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Ni dios, ni patrón, ni marido II

Guerra civil y franquismo

Con el levantamiento militar del 36, la Guerra Civil y la posterior dictadura, el papel de la mujer sufrió, de nuevo, un gran retroceso. Los primeros años de la dictadura en la que toda la población civil sufrió una tremenda y dura represión, fueron, sobre todo para las mujeres republicanas, un auténtico infierno.

Ya durante la guerra la mujer que quedó en la zona sublevada y que en años de democracia se había manifestado republicana, tuvo que pasar por miles de penurias que hasta hace poco nadie conocía. Las mujeres de los milicianos, las madres y esposas de hombres pertenecientes a partidos políticos, sindicatos o de quienes estaban en el frente de batalla, y sobre todo las milicianas que llegaron a estar en el frente, fueron el blanco de la represión más brutal. Era habitual detenerlas para tratar de sacar información de cualquier tipo, juzgarlas en juicios sumarísimos en los que eran aplicadas las leyes militares aun siendo civiles, condenarlas a muerte o mandarlas a prisión incluso sin saber exactamente cuál era su delito. La mujer se convirtió en el blanco de la rabia más fascista que había visto en la libertad femenina de los años anteriores un ultraje a las bases de pensamiento tradicional en el que la mujer forma parte de indispensable la familia a la que se tiene como pilar fundamental de la sociedad conservadora y cristiana. La visión de mujeres libres, que pudieron votar, estudiar, vivir sin la tutela de un marido o de un padre, mujeres que tenían voz propia, planes, metas, sueños que por fin podían ser posibles, era como una especie de reto para todos aquellos que creían que el papel fundamental de la mujer era exclusivamente la maternidad, la sumisión al marido, y que su medio debía ser por tanto el doméstico o la iglesia.

https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/parlament-catalan-restituye-juridicamente-legalidad-ii-republica-espanola-rompiendo-regimen-78/20170629135326141310.html

Cientos de mujeres fueron rapadas, obligadas a beber aceite de ricino y cuando este surtía efecto, paseadas por las calles centrales de los pueblos, con llamados y toques de fanfarria para que todos se asomaran a verlas,  mientras se vaciaban sus esfínteres en público. La humillación de quienes se habían mostrado orgullosas de su libertad y de su feminidad no era más que el principio de todo aquello que vino después. Miles de mujeres hacinadas en campos de concentración, en prisiones donde las monjas les negaban la comida, las insultaban, las humillaban, les robaban a sus hijos, enfermas, heridas, sin alimentación, con apenas cuarenta centímetros de suelo de piedra sobre el que dormir…la prisión de Sarturrarán por donde pasaron más de 4.000 presas y murieron 116 mujeres y 47 niños o la de las Ventas en Madrid donde las reclusas podían tener a sus hijos hasta los dos años de edad, las de Comendadoras, la maternal de San Isidro ya en 1940…

https://palabrademujer.wordpress.com/2012/01/29/feminicidio-de-estado-durante-el-franquismo/

En aquellas cárceles se prohibía la alegría, el canto, la risa. Las mujeres eran obligadas a rezar el rosario cada tarde, a cantar el Cara al sol cada mañana.

Quienes quedaron fuera, pese a tener libertad, seguían siendo presas. La ley de depuración de funcionarios dejó a miles de mujeres sin poder ejercer sus trabajos en las escuelas y muchas de ellas jamás volvieron a dar clase o lo hicieron ya en 1977 con la ley de amnistía. La ley de responsabilidades políticas las despojó de viviendas, de trabajos, de posesiones de cualquier tipo, les impidió trabajar en los negocios familiares que en muchas ocasiones fueron expropiados, en las tierras y en los campos que a veces eran el único sustento familiar en los medios rurales. Ante todo ello, con los maridos, padre, hijos, hermanos en la cárcel o muertos, con familias que sacar ellas solas adelante, las mujeres que habían alzado la voz orgullosas de su condición femenina, se vieron obligadas a callar, a soportar humillaciones, a rebajar sus condiciones de trabajo a casi la esclavitud. Tuvieron que volver al ámbito domestico y eclesiástico obligadas por las nuevas normas morales del catolicismo más rancio y conservador, que las dejaba de nuevo como seres inferiores, sometidas a la voluntad del hombre, Dios, marido y patrón. Exiliadas interiormente. Devaluadas como seres humanos por el hecho de, simplemente, ser mujeres.

