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Violencia machista: Verónica fue asesinada

¿QUÉ HAY REALMENTE DETRÁS DEL CASO DE IVECO?

Verónica ha sido asesinada. Asesinada por su empresa, asesinada por sus compañeros de trabajo, asesinada por su expareja que difundió el vídeo, asesinada por toda la gente que lo pasó, asesinada por quienes lo sabían y no hicieron nada, asesinada por quienes iban a su puesto de trabajo para ver en persona a la mujer del vídeo, asesinada por quienes se reían de ella y le gastaban bromas y asesinada por su marido, que tanto miedo le inspiraba que le llegase el vídeo como para vivir una agonía.
¿Pero exactamente qué hay detrás? Hay muchos temas que atraviesan este hecho, y todos confluyen en el mismo punto.

Para empezar, ¿por qué no hay leyes para penalizar las amenazas y la difusión de vídeos de carácter sexual? ¿Tiene que ver con que los agresores son hombres y las víctimas mujeres?
Además, deberíamos examinar por qué las relaciones sexuales se consideran algo con lo que chantajear a las mujeres. ¿Qué concepción tenemos de la sexualidad? ¿Es que las relaciones sexuales son algo de lo que avergonzarse si eres mujer?

¿Por qué incluso después de muerta se la sigue juzgando? No han faltado tweets de hombres injuriando cómo podía ser tan mala madre para suicidarse teniendo hijos. Es relevante señalar la ausencia de esos tweets en los casos en los que se suicidan padres.

Pero ¿qué ocurre con los dos hombres protagonistas de esta historia? La expareja entiende que es normal o legítimo difundir un vídeo sexual de Verónica, grabado 5 años antes. Eso lo sabemos porque ya intentó difundirlo antes y que llegase al marido de Verónica. Pero ella consiguió frenarlo.

Cinco años de tortura, amenazada y amedrentada con ver su pasado resurgir para destruir su presente. Y ¿de dónde sacó esta idea la expareja? Sabemos que no es un caso aislado, por lo que deberíamos plantearnos como sociedad, qué mensajes lanzamos en la educación de los hombres para que normalicen el chantaje y las amenazas a las mujeres.

Y ¿el marido de Verónica cómo debe ser? Ella aguantó durante más de un mes las risas, burlas y acoso de sus compañeros de trabajo, siempre suplicando que no le llegase el vídeo a su marido. ¿Por qué? No estaba casada con él cuando se grabó ese vídeo. El motivo de esa angustia que la recorría no era que se descubriese una infidelidad. Entonces, ¿por qué tenía tanto miedo? ¿Puede un hombre ser tan celoso y posesivo como para despertar terror porque viese una relación sexual previa de la vida de su mujer?

Quizá estamos normalizando los celos hasta el punto de que una mujer se pueda sentir culpable por haber tenido una relación previa a su matrimonio, en pleno siglo XXI.

El vídeo se viralizó entre sus compañeros de trabajo. Cuando fue a pedir ayuda a los Recursos Humanos de IVECO, la empresa en la que trabajaba, le dijeron que eso eran temas personales y no laborales. ¿Cómo puede ser que se haya normalizado tanto el acoso a una mujer por su vida sexual como para que se asuma que no hay que tomar cartas en el asunto?

Y ¿cuál es la excusa de todos los trabajadores de IVECO? Cuando les llegaba el vídeo y lo difundían, ¿entendían el daño que le estaban haciendo? Si lo entendían, ¿cómo hemos llegado a este sadismo? Y si no lo entendían, ¿cómo hemos llegado a esa ignorancia y falta de empatía? En ambos casos, la respuesta es la misma.

La edad de media de inicio en la visualización de pornografía es de 11 años en España. Los vídeos más buscados son los de violaciones.

La pornografía que tanto se consume implica todo tipo de vejaciones hacia las mujeres. ¿Creíamos que eso no iba a hacer mella en el imaginario público? ¿Creíamos que erotizar la misoginia no iba a tener consecuencias? La pornografía normaliza las vejaciones y el sufrimiento de las mujeres, llegando a unos niveles tales de ausencia de empatía, que tantísimas personas pueden difundir un vídeo apreciando en directo el sufrimiento de la persona que sale en él y no por ello sentir culpabilidad ni si quiera intentar parar este acoso tan brutal.
Y como, por desgracia, se veía venir en este maremágnum de odio (estos comportamientos denotan claramente odio), el vídeo que llevó a Verónica a suicidarse se ha convertido en el vídeo más visualizado en las páginas porno en España. Hay miles de hombres excitándose con el dolor y la muerte de esta mujer. Y debemos recordad que esos hombres son nuestros maridos, hijos, sobrinos, alumnos, compañeros de trabajo, padres…

Estos hechos no habrían sido diferentes de darse en otra empresa, ni en otra ciudad. Quizá algún detalle habría variado, pero la dinámica general sabemos que habría sido similar.
Por tanto, esto nos hace concluir que hay un patrón muy arraigado, sistémico y sistemático, que transciende a todas las personas y sus circunstancias, que se ensaña con la víctima de amenazas y chantaje por una expareja, la víctima de difusión de material íntimo, la víctima de acoso laboral, víctima de la ley, víctima del sadismo sexual y finalmente la víctima de un suicidio. El nombre que otras mujeres antes que nosotras le han dado a esto es patriarcado.

Así que, no es un asesinato cualquiera. Verónica ha sido asesinada por violencia machista. La violencia machista de su expareja, de su marido, de sus compañeros, de su empresa, de quienes hacen las leyes, de quienes visualizan pornografía y de toda la sociedad.

 

Por Irene de @SuperVioletas

 

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