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Hay poco tiempo para el amor

Intentamos cambiar nuestras relaciones de pareja. Nos adaptamos a una época en la que reina el individualismo, la falta de tiempo y el desapego emocional hacia lo que nos rodea.

Hemos visto la trampa del amor romántico. Evitamos todo lo que llevan sufriendo nuestras madres y abuelas por eso que llamaban “amor” y surgen (supuestas) nuevas formas de relacionarnos; esas que según dicen nos van a aportar más libertad, autonomía y tiempo.

El poliamor.

Este se define como “práctica, ejercicio o estado amoroso de una persona en particular que tiende a relacionarse bien sea sexual, sentimentalmente o incluso ambas con dos o más personas con el consentimiento de cada uno de los individuos involucrados.”

En unos tiempos en los que la sociedad capitalista ha alcanzado su culmen neoliberal, la mercantilización se deja ver en todos los ámbitos de nuestra vida. Desde las relaciones sexuales hasta la capacidad reproductiva se han visto afectadas por este fenómeno, y ahora sufrimos las consecuencias de una falsa libertad supeditada a los intereses del capital.

Dividimos nuestra vida en las horas que dedicamos al trabajo, a los estudios, a todas las obligaciones que rodean nuestra vida; soñamos con alargar el tiempo que dedicamos a nuestras aficiones, autocuidados y si tenemos suerte, conciliamos relaciones interpersonales.

En el mundo ideal poliamoroso tendríamos tiempo que dedicarle a más de una pareja, aportarle los cuidados necesarios. En fin, llevar de una forma plena y sana varias relaciones de forma paralela. No existirían estructuras externas a las que adaptarse, el amor se nutriría de tejidos creados por y para nosotras. Unas redes afectivas y sexuales a nuestro gusto.

Sin embargo nos despertamos de ese mundo ideal. El patriarcado y el capitalismo no solo gozan de salud sino que se han adueñado de ese sueño y lo moldean a su imagen y semejanza. Porque no es nada nuevo. Llevamos siglos bajo el desapego de nuestras relaciones amorosas, de una forma más clandestina y menos moderna, porque no se ha aprendido a gestionar las emociones ni los cuidados.

Porque si tenemos que trabajar unas cuarenta horas semanales (si tienes suerte) mientras te sacas la carrera – porque a nosotras, mujeres trabajadoras, no nos las regalan – que no establezcamos relaciones estables, donde apoyarnos, las cuales nos ayuden a construir amistad, comunidad, camaradería, seguimos favoreciendo el sistema actual.

Pero ahora, nuestras relaciones amorosas duran lo mismo que el café del Starbucks, y valen bastante menos.

La idea del “si quieres, puedes” del sueño americano que tan extendida está nos habla también de “si quieres tener varias relaciones -aunque no tengas tiempo material para dedicarle- , puedes”. Si nos lo proponemos no podemos despatriarcalizar nuestras relaciones, ni desentendernos del sistema capitalista que nos roba el tiempo y le atribuye ese carácter cuantitativo – tener cuantas más mejor, aunque no exista un carácter cualitativo en ninguna –

El amor es revolucionario. No debe basarse en la necesidad, ni en el miedo a la soledad. Pero sí en los cuidados, en un momento donde nos quieren alejadas, despersonalizadas y débiles, debemos cuidar nuestras relaciones y hacernos fuertes en ellas.

Sí, es difícil ser poliamorosa en los tiempos que corren. Hay poco tiempo para el amor y pocas energías. ¿Cuántas horas, de verdad, dedicas al amor?

Por Ángela @Angela_1723 

 

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