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Nuestra sexualidad no es un tema de conversación

Feminismo, sexualidad, normatividad

Una realidad para las personas que no respondemos a heteronormatividad es el cuestionamiento que todas hemos vivido numerosos momentos de nuestra vida; quizás diariamente, por parte de nuestros familiares, por amigos, por desconocidos que se creen con derecho a opinar por el simple hecho de expresar tu sexualidad libremente.

Dicen cosas que jamás dirían una persona heterosexual.

Porque somos lo diferente; eso que no pueden comprender y que parece digno de una intensiva investigación sobre nuestras vidas privadas.

Y ya no estamos hablando de miradas inoportunas, que por supuesto no deberían producirse cuando por ejemplo andas de la mano con una persona de tu mismo sexo por la calle, sino a las preguntas que, quizás de forma inconsciente (o no), nos lanzan con asiduidad para colocar nuestra sexualidad en tela de juicio.

Por lo que vamos a repasar aquellas preguntas para nada necesarias que os podéis ahorrar si se os pasan por la cabeza, no supondrán un cambio significativo en vuestra vida (os lo prometo)

 

 

  • “¿Quién hace de hombre en la relación?” “¿Te gustan las chicas más masculinas?”

 

Parece que es imposible concebir que en una relación de dos mujeres no existe una figura masculina o que es necesario que una de las dos reproduzca roles/estética masculinos para poder sentir algún tipo de atracción.

Nadie hace de hombre. Ni tenemos que regirnos a unos roles que nos clasifican como femeninas o masculinas para asignarnos unos estereotipos u otros.

 

  • “¿Tienes un pene de plástico para tocarte?” “No has probado un buen pene nunca ¿verdad?”

 

Esto y que no se conciban las relaciones sexuales sin penetración es otra herencia de la cultura de la pornografía en las que las relaciones entre mujeres son vistas como fantasías para el disfrute masculino; asumiendo que es imposible que haya mujeres que disfrutan del sexo sin un hombre con pene de por medio.

 

  • “¿Haces muchos tríos?” “Entonces, ligas el doble ¿no?”

 

Al parecer sentir atracción hacia ambos sexos – es decir, ser bisexual – te empuja hacia la promiscuidad y una líbido insaciable que te lleva a tener orgias con absolutamente todo el mundo.

Cuando únicamente se basa en sentir atracción hacia ambos. Y esto ni siquiera te asegura que vayas a ligar más, deberíamos tener claro que entran muchos más factores en juego.

 

  • ¿Y si solo tienes miedo a asumir que eres lesbiana? ¿Cómo sabes que eres bisexual si nunca has estado con una mujer?

 

Aunque sí es cierto que compañeras lesbianas transitan por la bisexualidad primero esto se debe más a la heterosexualidad impuesta que a una confusión respecto a su sexualidad y no quiere decir que todas las bisexuales estemos en el mismo proceso. Y para descubrir nuestra sexualidad tampoco es necesario haber experimentado con ambos sexos, ya que tú sabes la atracción que sientes y puedes identificarla aunque solo hayas tenido relaciones con hombres o solo con mujeres.

 

  • “¿Eso significa que yo te gusto?”

 

Sin duda debe ser la pregunta estrella, la que nos han acabado haciendo a todas alguna vez. Por la simple razón de que parece que si no te gusta el sexo opuesto o te gustan ambos te debe interesar absolutamente todo el mundo. Pierdes amigas porque se sienten incómodas en tu presencia, ahora es como si inmediatamente te fueras a sentir atraída por ellas – no te enamores de mi eh jaja – y al final, aunque no sean en principio comentarios malintencionados se convierten en otro inconveniente de “salir del armario”.

Es importante empezar a entender que las personas a nuestro alrededor no tienen porqué responder a la sexualidad impuesta y que no las podemos ni encasillar – ya que podemos equivocarnos – ni realizar preguntas indiscretas si esa persona no te cuenta sobre ello, ya que la orientación sexual es algo personal de cada uno y si no pensad si alguna vez os han preguntado sobre cómo se vive siendo heterosexual.

 

Por Angela (@Angela_1723).

 

 

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