Las leyes del franquismo derogaron de un plumazo todos los derechos igualitarios  concedidos por la república. Se suprime la ley de divorcio, el matrimonio civil y se replantea la autoridad paternal y marital sobre la mujer, restableciendo el código civil de 1889.

http://www.xtec.cat/~aguiu1/historiaoral/webs/marta.htm

Ya en el 38, en las zonas donde había triunfado la sublevación, el Fuero del Trabajo, expresaba que el estado natural de la mujer se centraba en el hogar. Las mujeres debían, por tanto, casarse, tener hijos, estaban obligadas a dejar los trabajos que pudieran tener de solteras y por supuesto no podían acceder a cargos públicos. No fue hasta 1970 que la mujer pudo mantener su trabajo estando casada.

Se suprime la coeducación y los colegios vuelven a segregarse por sexos. Las niñas que vivían en medios rurales eran casi todas analfabetas ya que se consideraba que no necesitaban tener la misma preparación que lo niños.

En 1944 hay una reforma penal en la que se penaliza expresamente el adulterio femenino, el abandono de hogar o el amancebamiento.

En los años 50, la Sección Femenina,  incrementa su labor en tres frentes distintos: la formación nacional-sindicalista, la formación religiosa y la preparación de las mujeres para el hogar. Dichas formaciones eran, por supuesto, de carácter obligatorio. Las Pastorales eclesiásticas están encaminadas a re-cristianizar a la mujer. Esta Sección Femenina, que es el brazo femenino de Falange y de la que Pilar Primo de Rivera, la hermana de José Antonio, es presidenta, llega, con unas pocas modificaciones hasta la democracia, ya entrados los años 80.

https://www.historiaeweb.com/2018/07/30/seccion-femenina-falange/

 

Durante toda la dictadura se da también una curiosa dicotomía; la mujer triunfadora vs la mujer vencida. La triunfadora era considerada burguesa o de clase media alta, casada, con claros preceptos religiosos y a medida que avanzaba el tiempo, moderna dentro de sus limitaciones sociales. La vencida vivía bajo la presión social de ser las perdedoras de una guerra, bajo la presión de la iglesia que las veía como pecadoras o de los estamentos policiales que las percibían como delincuentes.

Las mujeres que habían protagonizado una eclosión cultural femenina durante la república desaparecieron en el exilio y fueron borradas de la historia o de los libros. Solo sobrevivieron Mª Teresa de León y Zenobia Campubrí que quedaron relegadas al papel de ser, simplemente, las esposas de Rafael Alberti y Juan Ramón Jiménez.

Fueron años en los que se exaltó la maternidad, la feminidad la sumisión al hombre y el espíritu de sacrificio. Algo que todavía perdura en parte de la mentalidad actual y que lanza una larga sombra sobre los estereotipos femeninos que hemos heredado y que tanto les cuesta romper a muchas mujeres.

Han pasado muchos años desde entonces y pese a ello aún somos muchas las que luchamos por la igualdad real que aquellas mujeres soñaron y que otras muchas mujeres perdieron. Seguimos siendo muchas las que no estamos dispuestas a volver a esos patrones de feminidad en los que la libertad de la mujer son tan solo unos metros de cuerda atada a las leyes y a la forma de ser de los hombres que quieren que sigamos siendo algo que ellos puedan utilizar a su antojo. Falseando esa libertad, convirtiéndola en liberalismo o haciéndonos creer que ya todo está conseguido, como si la igualdad de derechos fuera una igualdad real, solo nos dan más motivos para seguir en la brecha. Seguimos teniendo mucho por lo que seguir luchando y como ellas en su época, no queremos ni Dios, ni patrón ni marido. Queremos ser tan solo nosotras. Mujeres y libres.

 

Por @ninapenyap 

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2 Comentarios
  • 19 abril, 2019 en 15:32
    Maria carmen Moreno Mora

    Muy buen articulo, con todo lo que la mujer ha padecido y que hayan que apoyan la ideología franquista….yo estoy segura que no tienen ni pajolera idea de lo que defienden y que simplemente es el adoctrinamiento sufrido de puertas para adentro.

  • 11 mayo, 2019 en 05:40
    Helen

    Fantástico artículo…Un saludo