Si hay algo que vaya ligado a ser un machista es ser un hipócrita. Por eso este artículo va dedicado a todos ellos.
A los que dicen que están a tope con la igualdad pero en el momento en que les cuestionas algo saltan llamándote feminazi. A los que dicen “es que os ofendéis por todo” cuando ellos ponen el grito en el cielo con cualquier reivindicación feminista, o con cualquier chiste que da la vuelta a la tortilla.
A los que se les llena la boca hablando de las pésimas condiciones de los hombres de clase obrera sólo cuando pueden desprestigiar la lucha de las mujeres. Lo vimos conforme se acercaba el día 8 de marzo. Sacaban datos relacionados con los accidentes laborales, muchas de esas víctimas eran hombres. Ninguna feminista, y mucho menos las feministas cercanas al marxismo, han negado esta realidad. Aquí hay que hablar de que nos enfrentamos no a un problema de género sino un problema puramente de clase y que los sectores más liberales y/o conservadores cogen con un descaro oportunismo.
¿Dónde estaban todos ellos antes de esa fecha señalada? Ah, sí, ya me acuerdo: estaban llamando privilegiados a los estibadores y demonizando a los pensionistas.
A los que se les llena la boca de decir que nos vamos a ahogar de tanta corrección política, cuando son ellos los que han dicho y escrito los discursos más adaptados al sistema. A los que hablan de presunción de inocencia siempre en el mismo contexto: cuando se trata de agresión sexual o violencia machista, pero siempre que pueden no dudan en acusar a la víctima de mentirosa y hablar de denuncias falsas.
A los que te dicen que “te respetes” cuando subes una foto de tu cuerpo, los mismos que tienen varias fotos con el torso desnudo. A los que, sin que tú hayas pedido su opinión, te dicen “depílate guarra, un poco de higiene” pero ellos tienen una zarigüeya en cada sobaco (¿debo pensar que ellos no se duchan, según su razonamiento?).
A los que no paran de tacharnos a las feministas de “odiar a los hombres” y de “juzgar al hombre por ser hombre” pero luego son los primeros en llamar «maricón» de forma despectiva a aquellos hombres que lloran o van al psicólogo. A los que se cabrean cuando hablamos de que son potencialmente violadores, pero entre risitas dicen “la emborracho y luego me la follo” sin un atisbo de vergüenza.
A los que viven en un mundo paralelo al nuestro y hablan de “lo violentas” que somos las feministas, cuando cada semana tenemos que escuchar en las noticias el asesinato de una mujer, la violación (grupal o no) de una joven o un comentario asqueroso de un político o empresario. Nunca dejará de sorprenderme de la enorme estrechez de miras que tienen.
A todos ellos, les tenemos calados. Por desgracia abundan, se creen sus propias mentiras y difunden un mensaje de odio que nosotras no hemos enviado, pero nuestro mensaje se distorsiona y se descontextualiza a su antojo para argumentar que existe un mundo hembrista ficticia (¡valga la redundancia!) en vez de pensar que viven en un mundo machista.
No nos vamos a callar. No nos vais a callar.
Por Estíbaliz @DamadelaLocura
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Fuente: https://www.20minutos.es/noticia/2061542/0/maltrato-nino/violencia-genero/zaragoza-aragon/