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365 Días o cómo normalizar, una vez más, el maltrato

365 Dni, o 365 Días en español, es una película polaca que Netflix categoriza como “romántica”. Ha sido vista por millones de personas en España y esto ha hecho que se coloque en el primer puesto del Top 10 de la plataforma de streaming tras solo dos días en el catálogo.

Su audiencia es plural y habrá adolescentes que la están viendo y que muy probablemente que no tengan los recursos para entenderla del modo que es necesario entenderla: como un filme en el que se muestran violaciones, coacciones y secuestros.

En cambio, esta audiencia de millones de personas que están siendo educadas de manera inconsciente sobre las relaciones y el sexo través de películas como esta, ven una historia de amor, porque es en lo que la categoría “romántica” hace pensar.

Ven a Laura, una mujer estereotipada, que es demasiado guapa para el novio que tiene originalmente, que ni siquiera le hace caso ni la toca de manera sexual. Una mujer que, teniendo un cuerpo tan de acuerdo con los cánones de belleza tradiciones, se merece a un hombre mucho más sexy. Un hombre como Massimo.

Y en Massimo ven a un hombre en crisis que cuando está a punto de morir sueña con Laura, aunque no la conoce, y luego se dedica a buscarla hasta que da con ella y la secuestra, para que sea ella la que “libremente” se enamore de él en 365 días. Para ello le encierra en su mansión y le compra ropa, porque no hay nada que pueda hacer más feliz a Laura que tener a hombre guapo interesado en ella y rico para que le compre todo.

El problema es que el secuestro se queda en un segundo plano, como si no fuese importante que el inicio de esa relación se basa en la coacción. Una coacción que no solo ejerce sobre Laura, también sobre una azafata de su jet privado a la que tras recibir una mala noticia, viola obligándola a hacerle una felación. Porque que la azafata le mire y le sonría no es un sí; solo sí es sí

Sin embargo, como todo en esta película, esta agresión se muestra como algo normal y la azafata sonríe sutilmente tras lo que ha ocurrido, como si no fuese para tanto y hubiese estado bien.

Pero a nadie parece importarle ese episodio, el secuestro o el hecho de que Massimo es un mafioso que ordena amenazar y asesinar a personas que le complican la vida. Porque con Laura es un caballero y no quiere hacerle daño, ¿no? Aunque a mí me cuesta creerlo porque no concibo como caballeroso o atractivo que me toquen cuando estoy atada de pies y manos por resistirme a subir a un avión, o que me obliguen a ver cómo otra mujer le hace una felación para ponerme celosa y que sepa lo que me pierdo, o que cuando me despierte tras desmayarme él esté durmiendo a mi lado y yo lleve un ropa diferente o esté desnuda.

Y a esto se le añaden escenas en las que él decide qué ropa tiene que llevar ella puesta, poniendo mala cara cuando la falda le parece demasiado corta, en las que ella le pide permiso para hacer cualquier cosa y en las que él la agarra del brazo como si fuese una muñeca para moverla u obligarla a ir a algún sitio.

 

Una de las razones por las que esta película ha tenido tanto éxito ha sido por las escenas de sexo (siempre por cierto desde una óptica 100% masculina) y la relación de dominación que existe entre los personajes. Cada cual es libre de decidir cómo y con quién mantener relaciones sexuales, la cuestión es que en 365 Días, aunque intenten mostrarlo de otro modo, Laura no es libre, Laura está secuestrada.

La cantante Duffy, que a principio de año reapareció en Instagram contando que fue secuestrada, violada y drogada hace unos años, contacto con Netflix para que la plataforma retire 365 Días de su catálogo por la manera en la que se banaliza la explotación y la esclavitud sexual y se romantiza la violencia de género. 

El síndrome de Estocolmo, el machismo y la violencia hacia la mujer con problemas reales y que en una película se muestre como “normal” el enamoramiento de Laura y Massimo, y no como maltrato físico y psicológico, es una falta de concienciación y es peligroso, porque sienta un precedente, que se añade a otros muchos, sobre cómo es el amor y cómo han de ser las relaciones.

365 Días va a tener una segunda parte que ya está confirmada. Y esta segunda parte volverán a verla millones de personas, millones de adolescentes que creerán que está bien que tu pareja te vapulee, te encierre y decida que nunca serás libre. 

Y eso, Netflix, no está bien.

 

Por María M. (@mariamaganacm)

 

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