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Las huelgas de las mujeres no duran un día

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Desde hace meses hemos asistido a un panorama social que ha puesto de manifiesto la lucha obrera de la mujer trabajadora.

Las mujeres siempre hemos luchado por nuestros derechos, civiles y laborales. Siguiendo a nuestras predecesoras (porque fuimos, somos) las mujeres de la clase trabajadora y, concretamente, de los sectores más feminizados y por ende precarizados, han dicho basta y han parado de trabajar.

No solo un 8 de marzo con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, sino días de septiembre o diciembre. En servicios esenciales, pero no especialmente valorados. Y que mejor día que hoy, para recordar esta lucha a la que estamos asistiendo.  Porque esta lucha, que es de muchas, cambiará el mundo. Cambiará la vida de las mujeres que deciden hacer huelga y perder dinero y correr el riesgo de sufrir represalias. Pero también cambiará el futuro de sus hijos e hijas, de nuestras niñas, de las mujeres que en un futuro ocupen esos puestos de trabajo. Las huelgas sí sirven, para mucho.

Las trabajadoras de Tubacex estuvieron en huelga 8 largos meses. Y lo que me invade es orgullo por todas y cada una de ellas por mantenerse en pie todos esos días. Y rabia, por las circunstancias que las obligaron a ello. Un ERE en plena pandemia que pretendía despedir a más de 100 personas. También reclamaban que no se recurriera a la subcontratación. El desenlace fue celebrado, ya que el ERE se suspendía fruto de un acuerdo. Resistieron e hicieron historia. Con el apoyo y la solidaridad de muchísimas personas, porque el apoyo económico para la caja de resistencia es también un factor clave.

En Bilbao, las trabajadoras de la limpieza del Museo Guggenheim dijeron basta el pasado mes de julio. Exigen la eliminación de la brecha salarial y una mejora en sus salarios y condiciones laborales. Ellas luchan también contra la brecha salarial por sexo en el sector, haciendo de esta una huelga feminista, ya que, si comparamos los sueldos con el del personal de limpieza viaria, compuesto en mayoría por hombres la diferencia, indican “es de 7.941 euros anuales, siendo la brecha del 49,81%. Es decir, los hombres cobran casi el doble”.

Con el invierno de noviembre las mujeres trabajadoras del Servicio de Atención a Domicilio iniciaban la huelga en Madrid. Algunas venían de otras comunidades para presentarse ante el Ministerio de Trabajo y denunciar las pésimas condiciones laborales que vienen soportando. Sus reclamos eran derechos básicos. Las mujeres que se dedican al cuidado de personas a domicilio no pueden, por ejemplo, jubilarse a los 67. Denunciaban también, los accidentes que pueden ocurrir en las casas donde residen las personas a las que ayudan. 26 días estuvieron acampadas esperando que la ministra de Trabajo pudiera reunirse con ellas. Se marcharon finalmente como fueron, sin reunión. El Gobierno progresista y feminista no las escuchó.

Bajamos por la geografía española y nos encontramos con la huelga de las limpiadoras del Hospital de Córdoba, exigiendo mejores salarios y un convenio digno. Llevan en huelga desde el pasado 22 de diciembre y las negociaciones están pospuestas el día 22 de marzo. De momento, los medios informan de la negativa de la patronal a aplicar el Salario Mínimo Interprofesional como salario base en el sector. El pasado mes de enero, sufrieron represalias por parte de la policía nacional que acudió a una llamada de uno de los hospitales donde las trabajadoras están en huelga. En Twitter un video se hizo viral mostrando el forcejeo, en el que una de las mujeres cayó al suelo, y el desalojo con empujones.

Tal es la situación del sector de las empleadas del hogar que hace unos pocos días conocíamos el fallo de la sentencia del TJUE dictaminando que la normativa española es discriminatoria por razón de sexo, lo cual deriva en una situación de desamparo social para este colectivo. Con esta sentencia se pone fin a años de lucha, consiguiendo por fin el derecho esencial de la prestación por desempleo.

Aquí hemos recogidos algunas huelgas que han tenido lugar estos últimos meses, pero no podemos dejar de nombrar la lucha incansable de las camareras de pisos, las Kellys que siguen cada día luchan por unos derechos laborales dignos, organizadas por todo el país.

La agenda feminista lo reclama: “apostar por empleos dignos, estables y seguros para las mujeres. Acabar con la brecha salarial y de pensiones, la feminización de la pobreza, la precariedad y los abusos en el empleo doméstico.” Y por eso vamos a marchar hoy también. Porque siempre vamos a estar del lado de los derechos de las mujeres, porque no hay lucha feminista sin lucha obrera.

Por Ana M (@anizmoreno_)

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