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Los pelos también son nuestros

Creo que a estas alturas de la vida ya podemos decir más o menos detalladamente cuáles son las características que el imaginario machuno le ha otorgado a la mujer como objeto de satisfacción sexual: la mujer debe ser bella, delgada, con un rostro de porcelana, rasgos finos, cabello fino también, bien proporcionada, pero delicada ¡eh! ¡Nada de salirse de los parámetros que eso no vale!

En resumen la mujer en el mundo patriarcal debe ser lo más parecido a una muñeca: hermosa, etérea y por siempre joven, con una sonrisa preciosa de dientes blanquísimos siempre en el rostro.

Muchas de nosotras no llegamos a cumplir esos requisitos, o nos faltan centímetros para llegar a la altura, o nos sobran centímetros para calzar el pantalón talla minúscula que se requiere para entrar al molde, nuestro cabello nunca es lo suficientemente fino, nuestra piel nunca es lo suficientemente suave, las dietas son insufribles, nuestros pies no son exactamente pequeños y no importa todo lo que hagamos siempre, pero siempre, nos va a aparecer un grano en la nariz en el peor momento, o se nos va a encarnar un pelo en la barbilla sin esperanza de que salga para atacarlo con la pinza.

La cosa aquí no es criticar el tiempo que cada quien pase frente al espejo, lo importante es darnos cuenta que ese patrón de belleza existe, y que nos hace perder tiempo en cosas que no necesariamente nos vuelven mejor persona, porque, seamos sinceras, ¿cómo mejora mi desempeño como buena ciudadana si tengo o no un grano en la nariz? El grano no hace la diferencia en sentido moral, pero en este mundo patriarcal, donde las mujeres somos un objeto decorativo para fines recreativos o sexuales, mientras menos granos tengamos y más cerca de encajar en el molde estemos, el sistema nos hará gozar de ciertas comodidades que él mismo ha inventado para que todo sea más fácil.
Teniendo todo eso en cuenta, aparece para ejemplificar esta reflexión, la modelo sueca Arvida Byström quien desde hace tiempo en su instagram se muestra al natural, sin maquillaje, sin depilar, en algunas imágenes en la que la luz no la favorece, y hasta mostrando celulitis. Es evidente lo guapa que es,  y a todos sus seguidores no les importa que se muestre al natural, o mejor dicho, se ganó a sus seguidores justamente porque ella decidió mostrar su belleza natural.

Hace poco fue elegida para la campaña de una marca deportiva, en la que ella aparece usando falda y zapatillas. Al lanzarse la campaña, inmediatamente aparecieron comentarios agresivos hacia su apariencia, tildándola de sucia, de fea, descuidada y en el colmo de la violencia recibió amenazas de violación, todo esto únicamente por haber aparecido en las fotos sin depilarse las piernas,  y sin ningún tipo de edición de por medio. Lo irónico del asunto es que la campaña intenta poner en evidencia un nuevo estándar de belleza. El tema de las súper marcas de ropa tratando de reivindicar la naturalidad de la belleza es asunto a parte, el problema aquí es que así como salieron muchos machunos violentos a atacar a Arvida, también aparecieron quienes la cuestionaron a ella, diciendo que hace lo que hace porque es europea, blanca y modelo y claro, porque puede hacerlo. Arvida tuvo que hacer un descargo al respecto usando sus redes sociales, o sea, tuvo que justificar algo que todas las personas tenemos: ¡pelos! Ella que encaja en el molde, fue violentada por sus pelos.


Pero es que los pelos femeninos, no son sólo pelos en este mundo machuno. Recibir amenazas de violación solo por no haberse depilado las piernas suena desmedido, pero en esta sociedad patriarcal, aunque espeluznante, tiene mucho sentido. Toda mujer que se rebele a encajar en los moldes que el sistema ha impuesto, debe ser castigada porque siguiendo esa lógica absurda,  está yendo en contra del orden establecido, está yendo en contra de lo natural, de-lo-que-a-sí-de-be-ser.
Cualquier mujer que no ponga todos sus esfuerzos por encajar en los moldes de belleza y satisfacer las necesidades machunas de esta sociedad patriarcal, será señalada, insultada, agredida, violentada y hasta amenazada. Es por eso que la necesidad de evidenciar estos casos es cada vez mayor, porque debemos permanecer como una unidad frente a esta clase deplorable de comportamientos machistas.

Y sobre todo no debemos bajar la guardia. Los machunos se sienten cada vez más intimidados al ver mujeres libres que ejerzan su voluntad en la misma medida en la que los hombres lo hacen, y en sus pequeñas cabecitas piensan que haremos con ellos lo que históricamente han venido haciendo con nosotras. Pero calma, que solamente queremos igualdad y absolutamente nadie tendría que sentirse amenazado por esa idea, la igualdad es necesaria y ha quedado demostrado que es urgente, por eso estamos aquí, para luchar por conseguir una sociedad de iguales, y vamos a combatir con nuestras ideas, argumentos, y ¿por qué no? también con cada pelo de nuestro cuerpo.

Por Lara Salvatierra @larasalvatierra
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