo indígena.


El 12 de octubre, en el acogedor espacio de la Revo, entre el humo de las velas y el olor del incienso, nos sumergimos en las historias de Caro Acuña Olvera (Tribu Xicana de los Dos Espíritus Aztecas), RaheNi l’naru (Tribu Taino Dos Espiritus) y Alicia Lueras Maldonado (Tribu Xicana). Una cámara iba grabando las escenas que aparecerán próximamente en el documental que están creando acerca de su viaje.

Reflexionaron primero acerca de las fronteras, esas que no se inventaron sus ancestros, y nos invitaron a reflexionar a nosotras sobre cómo la colonización afecta hoy en día a las mujeres de las poblaciones indígenas. “La conquista no consistió solo en barcos que llegaron a EE. UU, la conquista también supuso la llegada del patriarcado, siendo las mujeres víctimas de ese arrebato de tierras, de esa conquista. La propia Reina Isabel formaba parte de una estructura social patriarcal, en torno a la que se conformó todo un entramado religioso y político. Hay que pensar en cómo este patriarcado y en cómo el poscolonialismo continúa afectando hoy en día a las mujeres indígenas”, afirma Caro Acuña.

Han llevado a cabo este viaje a modo de ceremonia ritual para sanar viejas heridas que, según ellas, se anquilosan en los cuerpos y se transmiten de generación en generación.  Quieren recuperar aquello que los colonizadores les arrebataron: su sabiduría ancestral, el amor por su cultura, sus métodos de sanación, sus medicinas. “Hemos vivido un proceso de asimilación de costumbres de Occidente, un posterior proceso de deconstrucción, y ahora estamos intentando reconstruir lo destruido. Nuestra universidad y nuestro dios residen en la naturaleza”, explica Caro.
Además, hoy en día tampoco lo tienen fácil; el gobierno de EE. UU no apoya a los indígenas. La militarización de los cuerpos de seguridad del estado ha supuesto que sufran una continua represión policial (de igual modo que sufren los afroamericanos), no visibilizada ni tampoco mediática. Han perdido gran parte de sus tradiciones ancestrales, de su historia, y algunos de sus seres queridos han muerto a causa de la represión policial. La recuperación de su cultura, dicen, ha de venir de la mano de la lucha por la justicia social.

Caro Acuña, quien pertenece a la tribu azteca (aunque desconoce cuál es la tribu exacta de sus ancestros) sabe, como sus compañeras indígenas que resisten en EE. UU, que los colonizadores no pudieron destruirlo todo, que los indígenas resistieron y por ello hoy en día se esfuerzan en recuperar sus raíces, para que todas las tribus y lo que queda de ellas se unan para defender la conexión con el todo, el respeto por la tierra y la naturaleza, los elementos y el mundo espiritual.  En esta línea, desde hace más de un año, las tribus Lakota, Navajo, Xicana, Taino, Boriqua, así como algunas personas mexicanas y afroamericanas, viven en un campamento improvisado en apoyo a la tribu Siox, que defiende sus tierras en Standing Rock para impedir que se construyan plantas petrolíferas.

Pintura: Beatriz Aurora

La historia de sus vidas nos ha conmovido y nos ha hecho tomar otra vez conciencia sobre eso que siempre se les olvida a algunos de nuestra fiesta nacional del 12 de octubre, esa nefasta consecuencia que no es sino la opresión y el exterminio de tantas tribus, tantos pueblos. Escuchábamos expectantes cada palabra, atentas a sus gestos, sus silencios, y algunos recuerdos, de esos que hacen que se te ericen los pelos del cuerpo.

Tanto sufrimiento, tantos opresores y asesinos que salieron ilesos, y sin embargo ellas hablan del perdón, el que eleva el espíritu, porque una ya ha gritado, ya ha pasado por un proceso previo de rabia y dolor. “Esta velada con vosotras en la Revo – explica Caro – bien podría ser la primera conversación para la reconciliación. La reconciliación es un proceso de naturaleza femenino, puesto que implica actos de comunicación como este, en el que prima la intención de hablar sobre algunos temas, en lugar de crear conflictos y pelear acerca de los mismos”.

Creo que todas pudimos percibir esa energía. Cuando acabaron de hablar, y aunque nos invitaran a hacerles preguntas, no se podían decir muchas cosas. Terminaron entonando algunos cantos indígenas. Después, alguna individualmente se acercó y les dio las gracias. Por fin la reconciliación, la de verdad: gracias. Solo podíamos decir que estábamos agradecidas, que nos habían sacudido de arriba abajo, que la historia de sus vidas podía cambiar también las nuestras.

Por: Blanca Berjano.
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