Una ley es la forma en la que los políticos introducen mejoras en la sociedad. La ciudadanía espera siempre que un gobierno persiga el bien común y que su forma de gobernar sea beneficiosa para una gran mayoría de personas. De hecho, es injusto que no sea así. E inmoral.
El 7 de octubre 2022 el que tanto bombo se da en llamarse así mismo gobierno más progresista de la historia, puso en vigor la llamada ley del solo sí es sí (Ley de garantía integral de la libertad sexual). El feminismo siempre puso en duda que esta ley fuese a significar algo en la disminución de casos de abuso o violación. Básicamente porque el consentimiento no es deseo. Una mujer colocada en una situación peligrosa o susceptible de serlo puede dar su consentimiento a mantener relaciones sexuales con uno o más hombres solo por temor a perder la vida o a ser tratada de manera violenta y dolorosa. El bloqueo que produce el pánico puede conseguir que alguien diga que es el tiro que le dieron a Prim. Una/un menor no puede dar su consentimiento, pero si ser coaccionada para hacerlo. Es verdad que en España la ley prohíbe mantener relaciones con menores, pero ya vimos lo que pasó en el juicio de los futbolistas burgaleses, donde un juez dictaminó que la diferencia madurativa entre uno de ellos, de 19 años, no era tan distinta de la de la víctima que tenía solo 15. Pensemos en que el chico tuviese 15 y la víctima fuese una niña de11 y luego, repasemos la sentencia. Pero no solo es cuestionable la actitud del ministerio de Igualdad (y no olvidemos el de Justicia que estaba también implicado), artífice de la ley con respecto al consentimiento. Además de todo lo dicho, la ley agrupa los delitos de agresión sexual y abuso y supone, que las penas mínimas de todos los supuestos en los que los delitos se producen, sean menores. Si la intención del ministerio no era la de rebajar las condenas podrían haber legislado de otra forma. No lo hicieron y desoyeron las voces que, desde otros partidos, asociaciones feministas y de juristas profesionales, así como el Consejo General del Poder Judicial, estaban avisando de las consecuencias de una ley hecha a pedazos. Todos los que pulsaron el botón de alarma, sabían que la ley conduciría a lo que nuestros atónitos ojos contemplan hoy, al no incluir una Disposición Transitoria donde se especificase que no se revisarían las condenas previas, incluidas las que ya tenían sentencia firme. En nuestro ordenamiento jurídico, todo reo tiene derecho a revisión de condena siempre que una ley posterior a su sentencia, sea más favorecedora. Aunque ya esté en prisión.
A día de hoy más de 170 agresores y violadores (incluso de menores) han visto rebajadas sus condenas y más de 15 delincuentes están fuera de prisión por la misma razón. Cuando comenzaron los procesos de revisión de condenas, la ministra de Igualdad, indignada por las acusaciones sobre su pésima ley, achacó al machismo de la judicatura que los condenados fuesen favorecidos. Eso pasa cuando al frente de un ministerio se pone a una persona que no conoce ni lo más básico del ordenamiento español. Qué todo el mundo es culpable menos ella.
La indignación ha ido creciendo de forma exponencial cuando día a día, violadores y agresores se relamían de gusto sabiendo que donde eran 5 ahora serían 4 y donde eran 12 ahora iban a ser 10. Qué un año menos de prisión no es una broma y ya ni te cuento si eso puede suponer salir en libertad.
Mientras todo esto sucede, las víctimas de todos esos agresores tiemblan en sus casas. Saben que los hombres que las violaron saldrán antes a la calle o ya lo han hecho y su miedo, sus recuerdos y su agresión vuelven noche tras noche atormentando su sueño, pensando que un salvaje anda libre por la calle gracias a un gobierno y un parlamento ineptos.
Pero el vaso aun podía llenarse más. No había rebosado todavía cuando la Secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, vertió las últimas gotas a una situación descabellada. En un acto que gracias a las redes todas pudimos ver, directamente se carcajeó de las víctimas al tomarse a cachondeo el número de delincuentes beneficiados con la ley.
