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¿Quién se acuerda de las sinsombrero?

Cuando hablamos de la Generación del 27, inevitablemente pensamos en poetas y escritores. En Federico García Lorca, en Manuel Altolaguirre, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Luis Cernuda…y así hasta completar el grupo de aquellos hombres que tanto bueno le legaron a la cultura de nuestro país y que ayudaron a transformar el pensamiento de muchos congéneres de su época.

Grandes hombres. Pero ¿solamente había hombres intelectuales en esa época? ¿Y las mujeres? Nuevamente nos topamos con el ninguneo del talento y el intelecto de las mujeres que se ha producido a lo largo de toda la historia de la humanidad. Pero aquí es donde nos encontramos con “Las Sinsombrero”.
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¿Quiénes fueron esas mujeres? Fueron las escritoras, pintoras, poetisas, escultoras, ilustradoras y artistas gráficas que coincidieron en tiempo y espacios los integrantes de la Generación del 27.

Maruja Mallo, pintora, colaboró repetidas veces con Rafael Alberti ilustrando varias de sus obras entre 1929 y 1931. Marga Gil Roësett, escultora, ilustradora y poetisa, considerada una artista superdotada desde muy temprana edad. María Zambrano, filósofa y ensayista, su extensa obra no fue reconocida en España hasta el último cuarto del siglo XX. María Teresa León Goyri, escritora, muy avanzada para los gustos y costumbres de la época que le tocó vivir y, desgraciadamente, más recordada por ser la compañera de Rafael Alberti que por su propia trayectoria artística. Josefina de la Torre, poetisa, novelista, cantante lírica y actriz, comenzó-o a publicar a los 13 años en revistas. Rosa Chacel, escritora, autora de la obra “Sinrazón”. Ernestina de Champourcin, poetisa, feminista, según los preceptos de la época. Concha Méndez, escritora, fundadora junto a su marido, Manuel Altolaguirre, de la imprenta La Verónica. Margarita Manso, pintora, alumna de Julio Romero de Torres. Ángeles Santos, pintora y artista gráfica, pintó a los 18 años “un Mundo”, óleo que se encuentra expuesto en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Hubo muchas más, pero desaparecieron en el anonimato, víctimas de la las presiones sociales o familiares que no permitían que las mujeres destacasen en un mundo creado por ellos y para ellos.

Os preguntareis por qué ese nombre de las Sinsombrero. Pues surgió precisamente por contravenir una de las normas sociales de los locos, pero a la vez estrictos años 20. Fue en la madrileña Puerta del Sol cuando durante un paseo se les ocurrió a Maruja Mallo, Margarita Manso, Federico García Lorca y Salvador Dalí (ya veis que coincidimos en el tiempo y espacio ¿verdad?) quitarse los sombreros y ¡oh, que osadía! Pasearse a cabeza descubierta. El escándalo fue mayúsculo, sobre todo por las mujeres. Esta actitud tan transgresora provocó incluso que fuesen apedreados e insultados. Para ellos fue un acto simbólico de liberar las ideas y las inquietudes. Pero este gesto les acarreo el sobrenombre de “Las Sinsombrero”.

Un gesto tan habitual hoy en día fue en aquella época todo un escándalo. Y es que hay que tener en cuenta el contexto histórico. Estamos hablando de la dictadura de Miguel Primo de Rivera y todo lo que eso significaba para la mujer. Tras la Primera Guerra Mundial, época en la que la mujer había adquirido una cierta autonomía al tener que hacerse cargo de muchos trabajos realizados por hombres y que quedaron sin mano de obra con la marcha de estos a los frentes de guerra, surge un nuevo modelo de mujer. Más independiente, menos conformista. Al patriarcado se le plantea un problema con el que antes no tuvieron que enfrentarse: el “problema femenino”.

Empiezan a aparecer en España los movimientos feministas. Conscientes de su capacidad intelectual no están dispuestas a seguir bajo el dominio del patriarcado. El acceso a la educación les abre las puertas de la intelectualidad. Se vuelven más independientes, más creativas, más decididas. Y así surgen estos grupos de mujeres que demuestran estar a la altura de lo que hasta el momento ha sido de domino masculino. Avanzan tanto en formación cultural como en conciencia política. Se atreven a expresar sus opiniones y exigen ser escuchada. En conclusión, se niegan a seguir siendo sumisas y exigen tomar parte en las decisiones que afectan a sus vidas.
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Los principios son muy difíciles y más de una dio con sus huesos en la cárcel, pero con la proclamación de la II República, se consolida la participación de la mujer tanto en la vida social como cultural y política. Y aquí las Sinsombrero, rindiendo honores a sus antecesoras de la Generación del 14, entre las que encontramos a Carmen de Burgos, Clara Campoamor o Victoria Kent, dan un paso al frente y abiertamente ante la sociedad desarrollan sus dotes artísticas e intelectuales a la par que sus compañeros masculinos. Son las mujeres olvidadas de la Generación del 27. Porque mientras que la obra de sus compañeros, tras los años de dictadura, volvió, se reconoció e incluso fueron usadas como material didáctico en las escuelas, poca gente es capaz de nombrar obras escritas, pintadas o ilustradas por ellas. Es más, ni siquiera sus nombres resultaran conocidos. Los nombres de ellas siguen, 90 años después, excluidos de la historia cultural de este país.  Se borraron convenientemente. Y es que pocos años fueron los que pudieron desarrollar libremente sus pensamientos y obras. El estallido de la Guerra Civil tras el golpe de estado de los militares fascistas truncó el trabajo realizado y un brutal retroceso golpeo nuevamente a las mujeres, intelectuales o no. Les esperaba el exilio, en el mejor de los casos, o la represión, si decidían quedarse en esa España obtusa y dominada por el facherío y el nacional catolicismo. Muchas de ellas fueron silenciadas con la muerte.

A penas son recordadas, ni siquiera por sus compañeros de generación. Solamente porque se atrevieron a irrumpir en un mundo masculinizado, porque se negaron a aceptar el rol impuesto de hijas, esposas y madres. Por tratarles de tú a tú.

Como siempre ha ocurrido y sigue ocurriendo, a la mujer no se le llega a reconocer su trabajo igual que a los hombres, aunque lo supere. Siempre será mirada con condescendencia, con desprecio y como si nos estuviesen haciendo un favor. Somos las débiles, las no-inteligentes, las ilógicas….y para colmo, con el Sambenito de al nombrarnos ser siempre la “mujer de…”

«¿Por qué no podremos ser nosotras sencillamente sin más, no tener nombre, ni tierra, no ser de nadie ni nada, ser nuestras, como son blancos los poemas y azules los lirios?” (Palabras de Ernestina de Champourcín a Carmen Conde el verano de 1928.)
Las Sinsombrero. Las mujeres olvidadas de la Generación del 27. “¡Son todas las que están pero no están todas las que son!”
Enlace para ver el documental “Imprescindible – Las Sinsombrero”
http://www.rtve.es/alacarta/videos/imprescindibles/imprescindibles-sin-sombrero/3318136/
Autora: Ani García Pérez

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1 Comentario
  • 22 octubre, 2017 en 12:10

    Gracias Ani García Pérez por tu fabuloso artículo.
    Hagamos por visibilizarlas y cambiar el mundo machista y misógino.
    Me ha encantado el blog.
    Ojalá hubiera muchosmucmás más como este.
    R8?✊?