Todos los veranos hay canciones que no paran de sonar, que no puedes huir de ellas, vayas donde vayas van a sonar. Es cierto que este año hemos tenido un potente panorama femenino en la música mainstream que nos han traído letras algo más esperanzadoras que las que habíamos tenido veranos anteriores con su “Yo decido el cuándo, el dónde y con quién”, “Yo sola con ella jugando, que yo no te estoy provocando, y tú te estás equivocando; ya no soy tu nena, muchacho”, “Yo ya he estado sola, y sola yo estoy bien. No necesito a nadie”. Letras que nos inspiran algo más que las típicas historias de ligoteo veraniego y de desamor doloroso para nosotras y que nos deja arrestadas en nuestro cuarto.
Pero desgraciadamente este año también han estado sonando letras con tonos machistas y curiosamente, las que peor me parecen, son precisamente las que más han intentado ser feministas. Es el caso de «Déjala que baile» de Melendi, Arkano y Alejandro Sanz cuyo leitmotiv fue hacer una especie de himno de liberación de la mujer, pero el título ya de primeras empieza regular. ¿Déjala que baile? ¿Déjala? No sé, a mi que vengan tres señores a decir que nos DEJEN bailar me suena al mismo paternalismo de siempre, por no hablar de alguna de sus historias de malos tratos. En fin, que no cuela.
Otra que también intentó hacer un hit feminista y no salió tan bien fue Jennifer López con «El anillo», que en pieza fuerte diciendo «Me tratas como una princesa, me das lo que pido, tú tienes el bate y la fuerza que yo necesito» y suelta perlas como «Cuando muevo mi cuerpo, el tuyo se alborotado, las mujeres sabemos lo que nos toca, si quieren todo eso, que nos pongan la roca». Bueno, pues como vemos, esta canción tiene de revolución y de feminismo lo que yo de princesa de Mónaco, vamos que nada de nada. Sigue contándonos lo mismo de siempre, que necesitamos un hombre, sus cualidades y un anillo, es decir, un marido.
Uno que no defrauda cada año con sus letras es, Enrique Iglesias, quien nos dio en el 2017 el famoso súbeme la radio y que a principios de este verano lanzó “El baño”, que repite constantemente que cuando ve a la susodicha en cuestión se “le para” que en España, puede ser que se detiene algo, pero el latino tiene que ser con una elección. Nos podía quedar la duda de si era una canción romántica en la que le deja de latir el corazón, pero el videoclip, con innumerables secuencias de una mujer semidesnuda retozando en la cama nos lo dejan muy claro. Cosificación y más cosificación. Cosificación que también vemos en la que yo creo que es una canción de las que mas han sonado, “Dura” de Daddy Yankee, cuyo argumento es básicamente decirle a la chica que está dura, que tiene buen aspecto físico, en resumidas cuentas.
Es cierto que este verano también hemos tenido una presencia femenina en el reaggetón, música urbana en la que, aunque había mujeres, el papel protagonista le seguían teniendo los hombres. La realidad es que estas mujeres siguen trayendo un mensaje bastante parecido, de lujuria, fiesta e infidelidades, pero lo cierto es que el hecho de que lo diga una mujer ha incomodado a muchísima gente, incluso a aquellos afines al género musical, lo cual me hace pensar que, aunque podría parecer lo mismo de siempre, aun no se ve del todo claro que la mujer pueda tener voz en su sexualidad y cantar “siempre he sido una dama, pero soy una perra en la cama” o “a mi me gustan mas grandes, que no me quepan en la boca, los besos que quieras darme”, siguiendo un juego de palabras parecido al de Enrique Iglesias, del que no he oído a nadie quejarse.
Veo el panorama musical con verdaderas ganas de cambio, con mujeres de todo el mundo que empiezan a tener letras que hablan de lo fuertes que son y somos todas, de que podemos tener el control de nuestra vida y nuestra sexualidad. Pero como para todo, queda un largo camino. Mientras tanto, lo único que podemos hacer es escuchar y reflexionar, para ser conscientes del contenido que estamos consumiendo.
Por Irene Ventura @_sorrynotsorryb
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