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Dalas Review: Misoginia online, denuncias offline

Tiene más de 8 millones de suscriptores en su canal, un espacio abierto a la misoginia en el que Dalas Review, Daniel José Santomé Lemus, publica vídeos atacando el feminismo y negando la existencia de la violencia de género sin despeinarse. Tampoco a la plataforma parecía preocuparle el contenido de estas publicaciones en las que degrada a las mujeres maltratadas, califica a las campañas contra la violencia machista de bombas publicitarias y se difama el movimiento con términos como hembrismo y a sus integrantes como feminazis. Dalas es uno de esos machirulos a los que se le llena la boca con denuncias falsas y hombres destrozados por mujeres despechadas, un cuñado que refuerza los peores estereotipos patriarcales de mujeres histéricas que buscan venganza contra hombres inocentes. En uno de los vídeos, titulado Las mujeres son superiores a los hombres y lleno de datos falsos, llega a calificar de aberrante de Ley de Violencia de Género. Todavía está disponible en la plataforma y es sólo una perla entre las muchas de una cuenta a la que la medida más severa que Youtube le ha aplicado ha sido su cierre durante unas horas hace poco más de un mes.

Su vida fuera de la red no se diferencia demasiado de sus contenidos. El youtuber tiene dos denuncias por maltrato físico y psicológico de dos de sus exparejas, sobre las que publicó todo tipo de vídeos difamatorios en su canal, en los que se incitaba a sus fans a acosar a estas mujeres. Una de ellas, la también youtuber Miare, le acusaba de maltratar a su perro enseñando mensajes en los que Dalas hablaba de las palizas que le daba al cachorro después de que reclamara la propiedad del animal para extorsionarla. Además de estas dos denuncias -la primera archivada y la segunda en proceso de instrucción- Dalas acumula múltiples acusaciones de acoso de otras youtubers y seguidoras -algunas de ellas menores-, a las que habría coaccionado para que le enviaran fotos desnudas o mantuvieran relaciones con él.  Como era de esperar, estas mujeres fueron machacadas dentro y fuera de la red.

Ayer, Dalas fue acusado por la Fiscalía Provincial de Madrid de los delitos de ciberacoso sexual infantil y abuso sexual de menores de 16 años. Al parecer, en 2015 vía Twitter, Dalas habría contactado con una niña de 13 años pidiéndole -una vez más- fotografías desnuda y proponiéndole tener relaciones sexuales. En un encuentro físico en la presentación de su libro, Dalas la habría besado en la boca y le habría hecho tocamientos en los pechos y en la vagina por encima de la ropa. También habría intentado convencerla de que mantuviera relaciones sexuales con él con frases como Me gustaría que la primera vez que lo hagas sea conmigo y Me gustaría follarte. En el juicio que se celebra hoy, la fiscalía pide 5 años de cárcel, 11 años de inhabilitación especial para empleos relacionados con menores de edad y nueve años de orden de alejamiento de su presunta víctima.

Además de esperar justicia para todas las víctimas de Dalas, podríamos preguntarnos por qué las redes sociales y las plataformas de contenido permiten el odio explícito a las mujeres en sus espacios. Quizá deberíamos plantearnos cómo exigirles responsabilidades cuando ensalzan a este tipo de personajes y permiten que se promueva el odio a personas concretas y a colectivos, dándole voz al acoso en sus espacios. Muy especialmente, cuando se dirigen a niños y jóvenes.

Por Princess Caroline @ALaLicuadora 

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