A pesar de los avances que ha realizado el feminismo a lo largo de la historia, como el derecho al voto o el divorcio, el lenguaje no ha sufrido grandes cambios significativos que supongan la inclusión de las mujeres en el ambiente cotidiano.
El lenguaje es la capacidad propia del ser humano para expresar pensamientos y sentimientos por medio de la palabra; un sistema de signos que utiliza una comunidad para comunicarse oralmente o por escrito.
Por lo tanto, es el reflejo de la sociedad en la que vivimos, y no debería extrañarnos que el machismo esté tan presente en él. “El lenguaje está creado por el hombre, para el hombre y tiene como objeto el lenguaje del hombre” dice Pilar Caraega, filóloga y autora del libro El libro del buen hablar. Una apuesta por un lenguaje no sexista.
Esto no ocurre en todas las lenguas ya que por ejemplo el inglés no es un lenguaje sexista debido a que sus sustantivos, adjetivos… no tienen género. A veces resulta muy complicado darnos cuenta donde se encuentran los usos sexistas del lenguaje, ya que debido a la costumbre, la tradición, la educación que recibimos desde pequeñas, es difícil analizar la cantidad de información que recibimos diariamente, por ejemplo;
- La Ministra, que clausuró el acto, eligió un traje de seda azul.
Esta oración no se aparta del uso normal del castellano y pasaría perfectamente un análisis sintáctico o morfológico, no incurre en errores ortográficos y sus significados son correctos; en cambio, ¿si fuera un ministro se hablaría de su corbata? ¿Esta sería realmente una característica destacable en una intervención pública de un Ministro?
Gracias al lenguaje interpretamos la realidad pero también nos indica cual es el mundo que nos rodea, por lo tanto no es ajeno al hecho de que las mujeres durante la historia e incluso actualmente seguimos estando en un segundo plano, seguimos estando oprimidas.
Es más sencillo de lo que parece explicar por qué el machismo se ha adueñado de algo tan necesario para el ser humano como es el lenguaje, y es que “lo que no se nombra no existe”. Esto implica el hecho de que el lenguaje en su visión androcéntrica del mundo no incluya a las mujeres para que tengamos una representación simbólica en la lengua.
El lenguaje no sexista es el que no oculta, no discrimina y no oprime.
En 1973 en la segunda ola del feminismo surgió el artículo “Language and Woman´s Place” de lingüística norteamericana donde Robin Lakoff planteaba por primera vez una reflexión sobre el lenguaje de hombres y mujeres y sus usos.
Hay determinados recursos que se pueden utilizar para no caer en usos sexistas del lenguaje:
- Las normas gramaticales y estilísticas son compatibles con un uso no sexista, hay recursos morfosintácticos y léxico-semánticos para evitar el uso sistemático del masculino genérico; por ejemplo en vez de usar “los hombres” para incluir hombres y mujeres, se podría utilizar sustantivos no marcados como “las personas”.
- Gramaticalmente no existen sustantivos invariables, el uso de palabras como gerenta lo determinaran los cambios en la realidad social y el consenso de los hablantes; si todos empezáramos a usar estas palabras no quedaría otra opción que normalizarlas.
- Uso del lenguaje neutro (lenguaje inclusivo), tiene más posibilidades de ser aceptado si empezamos a usarlo con naturalidad; deben buscarse alternativas neutras.
Cada vez más personas se suman al uso del lenguaje neutro, sobre todo con el auge del movimiento feminista actual y gracias a colectivos LGTB.
Aunque el recurso más utilizado hasta ahora era la “x” como terminación para sustituir al masculino genérico, esto implicaba un problema frente a los lectores de texto que emplean algunas personas con diversidades funcionales de visión, los cuales son incapaces de pronunciar las palabras que contengan la “x”; diversos activistas también defienden que el problema de la sociedad frente al lenguaje neutro se debe a la cisnorma presente en la sociedad en la cual personas no binarias y trans no están visibilizadas.
Para que realmente las mujeres consigamos un lugar simbólico en la sociedad es importante que luchemos por un lenguaje donde no se nos omita ni se nos “incluya” bajo unos términos creados por y para los hombres.
Por Ángela Marcos @Angela_1723
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