A los once años estaba frente a la puerta de la escuela esperando que vinieran a buscarme para ir a casa, no recuerdo por qué estaba sola, pero sí recuerdo claramente al tipo que desde un coche sacó medio cuerpo por la ventanilla del copiloto para gritarme un montón de obscenidades y hacer un gesto explícito con la lengua. No, mi madre no me había dejado sola, tampoco las profesoras me habían dejado olvidada, y tampoco estaba perdida en algún lugar desconocido, estaba frente a la puerta de la escuela y eso pasó a vista y paciencia de todos los que estaban cerca.
Según el actor estadounidense, Matt Damon, pues yo debería estar agradecida porque ese señor que me dijo que quería romperme el uniforme del colegio y chuparme toda mientras sacaba la lengua y hacía gestos grotescos no bajó del coche a mostrarme el pene o a tocarme, debería estar agradecida porque sólo me gritó un montón de barbaridades, debería estar agradecida porque el señor ese no me violó, debería estar agradecida porque no se puso de acuerdo con el conductor para raptarme y violarme entre los dos por días y días hasta matarme. ¡Gracias señor desconocido misógino y violento que me atacó verbalmente cuando yo tenía once años! Pues no Matt, no.
Hace unos meses veíamos al actor explicar en una entrevista para ABC que hay un «espectro de mala conducta» entre los hombres, según este padre de cuatro niñas, no podemos comparar a alguien dando una palmada en el trasero de otra persona con alguien que viola o molesta menores de edad. Matt no sabe nada de perspectiva de género, no sabe nada de feminismo, tiene cero empatía, únicamente defiende el patriarcado. Yo puedo hablar desde mi experiencia y lo que sentí aquella vez, puedo enumerar muchísimas otras situaciones similares o peores que viví, y estoy segura que muchas de quienes me leen ahora podrán buscar en su memoria algún hecho parecido, a la edad que sea, en el país que sea, siempre nuestra postura será personal, y como feministas será también una postura política frente al patriarcado porque el feminismo lo que hace desde su mirada crítica es analizar el comportamiento del opresor, de los hombres que nos violentan y de la tendencia social a normalizar esos comportamientos individuales. Desde nuestra experiencia personal y política debemos analizar lo que dice Matt con un visión feminista de la realidad: yo no sé si ese señor andaba por la vida dando palmadas a los traseros de las mujeres que se le cruzaba por el camino, yo no sé si ese señor intercambiaba con el copiloto información sexual, tipo revistas, fotos, paginas web etc, yo no sé si aquel señor del coche no fue luego a violar a alguna niña que haya encontrado por el camino luego de haberme dicho lo que me dijo. Lo que yo sé es que el comportamiento de ese señor es una manifestación de la naturalización de la cultura de violación, su comportamiento encaja perfectamente en la idea misógina de que los hombres deben hacer lo que se les antoje de acuerdo a sus deseos sexuales irrefrenables, y para ello las mujeres (incluso las niñas) debemos estar a disposición ya sea para escuchar sus bestialidades, para recibir sus manotazos, para ser tocadas sin permiso o para ser violadas cuando a ellos se les antoje.
El espectro de mala conducta a la que se refiere Matt es el patriarcado, en otras declaraciones ha dicho que la mayoría de hombres que él conoce no son malos, o no son machistas, que el caso Weinstein practicamente es un caso aislado porque «no todos los hombres» son así ¿os suena ese argumento? pues sí, Matt pide que reconozcamos y celebremos a los hombres que no violan, que no matan, que no pegan a las mujeres, que centremos nuestra atención en esos hombres buenísimos que se portan correctamente, como si hacer las cosas bien fuera motivo de celebración o mérito. Pues no Matt, no.
Porque si seguimos ese orden de ideas tendremos que celebrar el hecho de que no crucemos el semáforo en luz roja, tendremos que celebrar que existen conductores que no atropellan a los transeúntes, tendremos que celebrar cuando un político no roba, cuando alguien no mata a otra personas y así… porque resulta que es algo extraordinario ser buena persona, y ser un hombre que no sea un feminicida ya es mucho pedir, y según Matt hay que agradecerlo y celebrarlo.
No hay que dejarnos confundir con este tipo de discursos, que no hacen más que defender el patriarcado y la posición masculina de ciertos poderosos que en lugar de darle voz a las mujeres se apoderan de los micrófonos para seguir repitiendo el discurso misógino de toda la vida para seguir normalizando la idea de que los hombres son buenos y las exageradas somos nosotras.
Por Lara Salvatierra @larasalvatierra
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