A vosotras, compañeras de lucha, hermanas. Esto no es un artículo, ni una reflexión. Es una declaración de intenciones.
Mi camino, al igual que el de muchas de vosotras, ha sido lento. Han sido años desde que me consideré a mí misma feminista, hasta que puede decirlo en voz alta, porque el patriarcado ha hecho que parezca una palabra sucia, como todo lo que sale de nuestros cuerpos y que no puede ser sexualizado: sangre, pelo, grasa.
Pero todo lo que ha hecho falta es conocer a personas que han hecho de nuestra lucha, su lucha. Que han despertado en mí y, sí estáis aquí, en vosotras, el fuego de una hoguera que nunca estuvo extinguida. Personas anónimas y no tan anónimas, que dedican su vida a luchar por todas nosotras, personas que merece la pena leer y conocer.
Hay una frase que, en mi opinión, define lo que ha sido y es la lucha feminista. «Porque fueron somos, porque somos, serán». Y es que le debemos tanto a mujeres como Pankhurst, Campoamor o de Gouges, como las futuras generaciones espero que nos deban a nosotras. Porque no estamos en esta lucha por individualidades. La lucha por los derechos de la mujer es posiblemente una de las luchas más altruistas que puedo imaginar. También es una de las más largas. Creo que somos lo suficientemente realistas como para saber que estamos en una lucha milenaria, que somos las recipientes de las armas de nuestras antepasadas, y que esperamos dejarles mejores armas a nuestras hijas.
Pero no dejéis que los problemas y las adversidades quemen nuestros sueños.
Porque una vez que hemos encontrado nuestra voz, nadie nos va a poder callar. Porque estamos aquí para denunciar todas las atrocidades y atropellos de los que somos objeto solo por el hecho de ser mujeres. Desde aquí, decimos no a que el patriarcado decida sobre nuestros derechos reproductivos, sobre nuestro cuerpo o sobre como disfrutamos de él. Decimos no a utilizar nuestro útero como medio de producción, no a considerar nuestros coños como objetos que se pueda alquilar al mejor postor.
Queremos una sociedad que garantice nuestra seguridad y nuestros derechos como pertenecientes a la raza humana. Nos solidarizamos con todas nuestras hermanas que además de tener que sufrir por ser mujeres, lo hacen por su color de piel, por su religión, por su sexualidad, por su sexo o por su lugar de nacimiento.
El mundo nos mira. Nos atacarán, nos llamarán feminazis. Nos llamarán putas. Nos amenazarán. Seremos víctimas de violencia sexual en alguna de sus formas. Para muchos de ellos y alguna de ellas, seremos exageradas. Pero no nos van a romper. Porque tenemos algo que ellos no tienen y que nos hace mucho más fuertes.
Tenemos razón.
Por: @MarisaDotCom
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