1 3000 1 120 https://mujeresenlucha.es 960 0
site-mobile-logo
site-logo

Nos vemos en las calles

Las mujeres luchamos incansablemente para lograr un mundo igualitario. Está inscrito en nuestro ADN. Nuestras células están impregnadas de la necesidad de dejar de ser objetos de consumo (sexual, reproductivo, etc) y convertirnos en personas con plenos derechos en una sociedad que a día de hoy sigue siendo injusta con nosotras.

Cada día, millones de mujeres denuncian abusos, violaciones, golpes y maltratos. De nuestras parejas o de señores que se toman el derecho a utilizar a las mujeres y sus cuerpos para conseguir los fines que les apetecen. El futuro no es nuestro, solo tenemos el derecho a disfrutar del que nos dejan. Los cimientos de la sociedad no se tambalean con las cifras de las víctimas. Los políticos no reclaman justicia desde sus estrados, las redes no se llenan de miles de voces solicitando cambios sociales inmediatos. El delito de odio no se exige si la muerta es una mujer. No lo hacen porque la sedación de la población ha hecho que nuestras vidas no cuenten como las del resto. Ya no impresiona que en este país se hayan asesinado a sesenta y dos mujeres en lo que va de año. Somos la estadística de violencia más elevada pero la más insignificante.

No queremos la parte del pastel que nos han asignado. Queremos que las porciones sean iguales entre hombres y mujeres. Estamos hartas de escuchar en este siglo XXI tan moderno, tan avanzado y tan tecnológico, que nuestros derechos, conseguidos con muchísimas dosis de dolor, son privilegios cuando se compara con determinados sectores, qué pudiendo estar siendo marginados, no tienen una idiosincrasia parecida a nosotras.

No somos un colectivo, somos la mitad de la población mundial. No queremos que nos redefinan, que nos tengan que explicar qué es y que no es ser una mujer. No permitimos que nos nombren con terminología insultante y degradante como vaginaportantes, cismujeres o personas gestantes. No somos “gente que menstrua”, la menstruación forma parte de nuestra naturaleza biológico, y solo las mujeres viven ese proceso, incluso cuando llegado el momento dejamos de hacerlo. No aceptamos ni lo haremos nunca, que la prostitución es un trabajo o que la gestación subrogada es una opción legítima para crear una familia. Ser violadas por un señor o diez o veinte, no es una relación laboral. Las mujeres prostituidas siempre portan en su espalda una mochila de dolor, pobreza, necesidad, adicciones o venta de personas. No existen las diferencias entre las víctimas de trata de las que no lo son.  Y por supuesto que no somos hornos, úteros sin ser humano que le recubra, para tener los hijos de los que piensan que su necesidad de perpetuarse y tener dinero para ponerlo encima de la mesa, es más importante que la dignidad y la salud de una mujer sin recursos. Por mucho azúcar y muchos unicornios de delicados colores pastel que quieran incluir en la ecuación.

Jamás permitiremos que señores con autoginefilia, que se encantan a sí mismos viéndose con lencería de encaje, maquillaje y tacones, nos digan que son más mujeres que las mujeres. Los verbos ser y sentir nunca han sido sinónimos, aunque ahora haya quien quiera crear niveles de mujeridad (ni la talla del sujetador lo logra, señora Montero). No hay proceso médico que pueda cambiar la naturaleza de un ser humano. Los cambios en la apariencia no hacen a nadie ser una persona distinta. No vamos a tolerar que una ministra de Igualdad repita una mil veces, que el sexo se asigna. El sexo se observa. Es inmutable y de por vida.

Nos negamos a que nuestras presas estén condenadas a compartir espacios confinados con señores que se declaran mujeres, muchos de ellos con condenas por abuso y violencia sexual. No queremos ver a nuestras niñas en baños públicos con hombres que se pajean mirándose al espejo y se vanaglorian de su trasgresión. Nuestras deportistas no perderán todo lo luchado para formar parte de unas competiciones, solo porque alguien físicamente más fuerte (porque su biología es la que es) les quiten el sitio y las aparten de su propia carrera, poniendo en riesgo su integridad física y su lucha por ser reconocidas en un sector ya de por sí dominado por los hombres.

Las mujeres somos más pobres, tenemos trabajos más precarios, con menos salario, con menos oportunidades, con peores contratos, con vidas laborales más largas pero menos respetadas, con pensiones más bajas. Se nos ningunea en las reuniones, se nos aparta de los cargos de responsabilidad, se nos mide por nuestra apariencia en vez de por nuestra experiencia.

Por todo esto y mucho más, hemos dicho BASTA. Basta de tener que ser nosotras las que cuidan y protegen cuando estamos siendo agredidas en todos los frentes. Basta de llenar las páginas de los periódicos con cadáveres sin nombre, sin historia ni trayectoria. Basta de eufemismos, basta de estereotipos, basta de roles impuestos, basta de cárceles de tela, basta, basta, basta.

Cartel convocatoria.

El próximo día 23 de octubre las mujeres de todo el país, llenarán Madrid de gritos. No de fiestas, ni batukadas, no de bailes ni performances. Llenaremos las calles de exigencias. Le diremos a este gobierno, a estos partidos políticos, a diputados y senadores, a alcaldes y presidentes de las comunidades autónomas y a la sociedad en general, que el futuro es nuestro, que no hay fuerza mayor que la de las mujeres luchando por ellas mismas. A la ministra de Igualdad, le recordaremos que no nos representa, que estamos hartas de palabras vacías y políticas ineficaces. De su amiguismo con sectores misóginos que han inventado el patriarcado del futuro, donde ellos y sus penes “femeninos”, deciden que el género, eso que inventaron para encapsular nuestra vida en unas normas dictadas a su medida, ahora les viene bien para terminar de robarnos la existencia.

Os pedimos a todas que os unáis, que seamos una sola voz hablando a través de las bocas de miles. Firmad el manifiesto, sed una más de las muchas que ya lo hemos hecho y salid a darnos la mano y hacer de nuestro caminar, una apisonadora social que no habrá nada que la pueda parar.

El futuro de las mujeres está en nuestras manos. No dejes que nadie te le robe o te dicte el tuyo.

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSeVVqItLbrCPt9x86f9S3FYReFh9foYhMs9BDNfm3sJFOAwvA/viewformrm

ActualidadSociedad
Artículo previo
¿Por qué ellos pre...
Artículo siguiente
Y las mujeres dejaro...