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Cuando el chiste pierde su gracia.

En estos últimos años se ha puesto en disputa el humor y, en el caso del feminismo no iba a ser menos. Es un tema tan complejo que es casi imposible no caer en contradicciones ni estar desprovisto de ciertos matices.

Pero en mi opinión, no deberíamos de hablar de límites del humor puesto que el humor tiene por definición representar, es decir, que sea ficción. En todo caso hablemos de lo que nos parece humor y lo que no.

Nadie habla de los límites del drama, ni de la tragedia, entonces ¿por qué sí hablamos de los límites del humor? Pues por una potente razón: no es ficticio, no.

Históricamente, las mujeres hemos tenido que aguantar todo tipo de improperios: vete a fregar, todas a la cocina, me emborracho y luego me la follo, dónde está el burundanga…

Todos esos comentarios han sido dirigidos a nosotras. Y cuando se quiere hacer chistes con ello, la gente, cada vez más, se calla en vez de reírse, especialmente las mujeres. Han sido tantas las veces en que esos comentarios iban en serio que sentimos miedo cuando lo escuchamos. Y no nos hace gracia, porque NO LA TIENE.

Como con ejemplos prácticos todo se entiende mejor, os pongo el ejemplo de esta publicación:

mujeres en lucha, feminismo, wonderwoman, chistes, humor, machista

https://www.ecartelera.com/noticias/40248/pintan-fregona-wonder-woman-poster-gente-bien/

En verano de 2017 se estrenó la película Wonder Woman y como era de esperar, había carteles publicitarios. Uno de ellos mostraba a la heroína de perfil, sujetando una espada. Pues bien: en el lugar de la espada, alguien dibujó un palo de fregona y un cubo al lado en uno de los spots.

Alguien pensará que es una broma o un chiste sin más. Lo siento, pero al pensar de ese modo estamos cayendo en una grande (y grave) ingenuidad. Hay cosas que no se pueden desligar ni del contexto ni de la historia.

 ¿Acaso no hemos sido testigos las mujeres de que se nos reduzca a esclavas del hogar durante décadas? ¿A vincularnos fácilmente con una fregona o con un objeto de usar y tirar? En este caso, hay unas intenciones muy claras sustentadas en una ideología. Y lo más importante para entenderlo: el “chiste” no funcionaría si le pusiéramos una fregona, por ejemplo, a Thor.

No será la primera vez ni la última que, cuando una feminista llama la atención al autor de un chiste machista, este se excuse en “es solo una broma”. Estamos acostumbradas a que nos la cuelen; hasta que investigamos. Y resulta que el autor del chiste, hace unos pocos tweets, justificaba una violación (por ejemplo); y utilizan ese «humor» para poder seguir siendo machistas a sus anchas. Y si se lo haces ver eres una amargada. Os suena, ¿verdad?

A estas alturas, ya sé cuál es el argumento estrella:

“las feministas no tenéis sentido del humor”

Las feministas no somos una mente colmena y por lo tanto ni pensamos ni sentimos igual. Tampoco nos ofendemos de igual manera. Hay feministas que no tienen sentido del humor, ¿y? Eso no las hace ni peores ni mejores personas. Hay otras feministas que sí tienen sentido del humor. Aquí servidora se lee El Jueves y Mongolia, qué cosas, ¿eh?  También me gustan los chistes sobre Carrero Blanco. Pero por principios, no diría un chiste sobre Carrero Blanco cuando ETA estaba activa y, ni mucho menos a una víctima del terrorismo.

“Solo hace gracia lo que no te afecta”

No se trata de eso. El emisor del chiste es quién gran parte de las ocasiones determina si hay una máscara detrás del chiste o no.  Si una víctima del holocausto hace un chiste sobre dicho genocidio, se trataría de una autodefensa. Y seríamos injustos si señalásemos con el dedo a esa persona, puesto que es una manera de descargar el drama que sufrió. Es lo que se echa de menos, que se entienda el humor como autodefensa desde la ironía, la sátira o la parodia siempre y cuando el que narra el chiste no sea sospechoso de ser un maltratador, ni racista, ni fascista, etc.

Ahora bien, si ese mismo chiste lo dice un nazi, deja de ser un chiste porque la ficción, que es lo mínimo que se le exige al humor, se rompe. Su odio es real. Su deseo de maltratar y exterminar a razas y etnias es real. No es humor, es una burla. Este tema a la gente joven no le afecta directamente, pero entiende la dinámica del poder en el humor cuando se utiliza este ejemplo.

Hemos visto a artistas y humoristas tragarse sapos que no tenían que tragar y pisando cárceles por hacer parodias; y eso, es una aberración irrefutable. También es la consecuencia de que el humor, cada vez más, está abandonando los chistes rancios sobre colectivos oprimidos y toma un humor mucho más enfrentado al poder. Y es el poder, en verdad, el que tiene las herramientas para censurar. Por eso apuesto por educar a la gente y darle su toque de atención. A mí no me verás pidiéndote cárcel por tu ranciedad, pero si te voy a pedir que, si tus gracias las puedo encontrar fácilmente en monólogos de hace 40 años y no desafían lo hegemónico, no lo vendas de irreverente y transgresor.

Toda burla hacia las mujeres tiene sus consecuencias y hay que hacerle ver a la sociedad que no producen risa por el temor de que eso que ha dicho esconda una oscura intención detrás. Y si creéis que exagero, recordad el caso de la manada cuando esos chavales se escribieron por what´s app hablando de reinoles y burundanga.

Creo que no hace falta decir nada más.

Por Estíbaliz @DamadelaLocura

 

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