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¿Entrar gratis tiene precio?

Machismo, cosificación, eventos machistas

¿Eres mujer? ¿Has salido alguna vez de fiesta? ¿Has estado en alguna discoteca?

Hasta aquí todo bien. Reír, bailar, cantar… En definitiva, pasarlo bien con tus amigos y amigas. Todo son risas hasta que llega el momento en que te tocan el culo. Te giras. Ves a un chico mirándote con cara de sí, te lo he tocado. Le miras. Te mira. Empieza a sonreír de forma nerviosa. Te ha tocado el culo, tú lo sabes y él lo sabe. La diferencia: mientras que a ti te incomoda la situación, a él le divierte.

¿Por qué alguien se cree con derecho a tocarme sin mi permiso? ¿Por qué parece estar bien? ¿Estaré loca por sentirme molesta?

Todo el mundo parece haberlo visto y nadie hace ni dice nada. De hecho, ni se extrañan. Estamos de fiesta, todos hemos bebido un poco… Haz como si nada y ya está, sigue bailando y si eso vamos a la otra zona de la pista.

¿Te suena esta historia? ¿Te ha pasado a ti o a alguna de tus amigas? Apuesto a que la respuesta es que sí.

Si ahora alguien te preguntase si alguna vez te han acosado, ¿qué contestarías?

En la mayoría de los casos diríamos que no, que por suerte nunca nos ha pasado. Sin embargo, tú estabas tan tranquila con tus amigas y un desconocido ha venido y te ha tocado el culo. No te conoce de nada, ni siquiera sabe tu nombre. Hasta hace un minuto ni siquiera te había visto la cara… Pero eso no ha sido impedimento para que se crea con el derecho a tocarte. Ha hecho con tu cuerpo algo que tú no querías. Sí, te ha acosado.

El acoso está tan normalizado que en ocasiones ni siquiera lo identificamos. Son situaciones cotidianas, cosas que pasan y que, por suerte, no van más allá. En un rato se te habrá olvidado y aquí no ha pasado nada. Pero sí, si que ha pasado y pasa precisamente por eso, porque no pasa nada. ¿Sabes lo que sí pasa? Que nosotras podemos entrar gratis. Pasa también, que para eso no podemos llevar cualquier cosa. Si queremos entrar mejor será que llevemos algo de escote. Y también unos tacones.

¿No te sientes cómoda? Bueno, ya sabes, tu puedes llevar lo que quieras, pero en tu casa.

Si nosotras somos las que aparecemos en el cartel y somos las que podemos entrar gratis… ¿No será que somos el producto? Quizá si la publicidad del local no nos sexualizase ni cosificase el primer desconocido de turno no creería que nos puede tocar.

Una vez más se nos deshumaniza. Se nos convierte en: lo que podrás encontrar en este local. Pero no, nosotras no estamos ahí para ser un artículo de consumo. Estamos porque tenemos el mismo derecho que cualquier otro a pasarlo bien, porque igual que la calle también es nuestra, la discoteca también tiene que serlo.

 

Por Laura M. @lauura0601

 

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