Empezamos el año 2018 con la noticia de que Islandia ha declarado ilegal la brecha salarial entre hombres y mujeres. El fenómeno de brecha salarial por género se da cuando hay una desigualdad retributiva entre hombres y mujeres, donde las mujeres pueden a llegar a cobrar hasta un 28% menos por el mismo trabajo. Mi primera reacción fue preguntarme: ¿En que cabeza cabe que ante una misma posición, un hombre gane más dinero que una mujer haciendo el mismo trabajo? Pero una vez más seguimos viendo que nacer hombre otorga todo tipo de privilegios y que la desigualdad normativa y sistemática se reproduce en cualquier contexto social, en este caso, también en el mundo laboral y más concretamente en lo económico.
Según la noticia publicada por el diario digital Público, la ley aprobada por Islandia determina que las empresas que tengan más de 25 trabajadores/as deben disponer de un certificado que acredite que realizan políticas de igualdad salarial. En el caso de que no lo cumplan serán sancionados con una multa. Cierto es que se debería profundizar en qué tipo de sanción se dictaminará, más que nada por aquello de que a muchas empresas multinacionales les puede salir más rentable pagar una multa que no cumplir con la ley, como hemos visto en diversas ocasiones.
Retomando el titular: ‘Islandia declara ilegal la diferencia salarial entre hombres y mujeres‘ en un primer momento nos puede parecer muy evidente que se declare ilegal una desigualdad tan explícita; pero teniendo en cuenta que es el primer país a nivel mundial en hacerlo (de 194 países en el mundo), nos muestra las pocas garantías que tenemos las mujeres en términos de igualdad salarial en el mundo laboral. Islandia ha empezado a construir un país con menor discriminación hacia la mujer, podríamos considerar una pequeña victoria y nos puede despertar un sentimiento de esperanza para otras mujeres de otros países; pero esta realidad nos permite ver todo lo que nos queda por hacer en términos de igualdad de género, más si cabe si nos centramos en la realidad española.
España se sitúa en el vigésimo cuarto puesto en desigualdad salarial, es decir, es uno de los países que tienen una brecha salarial entre hombres y mujeres más elevada. Esto nos muestra que la discriminación salarial se mantiene en los países considerados desarrollados. Por lo tanto, es hora de dejar de lado los tópicos de que esta desigualdad solo sucede en países poco desarrollados y ponernos las pilas en esta materia. Los datos del paro ya nos dejan claro en que lugar estamos las mujeres en el entorno laboral español, ya que nos muestran que el 57,22% de lxs empleadxs en paro son mujeres y el 42,8% son hombres. Según los datos provisionales de 2015 de Eurostat, el salario por hora de las mujeres es un 14,9% menor que el de los hombres. Basándose en este dato, se calcula que las mujeres trabajan “gratuitamente” 54 días al año, es decir, desde el 8 de noviembre hasta el 31 de diciembre. La UGT anuncia que la brecha salarial a nivel nacional roza el 15%, siendo en algunas comunidades más elevada (Cantabria la más elevada con un 28,92%) y siendo el sector de servicios donde se da mayor desigualdad con un 22,20%.
En España y durante la crisis (que por mucha recuperación que nos vendan, nunca salimos de ella), la precarización laboral ha ido en aumento y afecta de manera más directa a las mujeres; siendo los sectores más feminizados aquellos que sufren más precariedad. Da que pensar que seamos más mujeres en las universidades (53%) y que sin embargo, los sectores menor pagados sean los más feminizados, siguiendo la lógica que nos han inculcado siempre de cuando más formación, mayor es el salario (dejando a parte el mundo futbolístico y mediático). ¿Acaso las mujeres elegimos formarnos en disciplinas que nos conducen a trabajos poco remunerados? ¿Podría ser que se escojan estudios por los estereotipos de género que de manera repetitiva nos llegan a lo largo de nuestra vida por distintos medios? O ¿No será que los sectores feminizados son peor remunerados por que la mayoría de la plantilla está compuesta por mujeres? ¿No podría ser también, que las mujeres tengamos menores oportunidades a ocupar posiciones más directivas por el techo de cristal?
El mundo laboral es un contexto social en el que la desigualdad entre hombres y mujeres se da de manera clara y evidente. Con noticias como la de Islandia nos damos cuenta de lo lejos que estamos en España de alcanzar la igualdad: las mujeres tienen mayor dificultad en encontrar empleo, hay sectores en los que no estamos suficientemente representadas, ocupamos raramente cargos de dirección, y los trabajos peor remunerados son para nosotras. Seguimos viviendo el sinsentido que tiene el sistema patriarcal, que nos relega a un segundo plano y nos priva de derechos que son nuestros, simplemente por ser mujeres. ¡Políticos y políticas de España, céntrense de una vez en poner fin a la desigualdad entre hombres y mujeres, es necesario que se legisle sobre algo que debería ser de sentido común!
Chicas, mujeres, aliados, debemos plantar cara a este sistema que nos menosprecia y nos quiere ver sumisas e impasibles ante las desigualdades. El sistema capitalista, el gran aliado del patriarcado, permite que las desigualdades se materialicen de una manera más evidente, como dice Juana Cobo en su libro ‘La lucha por la emancipación de la mujer trabajadora’ nos siguen utilizando a las mujeres como obra de mano barata.
Sigamos luchando, denunciando actitudes machistas, despertando conciencias, enfadándonos, proponiendo soluciones, en definitiva, quejándonos… reclamemos lo que es nuestro y sobretodo: ¡DIGAMOS BASTA!
Por @endeconstruccio
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