El necio opina, el zopenco asiente y difunde.
Decía Umberto Eco: «La televisión ha promovido al tonto del pueblo, con respecto al cual el espectador se siente superior. El drama de Internet es que ha promocionado al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad» «La redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas. Es la invasión de los idiotas.» «Si lees un periódico como aquellos ingleses de la tarde, sensacionalistas, no te fías. Con Internet ocurre lo contrario: te fías de todo porque no sabes diferenciar la fuente acreditada de la disparatada.»
Internet y las redes sociales, entre otras cosas, se usan para tener voz. ¿Por qué dar credibilidad al que pretende enterrar a la mujer que sufre maltrato por parte de la pareja?
El mundo virtual evidencia una sociedad simplista que se deja llevar por la opinión de cualquiera. Eso juega a favor del mediocre, necio, que busca relevancia al tratar un tema desde la falsedad. Se parapetan tras titulaciones regladas, como si eso avalara inteligencia y la capacidad de pensar más allá de prejuicios y de ideas ya precocinadas por otras personas con no muy buenas intenciones.
¿Qué pasa con el tema de la violencia de género?
El problema es descrito por el Gobierno de España y la Ley de Medidas de Protección Integral contra la VG: «La violencia de género ha sido y sigue siendo una de las manifestaciones más claras de la desigualdad, subordinación y de las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres. Se basa y se ejerce por la diferencia subjetiva entre sexos. En pocas palabras, las mujeres sufren violencia por el mero hecho de ser mujeres, y las víctimas son mujeres de cualquier estado social, nivel educativo, cultural o económico.»
Este delito se recoge en muchísimas estadísticas y estudios oficiales que se realizan en base a información veraz. Todo el material se obtiene gracias a indagaciones hechas sobre el terreno. Se investigan, contrastan, analizan y se fundamentan con hechos, situaciones y casos reales que llegan a manos de fuentes oficiales como el Consejo General del Poder Judicial (C.G.P.J.), el Ministerio de Interior, Instituto Nacional de Estadística (INE). Mucha información acopiada desde el inicio de la Ley. En ningún momento se añaden casos imaginarios. Aunque sí advierten que, dada la realidad social que nos envuelve, todas las denuncias que llegan sobre violencia de género no son más que la punta del iceberg.
La ONU, reforzada con estudios internacionales, señala que se continúa en un contexto social global de mucha violencia contra la mujer.
¿Qué hacen ciertos necios con este tema?
Llegan los gurús negacionistas que pretenden seguir escondiendo la magnitud que rodea a la vulneración de los Derechos Humanos hacia las mujeres.
Algunos son magistrados, abogados, académicos, políticos. A la hora de darse credibilidad han de falsear datos oficiales. Los interpretan para la ocultación de la realidad sobre la violencia de género. Entre otros, utilizan la treta de que la ley contra esta lacra encierra una asimetría judicial. Eso lo desmiente, apartado por apartado de la propia ley, la fiscal Susana Gisbert, en el artículo «Desmontando el mito de la asimetría penal en la violencia de género». Es más, llega a mostrar que sí hay algún tipo de asimetría legal y es más lesiva para la mujer que para el varón.
Todas estas personas, avaladas por sus titulaciones, son conscientes de que sus bulos crean eco y tendencias. Son utilizados por youtubers y otros individuos con repercusión en redes sociales. Zopencos que incendian Internet en busca de silenciar a todas aquellas personas que exponen argumentos, rigor, análisis histórico y de la actualidad. Sus seguidores, bien adoctrinados, no tienen intención de acudir y contrastar con fuentes oficiales. Se limitan a dar repercusión al mensaje falseado y repetir ideas que no son capaces de argumentar.
La fuente disparatada, ¿qué consigue?
Las consecuencias están en el aumento de prejuicios machistas y ataques a mujeres que visibilizan el maltrato que sufren ellas, familia, o cualquier otra mujer.
No es sólo que el necio opine y el zopenco asienta y difunda. Aludiendo a Umberto Eco, en este asunto se pone de relieve que el tonto del pueblo es el maltratador, con respecto al cual el «espectador» se llega a sentir identificado. Eso ocurre porque ese espectador tiene la necesidad de no perder ni un poco de poder sobre «su» mujer.
El drama es dar voz a estos falseadores en Internet y repercusión en otros medios. Se oculta al que ejerce daño sobre la mujer. Se le valida al evitar responsabilizarlo de lo que provoca y las leyes no abarcan esta acción. A su vez, favorece revictimizar a la mujer afectada y crucificarla junto a las personas que pretenden protegerla.
¿Tanto cuesta ver que se ha de acabar con esa lacra? ¿Quién está interesado en ratificar al necio y al zopenco? ¿Por qué?
Por @dalila_sin
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[…] que no se les tache de simples misóginos si se apoyan en motivos sanitarios. Puede que los necios hablen y digan cosas, pero no son conscientes de que engañan a unos pocos. Las feministas no recortan derechos, ni […]