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Jason Momoa y la cultura de la violación

En la Comic Con de San Diego de 2011, el actor Jason Momoa, que interpretaba al dothraki Khal Drogo en la serie Juego de Tronos, hizo una declaración muy machista en una rueda de prensa. Desconocemos el impacto que sus palabras tuvieron en esos momentos, pero ahora que esas imágenes han sido recuperadas, se ha creado un enorme revuelo en las redes sociales. Momoa, que en aquel momento todavía participaba en la serie, afirmaba entre risas que le encantaba trabajar en Juego de Tronos porque eso le permitía “violar a mujeres guapas”.

Ante la reacción de rechazo que han generado sus declaraciones, se ha abierto un incomprensible debate que pone en duda la gravedad de sus palabras bajo la premisa de que el actor estaba “simplemente bromeando”. Es realmente preocupante el hecho de que una significativa parte de la sociedad no alcance a comprender el peligro de un comentario como ese, que es más dañino, si cabe, al ser pronunciado en tono jocoso.

El humor es un recurso maravilloso, un elemento narrativo fantástico que muchas veces puede servir incluso como herramienta reivindicativa o educativa. Ante el “chiste” de Momoa, fueron muchas personas las que se lanzaron a defender al actor en nombre del humor, atacando la coacción de la corrección política. Es cierto, la corrección política nos idiotiza. Dinamitarla nos hace más libres. Pero no todo el mundo comprende cómo funciona este recurso o sabe emplearlo. Porque aquellos que dominan el uso de la incorrección política saben que su mayor valor reside en dejar un poso de autocrítica, en hablar de verdades incómodas, en denunciarlas y aliviar el desasosiego que nos producen. Jason Momoa, diciendo que su personaje le permite “violar a mujeres jóvenes”, no está haciendo humor políticamente incorrecto sino que está revistiendo de normalidad, a través de un tono “chistoso”, las agresiones contra las mujeres. Está perpetuando la cultura de la violación, esa que excusa y normaliza la violencia sexual contra las mujeres “porque los hombres tienen deseos sexuales irreprimibles y en consecuencia tienen derecho al acceso al cuerpo de las mujeres”; esa que nos convierte a nosotras en objetos y que hace que nos autoimpongamos límites en nuestra vida cotidiana por miedo a convertirnos en víctimas de una agresión sexual.

No, Jason Momoa, como varón y, por tanto, como miembro del grupo de privilegiados del heteropatriarcado, no puede hacer esas bromas. Quizás una mujer sí podría. Porque su posición de partida sería muy diferente y sus intenciones también. El humor no tiene más restricciones que las que la propia persona se aplique a sí misma. Y ahí es donde entra el sentido común. Eso es todo lo que pedimos.
Matilda Florrick @MatildaFlorrick
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