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LAS CATETAS

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El pasado 13 de febrero los habitantes de las nueve provincias que forman Castilla y León fuimos llamados a las urnas porque el presidente Alfonso Fernández Mañueco, se cogió un berrinche con sus socios, vaya usted a saber por qué, y apoyado por el líder de su partido, rompió el gobierno de la comunidad. Tanto uno como otro pensaron que ancha es Castilla y toda del PP, pero resultó que su envite a la población no les ha salido como esperaban. ¿Qué se han estrellado? Bueno, se han roto algún hueso, pero siguen ahí. ¿Qué pueden gobernar en mayoría y apoyándose solo en ellos? Hay ya tenemos un problema. Solo lo que se dice solo, el PP no va a estar. O el PSOE se abstiene, cosa que no va a hacer, o veremos a los machistas, homófobos, católicos, apostólicos y romanos de los señores de Vox, sentados con ellos en la sala de gobierno. Ya lo ha dicho Isabel Díaz Ayuso. No entiende el miedito que pueden dar los sembradores si la ultraderecha más franquista que Franco, no es tan mala como socia de gobierno.

La izquierda (si nuestra amplitud de mente nos permite considerar izquierda al PSOE y a UP) se ha dado una leche un poquito más fuerte. El partido de la rosa ha perdido 7 escaños y los morados 1. A ver tenía dos, si pierden más, se salen del panorama político castellano leonés.

El campo de nabos que se presentó a las elecciones, no se ha puesto a analizar con seriedad que una comunidad autónoma como la nuestra ha registrado una abstención de algo más de 700.000 personas. Que es gente, aunque a ellos no se lo parezca. Es decir, el 36% de los mayores de 18 años, nos hemos quedado en casa y eso que no hacía un día muy malo. El aperitivo nos lo tomamos igual pero no pasamos por capilla antes de las cañas.

¿Nadie se pregunta por qué? Pues lo haremos nosotras. Como digo el primero punto es que, entre los candidatos a la presidencia, las mujeres brillaban por su ausencia. En una tierra donde solo somos el 50,66% de la población, no había ninguna mujer suficientemente preparada como para ponerle un pulso a los varones. Ya sabemos, por los alabadores de Podemos que circulan en las redes, que en Castilla y León todos somos lerdos, rancios, carcas, viejos, ignorantes (y obviamente no sabemos votar, eso por descontado, como si el resto del país estuviera gobernado por auténticos bolcheviques supervivientes de la Revolución Rusa) y nos parecemos hasta físicamente diría yo, a la familia de Paco el Bajo. Vamos que Régula es gemela de todas las castellanoleonesas. Lo que los adoradores del mesías podemita no saben, es que Delibes se reiría de ellos mientras paseaba por el Campo Grande o simplemente les tomaría por lo que son. Solo recordarles que el más cateto de todo el elenco, colgó de un árbol al señorito Iván. Otro detalle también que se les ha pasado es que la obra se desarrolla en Extremadura, no en Castilla o en León. ¿Estarán diciendo que los extremeños son también unos catetos? Mmmm.

Hemos visto tuits de todo tipo. Desde los que rogaban a Dios que volviera Pablemos a salvarnos de las hordas de la derecha vestida de Curro Jiménez, hasta los que desde “la élite intelectual” nos miraban desde arriba condescendientemente. Vamos que aquí, nuestra inteligencia nos alcanza para pasar el día y firmamos todos con una x.

Las mujeres vivimos todos los días en nuestras carnes las medidas y políticas del “gobierno más progresista de la historia”. Ese gobierno que tiene una Secretaria de Estado de igualdad que se reúne con sindicatos de proxenetas en vez de acabar con la prostitución. Que nos quieren meter con calzador que el sexo es mutable y volátil y que cualquiera, solo con desearlo, cambia su sexo como si llevase la varita mágica en la mano. Todos los días abrimos la prensa con un asesinato machista (el día 17, una cría de 14 años en Jaén) mientras la ministra lanza sus tuits plantilla en donde no tiene ni la decencia de escribir el nombre de la víctima. También nos han llenado de gozo el corazón poniendo a las farmacias como puntos violetas contra la violencia machista. Ya sabemos que para llamar a la policía tener la carrera de Farmacia es una ayuda incuestionable. Esperemos que se amplíe el abanico de establecimientos porque claro, no siempre hay cerca una farmacia de guardia cuando tu marido te está matando. Algunos dirán que, ahora que los hombres con tirantes van a decidir el futuro de las mujeres de las nueve provincias, también será culpa nuestra, porque básicamente todo lo es, no nos engañemos. Pero cuando la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres analizó los programas electorales de todos los partidos, las medidas feministas eran cuánto menos ridículas si no inexistentes. ¡Qué malísimas somos! No votamos a los que nos ignoran por completo y nos ningunean de forma explícita.

Esta buena tierra tiene muchos problemas. Algunos inventados como la desmantelación de la Sanidad Pública, la falta de recursos a la educación o la dependencia. Otros, como la falta de medios de transporte público, las carreteras (esas que se quieren hacer de pago, sí esas), el envejecimiento de la población porque nuestros jóvenes se marchan a otros sitios (realmente hay muchos que quieren quedarse, pero si no se invierte eficientemente en políticas de empleo, pues qué queréis que os diga, el vicio de comer te lleva a buscarte la vida donde sea) y la disgregación poblacional. De ahí que los cuasi vencedores sean partidos muy territoriales que buscan el desarrollo de sus provincias.

Los partidos de esa izquierda progresista no lo han hecho mal, lo han hecho peor. Los que votamos izquierdas, tenemos la estúpida costumbre de pensar. Gastamos fósforo analizando lo que nos dicen y lo que hacen. La diferencia entre la realidad y la ficción. Y en este país, tenemos partidos que piensan que las personas vivimos en los mundos imaginarios que ellos nos venden como verdades verdaderas. Nuestros problemas están ahí y por mucho que se insulte a la extrema derecha, que se lo merecen porque son escoria que no debería existir, tenemos que recordar que en el Congreso de los Diputados ocupan 53 escaños y no todos han salido de Segovia, Salamanca o Palencia. Y que los que calientan el bando azul, están fingiendo que hacen reformas cuando siguen metiendo la lengua en el culo de los empresarios, de los poderosos y de los amantes de la purpurina. Que la televisión pública lleva a “sexólogas” a decirles a los niños que ponerse una coleta les convierte en niñas. Que sus reformas sobre el alquiler de viviendas para jóvenes solo provocan que los arrendadores suban el precio para seguir llevándose lo mismo que sin la paga juvenil. Que hay que hacer política real, señoras y señores, no decir que se va a hacer. Las palabras se las lleva el viento mientras la luz esclaviza a las familias y las obliga a cocinar haciendo chascas con dos piedras.

Ese y no otro es el problema de Castilla y León y el resultado de sus elecciones. Lo es también de la Comunidad Valenciana (donde la vice llora por los rincones mientras habla de complot fascistoide cuando se juzga a los centros de menores por prostituir a las niñas que viven en ellos), a Murcia y sus implantados chips, a Andalucía que persigue psicólogas por expresarse en libertad, a Canarias y su modélica ley trans. En definitiva, los mismos en todos los territorios.

Nos hemos cansado de aspirar el humo que vendéis. Queremos respuestas y dais evasivas. Necesitamos decencia política y nos mandáis insultos. Si de verdad en este país hay una izquierda, que se muestre que todavía no la hemos visto. Ya no queremos votar con miedo, no queremos la opción menos mala. Ahora tendréis que lidiar con lo que vosotros solos habéis construido.

Por Belén Moreno  @belentejuelas

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