Esta mujer, que nos tiene más que acostumbradas a salidas de tono, a burlas generalizadas y a indignantes comentarios, rizó el rizo tomándose algo tan serio como una violación, a purito cachondeo. Ella y las palmeras que se sentaban en torno a su silla. Todo un acto de “feminismo”. De ese que tanto presumen y que no saben ni escribir sin faltas. Cuando las críticas volaban veloces por despachos, medios y redes sociales, ella en vez de asumir culpas y pedir perdón acompañando sus palabras con una carta de dimisión, tiró de la tan manida excusa de la manipulación y la tergiversación.
Ante el descrédito de todas, de la reprobación pública incluidas algunas ministras o la secretaria de Igualdad del PSOE; que ha sido su aliada en la aprobación del otro gran despropósito (la ley trans); el señor presidente con sus huevos bien sentados en el primer sillón azul del Congreso, ha dicho que es verdad que fue una metedura de pata pero que no es cuestión de ir cesando secretarias de estado por eso.
¡Diga que sí, presidente! Usted no se altere por tener a una persona sin experiencia que ha demostrado ser inútil en un puesto como ese, si realmente le da lo mismo lo que a las mujeres pueda pasarle. Con sacarse una foto rodeado de ellas ya ha cumplido su cuota de “política feminista”. A usted lo que le quita la vida es que ese pacto de gobierno no se rompa, porque eso le puede suponer perder la cama calentita que tiene en la Moncloa. Mientras los de UP quiebran la sociedad con leyes injustas, mal hechas, mal redactadas y con un recorrido lleno de cadáveres, a usted que no le molesten con minucias, que tiene la mente en otras cosas. Cosas de tíos, cosas importantes de verdad. De esas que solo los hombres entienden.
¿Qué los violadores salen a la calle? Pues oye que le vamos a hacer. ¿Qué matan mujeres a diario, incluso más de una, con sus hijos delante y luego las hacen cachitos? ¡Mala suerte joder, qué hubiesen denunciado antes! “Señor Sánchez, que algunas, bueno muchas, habían denunciado a sus parejas. A ver Marlaska ¿qué pasa con las órdenes de alejamiento? Pues nada Pedro, ahí están, pero servir no sirven de nada. ¡Vaya faena, se me acabó la excusa! Pensadme algo para el próximo tuit de condolencias que yo tengo que sacar los presupuestos adelante y no estoy para nimiedades.”
Esa conversación es inventada pero la actitud del gobierno en pleno podría resumirse así. No les importamos lo suficiente como para derogar una basura de ley que pone en peligro a mujeres y niños víctimas de abuso y que además lanza un mensaje a los posibles violadores que, en este país, no sale tan caro llevar a cabo un delito como ese. Tampoco es tan significativo que una mujer con un cargo como el que tiene Ángela Rodríguez, sea cesada inmediatamente por tomarse a jolgorio los sentimientos de las víctimas. ¡Qué solo somos mujeres! A ver si nos vamos dando cuenta.
Este gobierno tan “feminista, progresista, democrático y avanzado” solo piensa en sí mismo. Las mujeres y nuestros problemas siempre hemos sido un grano en el culo para los gobernantes. Toda la vida pidiendo igualdad, avances, contundencia en las condenas, exigiendo conocer los rostros de los agresores y machistas, siempre más, más, más. Pero el tándem “ultra democrático” de eso que ellos entienden por izquierdas que forman PSOE y UP ha encontrado la mejor solución a las exigencias de las locas y feas feministas. Todo esto, solo era la antesala de lo que está por llegar. Los dos juntitos aprueban una ley que nos borra y asunto arreglado. Se acabaron las feministas y sus reclamaciones. Las quejas a la ventanilla de al lado, señora, que esta es la de las cuestiones de Estado.
Gracias miembros del gobierno y parlamentarios españoles, son ustedes realmente amables.
Por Belén Moreno @belentejuelas
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