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Por qué nos cuesta tanto

“Me cuesta mucho tener una relación sana con mi cuerpo”

Escuché esas palabras no hace mucho. Una noche de verano a una mujer que no pasaría de los 30 y con un cuerpo normativo. Pero esas palabras iban cargadas de culpa.

Podría resultar una frase al uso, pero decir algo así nos cuesta y mucho. Generalmente admitir que tenemos problemas sean del tipo que sea, suele resultarnos difícil. Pedir ayuda, muchas veces, se vuelve un gran paso. Por ello, que una mujer que aparentemente debería estar contenta con su físico, confiese que no tiene una relación sana, buena, segura con su cuerpo causó en mi tal reacción que no he podido dejar de darle vueltas al tema. Hasta que el otro día me tope de bruces con un tweet de una mujer muy popular sobre cómo tener el cuerpo casi perfecto a las tres semanas de haber dado a luz. Entonces, mis pensamientos empezaron a encajar como piezas de un puzle.

No sé qué tipo de relación tiene Cristina Pedroche con su cuerpo a las tres semanas de dar a luz, pero sí sé lo que puede suponer un post como el que publicó mostrando y contando su experiencia, y su cuerpo. Con 3 millones de seguidores contar una experiencia individual tiene, por decirlo de alguna manera, cierta repercusión.

Las exigencias por encajar en los cánones estéticos llevan imperando desde que el mundo es mundo. Por poner una fecha, desde los 90, las mujeres hemos visto como se marcaban ideales de belleza inalcanzables. Recuerdo cómo, cuando entraba en la adolescencia, los casos de anorexia y bulimia afloraban en el entorno. Como las madres de esas niñas empezaban a preocuparse con un simple “no tengo hambre”. Los reportajes y casos eran numerosos en televisión. Era un auténtico horror firmado por la dictadura de la belleza.

La delgadez extrema era a lo que aspirábamos nos hacían mirar con miedo las medidas de mujeres como Bridget Jones, esa simpática mujer que con esos de kilos de más nunca triunfaría en la vida. El éxito de su historia fue tal que se convirtió en best seller y se llevó a la gran pantalla, en dos ocasiones.

En décadas pasadas las mujeres se comparaban con las modelos y famosas que salían en las revistas de moda o del corazón. Había publicaciones que directamente señalaban la celulitis o estrías en las fotos de las mujeres que publicaban, normalmente fotos de famosas tomadas en bikini. Si a esas mujeres de revista se les notaba esa horrible piel de naranja cómo iba a aparecer la de las simples mortales. Ahora, las redes sociales hacen ese trabajo.

La autoestima de las mujeres y la visión que tenemos de nuestros cuerpos se han encontrado siempre ligados. Si nos vemos bien físicamente y estamos contentas con nuestro cuerpo, nuestra autoestima tiende a ser mejor. Pasamos mucho tiempo pensando si nuestro cuerpo está bien o no, si será socialmente aceptado, si podemos ponernos esa prenda y si nos quedará bien.

El cuerpo de la mujer está en constante evolución y cambios, por dentro y por fuera. Con la llegada del ciclo menstrual nuestros cuerpos cambian. Con la menopausia también. Y con el embarazo y maternidad, no iba a ser menos. Estos cambios llegan a generar sufrimiento y ansiedad en etapas como estas y repercute de forma negativa en nuestra salud, confianza y autoestima.

A raíz de la publicación del post de Cristina Pedroche, se han generado numerosas críticas. Pero, ¿tan mal está que una mujer presuma de recuperar su figura a las tres semanas de dar a luz?

No es eso lo que está mal. Pero hay mucho trasfondo con ese mensaje. En primer lugar, es un personaje público con millones de seguidores. No es lo mismo que yo mande unas fotos a mis 4 amigas al grupo de WhatsApp después de ir al gimnasio a que ella lo publique en su cuenta de Instagram. Eso es así, igual que el cielo es azul. Su mensaje va a llegar y va a calar.

¿Qué mensaje? Un mensaje tipo Mr. Wonderful en el que con esfuerzo y constancia todo se puede. Spoiler: no. Existen números factores en la vida de Cristina que han hecho posible esta pronta recuperación. Cada cuerpo es único, cada embarazo es único, cada mujer es única. Por eso, no se puede hacer llegar que, si inviertes un gran esfuerzo personal y económico en “hacer deporte, comer sano y meditar” tu embarazo no se notará en 21 días. Lo que me lleva a preguntarme, ¿es bueno que no se note? Puestos a elegir, ojalá levantarnos un día y recuperar el cuerpo de antes sin toda esa rutina. Tu cuerpo ha cambiado, has dado vida a una persona que ha estado dentro de ti nueve meses. Cada mujer debe respetar su tiempo y recuperarse de la mejor forma que para ella sea. Como bien aclaró la periodista, esa es su experiencia. Por lo que lo que a una persona le sirve puede que a miles de madres no. ¿Está mal que tu cuerpo muestre signos de haber albergado vida un mes después del parto?

Se ha hecho referencia a su clase social y, aunque hay quien dice que para hacer deporte no se necesita dinero…podemos decir que no es del todo cierto. Proliferan los gimnasios low cost desde hace tiempo, pero si te gusta más hacer yoga o pilates o bailar, tendrás que pagar una tarifa mensual por una o dos clases a la semana. Tendrás que buscar y probar lugares que se ajusten a tus horarios, y eso implica tiempo. Con lo fácil que es contratar a un entrenador personal y que venga a casa, no? Una jornada de 40 horas semanales más 2 horas de trayecto dejan en el día poco tiempo para una misma, y si le sumas un embarazo, un bebé, u otro hijo/a en su infancia hay que hacer malabares para llegar a todo. Ah, y no te olvides de la compra y cocinar de manera sana. Y compra ropa de deporte que barata, lo que se dice barata, no es. Huelga decir entonces que, la clase social, donde tener tiempo y dinero es un privilegio, importan y mucho.

El trabajo individual en nuestra autoestima y confianza, también supone un gran esfuerzo. Muchas veces económico para invertir en horas de terapia cuando esto perjudica nuestra salud mental. Si aceptamos nuestro cuerpo con sus virtudes y defectos, aprendemos a quererlo en todas sus etapas, y lo cuidamos por dentro y fuera; el no alcanzar los resultados esperados o no hacerlo en el tiempo deseado puede generar frustración, ansiedad o simplemente malestar con una misma. La batalla a la que nos enfrentamos las mujeres no es sencilla y si nos encontramos con posts como estos puede hacer más complicado conseguir esa buena relación con nuestro cuerpo. De nada sirve que aceptemos nuestros complejos y trabajemos en ellos individualmente si la rueda social de las exigencias estéticas sigue girando hasta el nivel de tener que eliminar cualquier rastro de embarazo cuanto antes. Las mujeres sin millones de seguidores también dedican mucho esfuerzo.

Si nada más dar a luz una de las preocupaciones es recuperar el cuerpo que teníamos antes del embarazo que existe un problema es innegable. El patriarcado sigue siendo mucho más fuerte. Deseo muy fuerte que tanto Cristina como la mujer de la que halaba al principio, puedan tener una relación sana con su cuerpo, que prioricen momentos y etapas. Y que disfruten de lo que nuestro cuerpo nos permite hacer. Y sí, un cuerpo sano es un cuerpo fuerte. Cuidemos nuestro cuerpo, a nuestros bebés y cuidémonos a nosotras de lo que nos puede hacer daño. Si hay que hacer caso omiso de redes sociales, se hace.

Por Ana M (@anizmoreno_)

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