*En la imagen Keira Bell, antes y ahora.
Nadie puede ni podrá jamás cambiar su sexo. Nadie. No importa cuántas intervenciones quirúrgicas, o cuántas toneladas de hormonas y cirugías plásticas le cueste hacerlo, repito: nadie puede ni podrá jamás cambiar su sexo.
De la misma manera que nadie podrá jamás cambiar su sexo, la ideología queer no podrá jamás reemplazar al feminismo. Aunque los patriarcas se empeñen en hacerlo.
Cuando supimos hace algunos meses el caso de la británica Keira Bell quien demandó a la clínica Tavistock en Reino Unido por haber iniciado en ella un tratamiento experimental de hormonas y bloqueadores de la pubertad para tratar lo que se conoce como “Disforia de Género”, las feministas alrededor del mundo pusimos nuestra atención en ese caso. No solo por la importancia en la protección a la infancia, sino por el precedente que significa que una joven como Keira sea capaz de poner al descubierto la estructura patriarcal y toda la industria que hay detrás de las “clínicas de género” y los millones de euros que eso mueve.
La semana pasada supimos el veredicto final del Tribunal Supremo que le dio la razón a Keira Bell: tanto los bloqueadores de la pubertad como las hormonas de sexo cruzado no podrán ser administrados a niñas y niños sin una solicitud formal ante el tribunal, ya que niñas y niños menores de 16 años no tienen la formación suficiente para entender las consecuencias y los riesgos que estas intervenciones pueden ocasionar a largo plazo en cuerpos totalmente sanos y funcionales. En estos casos, el consentimiento no es suficiente. Incluso para casos de adolescentes hasta los 17 años, el Tribunal recomienda que ante cualquier duda, el equipo médico involucre al Tribunal para decidir cualquier tratamiento con miras a la protección de las y los menores.
Esta sentencia dicta un precedente importantísimo para la lucha feminista, no sólo en Reino Unido, sino también a nivel mundial por lo que es necesario que sigamos vigilantes para que en el futuro esta sentencia sea respetada en todos los países donde la ideología queer intenta infiltrarse hasta en la legislación.
No es un tema nuevo para las feministas, hace mucho que venimos estudiando y denunciando el peligro de sustituir género por sexo no sólo en el habla cotidiana, sino también en las legislaciones de nuestros países. Tenemos que ser más claras y referirnos a los problemas de forma directa: género es el conjunto de estereotipos sexistas impuestos por el patriarcado, sexo es la realidad biológica propia de nuestra especie. Si hablamos de Disforia de Género tenemos que hablar definitivamente de esta enfermedad social que representa el patriarcado y las consecuencias culturales y hasta corporales que infringe en las personalidades de cada individuo.
Que una niña sienta el peso social de un proceso natural como lo es el crecimiento y el desarrollo de características sexuales, como un castigo hasta el extremo de querer mutilarse, es síntoma del machismo que sufrimos como sociedad, que nos crezcan los pechos en sí mismo no debería ser tan doloroso, no debería significar una tristeza tan extrema que lleve a negar lo que somos nosotras. El generismo cuir dice lo contrario.
El mismo día que se conoció la noticia del triunfo de Keira Bell, internet se rompió debido al anuncio de Elliot Page, formalmente conocida como Ellen Page, quien ha pedido que de ahora en adelante usen pronombre masculino o masculino plural al referirse hacia ella ya que se siente transgénero. Ni siquiera puedo escribir eso para que tenga sentido.
Supongo que no hay problema si me refiero a ella en tiempo pasado usando el pronombre femenino que corresponde: Ellen, quien en 2014 declaró públicamente su lesbianismo y cómo afectó emocional, psíquica y hasta físicamente el hecho de haber mantenido oculta su relación sexo afectiva con otras mujeres a lo largo de su carrera artística dice ahora sentirse hombre.
“Hay estereotipos perversos acerca de la masculinidad y la feminidad los cuales afectan cómo supuestamente debemos vestirnos, actuar, y hablar y esos estereotipos no sirven para nada.” declaró la desaparecida Ellen en 2014 y lleva toda la razón. Esos estereotipos son el género que las feministas venimos denunciando, los mismos estereotipos que están empujando a las lesbianas a volverse a ocultar o simplemente desaparecer como en el caso de Ellen. Entre paréntesis, les recomiendo buscar y recopilar toda la información que puedan sobre Ellen Page, ya que a solo días de haber hecho su anuncio de “género sentido” todos los portales de noticias han editado su nombre y literalmente lo han borrado para reemplazarlo por el tal Elliot. Así actúa el generismo cuir, eliminando a las lesbianas y apropiándose de todo lo bueno que hayan hecho para seguir maquillando su visión retrógrada y patriarcal con glitter y progresismo barato.
Porque no, no es casual que el anuncio de Page haya sido el mismo día del triunfo de Keira Bell, no es casual que los medios de comunicación minimicen el daño que los estereotipos sexistas en nuestra cultura y como intentan lavarnos el cerebro masivamente diciendo que no hay nada de malo en inyectar hormonas a niñas y niños sanos que no se sienten felices en una sociedad machista y misógina. El generismo cuir no hace nada por casualidad, ya que es el patriarcado el que está detrás de cada movida, creando la ilusión de que todo está cambiando para que no cambie absolutamente nada y las mujeres sigamos socialmente subordinadas a los hombres y para que las lesbianas desaparezcan por arte de magia por las mismas razones de antes, pero con un discurso aprobado por los patriarcas de siempre, esos que comparten las regalías en la industria del entretenimiento, esos que tienen laboratorios y clínicas donde experimentan con niñas y niños, esos que lideran nuestros países sin importarles en absoluto lo que sufre el pueblo en las calles, y mucho menos la lucha de las mujeres por tener garantizados por lo menos nuestros derechos humanos basados en el sexo.
Ellen Page fue una referente para todas las adolescentes que vieron declarar su lesbianidad hace seis años y formalizar su relación con otra mujer en 2018, es importante ver públicamente lesbianas que rompan con la heterosexualidad obligatoria que el patriarcado impone, necesitamos saber dónde están las lesbianas, necesitamos impedir que el generismo queer no las elimine de un plumazo. Ellen no está, pero no dejaremos de buscarla.
Keira Bell ha luchado y seguirá luchando por visibilizar los daños del generismo queer llevados al extremo, ella afirma que es necesario verificar la evidencia para poder continuar cualquier tratamiento que mejore la vida de adolescentes que atraviesan esta situación de disforia.
Nosotras seguiremos recomendando feminismo, que es lo que más falta hace ahora mismo. Es irónico que tanto Keira como Ellen hayan dicho sobre sus casos particulares lo siguiente sin haber utilizado las mismas palabras: “Amar a otras personas empieza por amarse una misma y aceptarse a sí misma tal y como es.” Nosotras estamos de acuerdo con eso. No hay cuerpos equivocados, amar a otra mujer no tiene nada de malo, reconocerse fuera de patrones sexistas es el primer paso a nuestra emancipación.
Y sí, por favor, sigamos amándonos entre nosotras con todo lo que eso significa.
Por Lara Salvatierra (@larasalvatierra)
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